Shadow and Bone es la nueva serie de fantasía de Netflix, basada en los libros del Grishaverse de Leigh Bardugo. Fuente. |
«True north is home. It is where you feel safe. And loved. You have always been my true north».
Decía George R. R. Martin que una de sus ilusiones era que la adaptación de Juego de tronos sirviese para producir el auge del género fantástico en la televisión; que al igual que vemos series de policías o médicos hasta la saciedad, tuviésemos la opción de ver series de temática fantástica.
No sabemos si se habrá cumplido su sueño, pero sí que hemos visto varias obras de esta índole en los últimos años, como The Witcher o La materia oscura, o las futuras versiones de La rueda del tiempo y El Señor de los Anillos. A esta lista se suma también Sombra y Hueso (Shadow and Bone), que, pese a enmascararse en el “young adult” y venir de esa máquina de cancelar que es Netflix, ha demostrado ser una obra de género bastante interesante y entretenida.
El poder de Alina será el punto de partida de la serie. Fuente. |
Creando el Grishaverse
Shadow and Bone adapta la primera trilogía del Grishaverse de la escritora Leigh Bardugo. En este universo compartido, también transcurre otra de sus novelas, como la bilogía inaugurada con Six of crows (Seis de cuervos).
La serie de Netflix adapta ambos libros, mezclando sus tramas, y, contra pronóstico, estamos ante una producción lo suficientemente atractiva como para querer acercarnos a los libros de Bardugo sin sentir la puñalada trapera que fueron terribles adaptaciones como La brújula dorada, Eragon, Los seis signos de la luz, Cazadores de sombras…, es decir, todas esas obras que intentaron ser sucesoras del efecto de la saga de cierto niño mago, pero se quedaron en terreno de nadie.
Desde su primer episodio, llegamos a Grisha, un mundo marcado por la existencia de una especie de hechiceros (los grisha) y una barrera, la Sombra, habitada por siniestros monstruos y que divide y marca los diferentes reinos: Ravka, Shu Han, Fjerda… La joven cartógrafa Alina se reúne con su amigo del orfanato, Mal, y se alista a su destacamento, el cual ha sido destinado a atravesar la Sombra mediante un esquife. Durante esa travesía, el navío será atacado por terribles criaturas aladas que habitan la Sombra y están a punto de matar a Mal… Pero, justo en ese instante, Alina descubrirá que es la elegida: la Invocadora del Sol de la profecía, capaz de destruir la Sombra. Esto hará que el soberano exija su presencia para fortalecer su ejército y será Kirigan, general y grisha capaz de controlar la oscuridad, quien la prepare para convertirla en su aprendiz.
¿Bien? Por este argumento cabría esperar la típica fantasía “young adult” que nos hace tener sudores fríos cuando pensamos en Crepúsculo y similares, pero, por suerte, Bardugo tomó los elementos clásicos de las novelas de fantasía para combinarlas con una serie de puntos de vista interesantes.
Por suerte, todo esto que veíamos en los libros también aparece en los guiones de la serie, supervisados por su creador y showrunner Eric Heisserer, quien ha contado con Bardugo como productora no solo para añadir su nombre y acallar las posibles quejas de los fans, sino también para contar, como debería ser, con su asesoramiento.
La adaptación de Netflix inserta en la trama otra de las novelas de Bardugo: Seis de cuervos, donde un grupo de delincuentes planea dar un golpe (en la serie será secuestrar a la invocadora). Estos delincuentes, a lo Ocean’s Eleven o a lo banda de Kelsier de Mistborn (Nacidos de la Bruma), están liderados por Kaz Brekker (el cerebro), Inej (el músculo) y Jesper (el pistolero). Esta mezcla surte efecto: aunque el primer capítulo resulta previsible en la trama de Alina, lo que en realidad la salva es que llama la atención del espectador con los delincuentes de Brekker y hace soportable el inicio de la serie hasta que logra engancharnos la adaptación, a nivel global, en los siguientes capítulos.
