«—¿Qué sos? —preguntó Narval mientras las sombras de las hojas agitadas por el viento dibujaban con luces y oscuridades el cuerpo de Facundo.
—Lo que quieras —dijo él».
Bajar es lo peor es la primera novela de la escritora Mariana Enríquez y, como la mayoría de los debuts literarios, se nota, para bien y para mal, que lo es.
Este libro, que nació más como una pulsión que como una novela, recoge las experiencias de la autora con las drogas durante la adolescencia, pero también sus fantasías alrededor de películas como Mi idaho privado de Gus van Sant o la novela Entrevista con el vampiro de Anne Rice.
Bajar es lo peor es el canto de cisne de dos adictos a las drogas y amantes, el sombrío Narval y el hermoso Facundo. Aparte de prostituirse para costearse el siguiente chute, se convierten en dos seres dependientes el uno del otro, con pasados que los atormentan y los lleva a destruir todo lo que les rodea.
Bajar es lo peor
La historia tras la propia historia es interesante. Esta novela fue publicada debido a la búsqueda de nuevas voces en el panorama literario argentino. La hija de un editor sabía que su amiga, Mariana, había escrito una novela donde dejaba libres todas las voces de su cabeza. Como reconoce ahora la creadora, escribió Bajar es lo peor para poder encontrar el libro que deseaba leer y que quería que tratase sobre una temática que otros artistas rehuían.
La que a priori podría parecer una novela realista sobre la situación de las drogas en los ’80 en Argentina, ahora se lee como una historia con tono de fantasía oscura, como las novelas de vampiros de Rice o la oscuridad morbosa de algunos relatos de los Libros de Sangre de Clive Barker.
Esta dualidad se consigue debido a las alucinaciones que sufre el personaje de Narval y a la descripción episódica de los oscuros pasajes del libro. Cada vez que se chuta, Narval tiene visiones con Ellos, unas criaturas que habitan más allá de nuestra realidad, y que le torturan hasta convertirlo en una especie de macabro siervo. Y, pese al mal viaje, el personaje continúa regresando a ese infierno continuamente. ¿No es lo que hace cualquier drogadicto?
El comienzo de la caída
Puede que dados mis gustos literarios, la parte pesadillesca de Bajar es lo peor me parezca lo mejor de esta primera novela de Enríquez. Hay fuerza en esas páginas; una fuerza que fue matizada en Los peligros de fumar en la cama, pero, sobre todo, en mi obra favorita de la escritora: Las cosas que perdimos en el fuego. Puede que, al fin y al cabo, sean ensayos de la célebre Nuestra parte de noche.
La propia escritora reconoce en varias conferencias que no tocó ni una coma de la novela y que tampoco ha vuelto a leerla. Decía Clive Barker que cada vez que escribía un relato, una parte de sí mismo moría y releerse era como resucitar una parte de sí mismo. Enríquez ha querido dejar en paz sus muertos y ella misma se sorprende con lo que perduró en la versión final de la novela.
«Bajar es lo peor fue leída -en unas pocas reseñas- como realismo sucio. Con los años, algunos críticos […] escribieron que tenía elementos de terror moderno. Para mí siempre fue una novela fantástica con noche y drogas»- Mariana Enríquez.
Los problemas del debut
Si bien hay mucha energía en la primera parte de la novela, en la segunda, aunque el ritmo se acelera, da la sensación de repetir constantemente las mismas escenas disgregadas, sin un claro hilo conductor que, a la larga, convierten en el mayor defecto de la novela.
La sordidez que presenta el mundo de Narval y Facundo puede llegar a hastiar cuando se vuelve reiterativa. Bajar es lo peor es cínica, dura y sin tapujos, pero no logra alcanzar el grado de verdad de aquella odisea del mundo de los psicotrópicos y la decadencia del siglo XX que fue Trainspotting.
Poco importante parece la inclusión de otros personajes como Carolina, la Diabla, Esteban o Arméndariz. Meros títeres. Y, finalmente, el romance tóxico de Narval y Facundo (tanto por su violenta relación como por su consumo de estupefacientes), no deja de ser un pálido reflejo de Louis y Lestat o Mickey y Scott.
«No releí Bajar es lo peor para esta reedición. No quiero corregirle nada; tampoco quiero recordar lo que no recuerdo de la trama o de los personajes ni reencontrarme con errores que, ya sé, son obvios; como las escenas de sexo, que tienen muy poco realismo y mucha fantasía, pero son fieles a lo que me erotizaba en ese momento […]. No quiero retocar ninguno de esos problemas cándidos. Me gusta esta novela. Me gustó reescribirla»- Mariana Enríquez.
Juegos adolescentes
Reina en sus capítulos la sensación de que la joven Enríquez que escribió este libro como una fantasía adolescente (que al fin y al cabo es lo que es), pese a las correcciones que superó en su día. Vemos una idealización que no encaja al cien por cien con los personajes, con un Facundo autodestructivo, que lee a Oscar Wilde o llama a su gato Lord Byron, mientras se chuta; nunca se justifica quién es en realidad, solo es un espejismo, una fantasía.
«Un amigo me dijo hace poco: «Ahora escribís mucho mejor, pero Bajar es lo peor tenía una fuerza distinta…». Es un elogio extraño, ambiguo, pero a lo mejor es un elogio justo»- Mariana Enríquez.
Más allá del argumento, al estilo de la primeriza Enríquez le faltaba la depuración que obtendría años más tardes. Varias frases sobran, algunos diálogos son meros pasatiempos donde la autora se pierde y, a menudo, nos topamos con personajes que hablan de un modo poco realista para el entorno del que forman parte.
Bajar es lo peor no es una catástrofe, pero, por desgracia, tampoco es un milagro. Si acaso sirve como testimonio de cómo una autora puede mejorar con los años.
Crítica de Bajar es lo peor, la primera novela de Mariana Enríquez, a partir de sus ensoñaciones con Mi idaho privado, las drogas y los vampiros. Share on XConclusiones
Mariana Enríquez ha comentado varias veces como arrojó a la basura su segunda novela, ya que consideraba que no era una buena historia. Nos alegramos de que no arrojase también Bajar es lo peor, pero sí es claro que es un libro primerizo.
Por suerte, en medio de los posibles defectos, perdura una fuerza oscura en algunas imágenes dispersas que aparecen a lo largo del texto. Lástima que no tengan un buen hilo conductor ni sirvan para añadir capas a algo que, precisamente, se podría haber contado con menos.
Puede que Bajar es lo peor no sea la mejor novela de Mariana Enríquez, pero sí es la primera, aquella en la que empieza a vislumbrarse una de las escritoras más portentosas del género fantástico en español. Solo por eso ya merece la pena ser descubierta, aunque solo por los más curiosos.
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