Reseña de «Doctor Strange en el Multiverso de la Locura»
«You break the rules and become a hero. I do it and I become the enemy. That doesn’t seem fair».
La única pega que le pongo a Doctor Strange en el Multiverso de la Locura es que es la película perfecta de superhéroes para Halloween, pero no se ha estrenado en Halloween. Tampoco importa demasiado, pero este comentario capta lo que ha supuesto esta secuela para mí, un fan de los multiversos, los cómics de superhéroes y el terror.
Vaya, que la he disfrutado como un zombi en una convención de cerebritos.
Multiversos y locura
Si ya me había gustado su primera entrega en 2016, su secuela no me ha decepcionado. Tenemos una película sobre multiversos que, en el fondo, nos habla sobre la importancia de las elecciones y tener que aceptar nuestros errores y aciertos, e incluso toca qué es la felicidad (aunque salvemos el mundo) y cómo tenemos que pasar página (arreglar ese reloj de nuestra vida que se rompió cuando algo nos destrozó).
¿Cuál es el mensaje? Aquellos que aceptan los cambios, deben seguir adelante; los que no, podrían destruir su vida y todo lo que los rodea al intentar recuperar lo que se ha perdido. Como toda fantasía, a este mensaje se le suma una plétora de primigenios, monstruos, zombis, condenados y magia que sirven como entretenimiento y metáfora de la degradación que puede condenarnos cuando nos equivocamos y estamos dispuestos a cruzar los límites (como todas las versiones de Strange).
Y es difícil conseguir encajar todos estos elementos.
El toque Raimi
A menudo se acusa a Marvel Studios de que le corta las alas a sus directores. Sin embargo, he notado muchísimo el estilo macarra de Sam Raimi y no solo el Sam Raimi de Spider-Man, sino el Sam Raimi de Evil Dead o Arrástrame al infierno (solo faltaba la música de Christopher Young). Por ejemplo, tenemos escenas de horror, algunas increíblemente gráficas para venir de Marvel (y Disney) y al gran Bruce Campbell, aparte de los planos imposibles o los subjetivos para representar al monstruo.
Doctor Strange en el Multiverso de la Locura es una película que mezcla cómic de superhéroes, fantasía y terror de un modo excelente. Share on XPienso que el estilo de Sam Raimi encaja bastante bien con Doctor Strange, incluso puede que mejor que con Spider-Man. Eso sí, siempre me quedará la espinita de saber qué habría hecho Scott Derrickson (director de la primera parte, que abandonó el proyecto, y había comentado que deseaba a Pesadilla como enemigo).
Resumo esta segunda parte en que ha habido momentos (muertos vivientes, terror, masacres, ¡duelos musicales!, etc.) en que me han dado ganas de levantarme y aplaudir a Raimi y a Marvel por cómo se la han colado a Disney (luego pienso que a Disney le debe dar bastante igual mientras saque el máximo de pasta posible).
Triunfo y tormento
Hace poco, sobre Caballero Luna (Moon Knight), comentaba que Oscar Isaac era capaz de elevar un guion con su interpretación. Siento que lo mismo logra hacer Benedict Cumberbath como Stephen Strange, pero sobre todo una Elizabeth Olsen magnífica como Bruja Escarlata (se roba media película).
En cuanto al desarrollo de Wanda Maximoff, se ha generado un interesante debate. Aquellos que se centran en la evolución del personaje en las películas y la serie de Wandavision ven incoherente su papel en esta entrega, pese a su escena tras los créditos de la serie de Disney+. En mi caso, como estoy acostumbrado (ay) a que Wanda se vuelva loca en los cómics pues… porque sí (ay, Bendis), me imaginaba por dónde irían los tiros (de magia) y agradezco que no alarguen en demasía cierta revelación. ¿Su motivación? Muy cercana a la que tenía Kingpin en la maravillosa Spider-Man: Un nuevo universo.
Pero, como bien sabemos los lectores de cómics, ¿qué sería del Universo Marvel sin sus secundarios? Benedict Wong (Wong), Rachel McAdams (Christine Palmer) y la debutante Xochitl Gomez (América Chávez) cumplen muy bien con sus papeles, aunque Chiwetel Ejiofor (Mordo) parece que ha sido el que más ha resultado ser víctima de la tijera en la sala de montaje (en serio, ¿acaba encerrado en un pasillo tipo foso? ¿Sin más?).