Kaz Brekker porta un bastón con un cuervo. La autora de los libros Leigh Bardugo sufre una enfermedad degenerativa que la obliga a llevar bastón en algunos momentos, fue una de las claves que inspiraron al personaje. Fuente. |
Dar vida a los grisha
Gran parte de la gracia de la serie radica en que los personajes poseen carisma, algo que no es tan sencillo en las adaptaciones actuales que, dadas a
sacrificar, sacrifican precisamente lo que hace que las historias funcionen con mayor fuerza: sus personajes. Desde la elegida Alina hasta el ambicioso Hereje Negro, pasando por el sagaz Brekker, la contradictoria Inej o el vanaglorioso Jesper, lo que engancha realmente es su mezcla de diferentes caracteres y cómo funcionan entre ellos. Sin buenos personajes, una serie puede contar lo que quiera, pero no atraerá al espectador.
La actriz Jassie Mei Li defiende bien su rol de protagonista como Alina, mientras que Archie Renaux logra que Malyen Oretsev no sea tan odioso como puede serlo en los libros. Calahan Skogman como el drüskelle cazador de brujas Matthias logra cierta empatía, aunque escena tras escena, sea la grisha Nina Zenik de Danielle Galligan la que lo gane. Como ya hemos indicado, es en el bando de los villanos o los antihéroes donde está el mayor atractivo de la serie: es un placer ver que Ben Barnes ha podido en los últimos años encarnar a villanos alejados de la visión del príncipe Caspian que teníamos de él en la época de Narnia y logra un Kirigan que, cada vez que aparece, levanta la serie; lo mismo sucede con Freddy Carter como Kaz, Amita Suman como Inej y Kit Young como Jesper, tres de los personajes principales de Seis de cuervos. Secundarios como Sujaya Dasgupta (Zoya), Simon Sears (Ivan), Julian Kostov (Fedyor), Howard Charles (Arken), Zoë Wanamaker (Baghra) y Daisy Head (Genya) consiguen crear papeles que, pese a sus escasos minutos, aportan al conjunto de la serie.
Los personajes de Seis de cuervos son uno de los principales atractivos. Fuente. |
La construcción de mundos
Se aprecia que, en cuanto a la dirección y la fotografía, se haya buscado darle cierta identidad a la obra, pese a la insistencia de la repetición del tema de darse la mano de Mal y Alina. Pese a ser una serie y contar con un presupuesto más reducido, la ambientación está conseguida y los efectos especiales son cumplidores, incluso cuando en algún capítulo se siente que el empaque no es tan grande como imaginábamos (véase el flashback con la historia del Hereje).
Por suerte, el guion mantiene lo suficientemente bien esos instantes gracias a algunas revelaciones que pueden pillarnos por sorpresa, sobre todo en un quinto capítulo que me parece el mejor de la serie: no dejan de suceder cosas y las cosas que suceden nos enganchan. Parece simple, pero muchas de las series se han olvidado de algo tan elemental.
En cuanto a este apartado, es muy destacable el trabajo de vestuario a la hora de crear las indumentarias de los diferentes personajes, desde el estilo más Charles Dickens de los personajes de Seis de Cuervos hasta los estamentos de colores en los que se dividen los grisha.
Mediante su variedad, conciben esa mezcla de lugares y mundos que también podíamos vislumbrar en la trama a la hora de tomar elementos de Rusia, el Londres de la Revolución Industrial, etc.
Sobre la música, el compositor Joseph Trapanese consigue algún momento inspirado. Es un autor que ha trabajado en series, videojuegos, telefilmes y películas, pero no ha conseguido un gran renombre dentro de su terreno. Al menos, en la serie da algunos momentos bastante dignos, aunque la falta de una intro clara (se prefiere variarla en cada episodio) tampoco le ha ayudado para crear un tema inconfundible.
El ciervo de Shadow and Bone se emparenta con los mitos y leyendas clásicas sobre el ciervo blanco y la búsqueda de este que emprende el héroe. Fuente. |
¿Cómo adaptar un libro de fantasía juvenil?