El camino de la magia
Doctor Strange en el Multiverso de la Locura posee un ritmo envidiable. Desde el primer segundo, la película nos introduce en una historia trepidante donde no hay ningún instante para el aburrimiento. Sus creadores se «cargan» todos los momentos que frenarían la trama y deciden ir siempre adelante (pese a algunos momentos de exposición obvia, como los discos de recuerdos o el juicio). Da la sensación, eso sí, de que alguna parte de la obra funcionaría mejor como serie, aportando más tiempo para el desarrollo, como la extraña alianza que entablan Wanda y Wong.
El tono es completamente de cómic. Todo lo que ocurre en la película nos recuerda a las viñetas y, aunque Marvel Studios nos tiene acostumbrado a ello, sigo viéndolo como un triunfo, ya que crecí con filmes que, a menudo, se avergonzaban de los cómics que adaptaban.
El nivel de adaptación es tal que también se tocan ciertos «problemas» que vemos en los cómics, como la compleja cotinuidad y las posible incoherencias a la hora de desarrollar algunas tramas con relación a otras (¿Strange vio todos los finales posibles en Endgame y se sorprende de lo que hacen los Illuminati en cierta dimensión durante esa batalla?).
Y mejor no hablemos de cierto desaguisado que hay con Spiderman: No way home (ya sabemos cómo funciona Sony…). Al menos hay más cohesión con What if…? y hay ciertos nexos con Loki (su guionista, Michael Waldron, es el guionista de esta), y seguramente algunos hilos narrativos se extiendan en la tercera parte de Ant-Man, donde veremos de nuevo a Kang el Conquistador.
Puede que haya echado de menos algo más de locura en la película. Nunca sabremos hasta qué punto los reshoots y los cortes de escenas ha afectado al producto final, pero la duración es la que es y comprendo que no se podían incluir más dimensiones (para eso tendremos futuras películas, series, etc.). Lo que sí que me parece injusto es querer juzgar una película por lo que decían los rumores. Según estos, aquí iba a salir hasta el padrino de Batman. Esa sí era la locura, el creer que las filtraciones y cameos ya son epígrafes a tener en cuenta a la hora de elaborar una opinión. Muy típico de la época que nos ha tocado.
¿Los últimos días de la magia?
En cuanto a la música, se echa de menos a Michael Giacchino, que había compuesto una serie de leitmotivs muy interesantes en la primera película y que se respetaron en otras cintas donde aparecía el hechicero. No obstante, en esta segunda parte tenemos un duelo musical que me ha parecido fantástico y algunos riffs de guitarra que le sientan bastante bien a la película, ya que me recuerdan al toque del rock psicodélico que encaja tan bien con Strange. El encargado ha sido Danny Elfman, habitual de Raimi, que recupera algunas notas, aunque se enfoca en un aire más fantástico que mezcla el terror y la maravilla, sus composiciones para Burton y las que hizo para Raimi y su Spider-Man. Al menos, es más interesante que la partitura que firmó junto a Brian Tyler en La Era de Ultrón.
Sobre los efectos especiales, funcionan muy bien a la hora de desarrollar los diferentes poderes, dimensiones, monstruos… aunque haya algunos cromas que no acaban de convencerme, sobre todo en las primeras escenas. Al final, pese a este pero, prefiero quedarme con todo lo positivo, como la fotografía, con un claro toque Raimi (para bien de sus fans, para mal de otras personas que quizá no acepten tanto el estilo del director estadounidense).
Por desgracia, y antes de concluir, queda hablar sobre los spoilers: esta época se ha convertido en la época de los destripes (además, quien es lector, se imaginará ciertas cosas…). Hay sorpresas. Sin duda. Como consuelo, aunque los cameos y los guiños son disfrutables, tampoco lo son todo en la película. Doctor Strange sigue siendo muy, muy disfrutable, aunque nos la destripen, porque tiene escenas y personajes muy interesantes.
En conclusión, lo mejor de este Doctor Strange en el Multiverso de la Locura es su aire despendolado de cómic. Todo es posible y eso es fantástico. ¿Cómo no lo iba a ser? Nuestro Doctor Strange, al fin y al cabo, es capaz de todo. Quien lo acepte, disfrutará de este viaje más allá de nuestro multiverso. Y lo disfrutará mucho.
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