Donde muchas veces se la juega una adaptación de índole fantástica es en cómo se traslada su trasfondo a la pequeña o gran pantalla. Pese a contar con más minutos en el formato de serie, ¿cómo se puede trasladar la riqueza de un mundo ficticio sin caer en el infodumping o, en todo lo contrario, en un pobre worldbuilding?
Todos hemos caído en las exageradas explicaciones enciclopédicas de los animes o en las carencias de adaptaciones como Eragon (sí, sabemos que tampoco había mucho de lo que sacar), donde todas las ciudades parecían las mismas (escapadas del Todo a cien).
Por suerte, pese a que la información de Shadow and Bone puede resultar, hasta cierto punto, abrumadora en sus dos primeros episodios, luego se centra en sus personajes y se desarrolla de un modo mucho más orgánico, trasladando las influencias de las distintas mitologías y culturas que enriquecen la serie.
La mayoría de las adaptaciones televisivas de libros suelen fracasar en su primera temporada porque no ofrecen todo y, en el último capítulo, nos prometen que lo mejor está por llegar y, justamente entonces, esa promesa se rompe cuando no se renueva. Por suerte, Shadow and Bone da una trama entretenida y de calidad desde los primeros episodios… por desgracia, todo eso se estropea en la segunda temporada.
Segunda temporada
Todo lo positivo que se podía decir de la primera temporada se tercia en negativo en la segunda. El trasfondo, la historia, los personajes, la dirección… todo aquí es completamente anodino, un desbarajuste.
Algún día se tendrá que estudiar por qué Netflix estropea muchas de sus series que adaptan libros o cómics en la segunda temporada (véase el caso de The Witcher). Ahora Sombra y hueso no es ni siquiera una sombra (lamento el juego de palabras) de lo que fue.
Un montón de nada
Ya sea por las prisas o por cuestiones de no saber si tendrán tercera temporada, la segunda de Sombra y Hueso se convierte en un batiburrillo de los dos siguientes libros de la trilogía. Y el problema de este batiburrillo es que no dice absolutamente nada: solo parecen unos montón de puntos dispersos que se han juntado con líneas hechas completamente al azar.
Reseña de la segunda temporada de Sombra y hueso: una terrible decepción. Share on XEntre los efectos especiales de baratillo, un vestuario que ya no es el que era y unos personajes que pululan sin ton ni son con capítulos interminables, lo que queda es el tedio. Cuando se estropean las líneas argumentales de los libros, podría caber la posibilidad que, si bien no fuese una adaptación, sí ser una buena serie, pero no es nada, absolutamente nada de eso.
Ni con los personajes añadidos, completamente desdibujados, ni con los ya conocidos, a los que se aporta poco o nada, como es el caso de la banda de Seis de Cuervos (si se pensaba hacer un spin off, ya no resultan ni la mitad de interesantes que en la primera).
Una lástima que Netflix decida convertir todo en una telenovela y estropear aquello que toca, salvo contando algunas excepciones.
Conclusiones
Puede que no todo sea positivo: se pierde al incluir el lore de dos libros en los primeros capítulos y se siente que el papel de los personajes de Seis de cuervos no queda del todo justificado en el desenlace, pero, por fortuna, tampoco se dedica a sobrevivir en base a un fandom y vacuas promesas que se queden en nada. No es una adaptación solo para fans, sino que también es disfrutable para neófitos.
Ante el auge de nuevas plataformas como Disney+, Amazon Prime o HBO, no es de extrañar que Netflix esté en busca de lograr sus propias franquicias: si The Witcher ha dado para una serie, una precuela y una película de animación, cabe la posibilidad de que, frente a la reciente ola de cancelaciones, la renovación por una segunda temporada de Shadow and Bone suponga la llegada de más adaptaciones del Grishaverse. Si consiguen estar a la altura, será una buena noticia y una señal de que, como quiso Martin, el género fantástico se está reivindicando en la pequeña pantalla como si fuese la grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes comentar mediante nick, anónimamente o con tu cuenta de correo o similar. No almacenamos ninguna información.
¡Muchas gracias por tu comentario!