El canto del cuco es el título de la primera novela de la serie de obras de misterio escritas por J. K. Rowling bajo el seudónimo de Robert Galbraith. Fuente. |
"Los muertos solo podían hablar a través de las bocas de quienes dejan atrás y a través de las señales que dejan esparcidas tras de sí".
La muerte es el acto definitivo
de la vida. Se puede morir de una forma dulce o terrible, esperada o
inesperada, zanjando tras de sí todo lo hecho en vida o quedando terriblemente
incompleto, asemejándose a una respiración que se corta. Desde que Caín mató a
Abel, la muerte ha sido representada por cada cultura, siendo el asesinato la
forma más salvaje y cruel de acabar con una vida. La vida real nos habla de los
homicidios como actos carentes de lógica, que hacen que todo lo vivido por una
persona o todo lo que podía llegar a ser termine por la mano de otro individuo.
La búsqueda de ese motivo que impulsa a matar ha creado a lo largo de la
historia una interesante literatura que se reafirmaría con los detectives de
escritores como Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle o Agatha Christie.
Ya en
las pantallas hemos sido testigos de historias como el asesinato de Laura
Palmer en Twin Peaks, los crímenes del Rey Amarillo de True Detective o
películas maravillosas como la trágica Mystic River. En el panorama literario,
no solo hemos disfrutado de detectives como Bernie Gunther de Phillip Kerr,
sino que ahora nos acercamos a la figura del investigador Cormoran Strike y su
secretaria Robin. El canto del cuco, editado en España por la editorial Espasa,
promete ser la primera de una serie de novelas dedicadas al carismático
Cormoran Strike.
Escrita por Robert Galbraith, en realidad es un seudónimo de
la famosa escritora J.K. Rowling; cualquiera que conoce a la madre de Harry
Potter sabe que el misterio juega un papel fundamental en sus novelas. Bajo el
nombre de Galbraith nos narra la historia de un aparente suicidio de la alta
sociedad, pero ¿cuándo se está tan alto no es lógico que se llegue a caer a lo
más bajo? Cormoran Strike debe descubrir la verdad y nosotros con él.
La caída de los dioses
Lula Landry, una famosa supermoderlo de tez
morena, se precipita desde el balcón de su piso. Como uno de los copos de nieve
que caen esa noche, el cuerpo de la mujer impacta contra el asfalto. Los
paparazzi no tardan en empezar a seguir este caso de una celebridad que muere
inesperadamente; hay varias piezas que no encajan, pero la policía cierra el
caso: ha sido un suicidio.Sin embargo, John Bristow, hermano adoptivo de Lula,
decide investigar qué ocurrió con su hermana. Para ello contacta con el
detective Cormoran Strike, antiguo conocido del hermano mayor de Bristow,
Charlie, que falleció siendo un niño. Strike, no sin reticencias, acepta el
caso donde pronto descubre que nada es lo que parece, como cabía esperar. ¿Lula
Landry se suicidó o fue asesinada?
Este es el comienzo de un rompecabezas que
durante más de quinientas páginas hace que el lector se haga preguntas sobre un
hecho atroz y las consecuencias que esa pérdida trae a las personas que
rodearon a la difunta.
La autora de El canto del cuco no duda en meternos dentro de un caso que involucra a la alta alcurnia londinense y también a la más baja. Este misterio se rodea de los flashes de la prensa, arde con los focos del mundo de los supermodelos y apesta a la falsa dulzura de una industria implacable como el cine o resbala dentro del sudor de las pasarelas. La pintura del glamour pronto cae cuando afrontamos con lágrimas y sangre una realidad donde la crueldad es la misma que en cualquier otro estrato social.
La autora de El canto del cuco no duda en meternos dentro de un caso que involucra a la alta alcurnia londinense y también a la más baja. Este misterio se rodea de los flashes de la prensa, arde con los focos del mundo de los supermodelos y apesta a la falsa dulzura de una industria implacable como el cine o resbala dentro del sudor de las pasarelas. La pintura del glamour pronto cae cuando afrontamos con lágrimas y sangre una realidad donde la crueldad es la misma que en cualquier otro estrato social.
La versión de la pequeña pantalla de Cormoran. Fuente |
Galbraith/J.K. Rowling entiende que para crear este misterio necesita a un personaje
principal importante. Un misterio como Estudio en escarlata nunca hubiese
importado sin Sherlock Holmes y John Watson, un caso como el suicidio de Lula
Landry no significaría nada si no tuviéramos a Cormoran Strike, un exveterano
de Afganistán, que perdió una de sus piernas, ha sido dejado por su novia, bebe
a veces más de lo que querría, vive en su despacho y, con frecuencia, piensa
que jamás pudo descubrir si su madre, una grupie que le tuvo tras una noche con
un famoso rockero, murió de sobredosis o fue asesinada. Strike, de frase
lapidaria e inteligencia siempre alerta, acepta el caso de Landry al recordarle
a la muerte de su propia madre.
Sin imaginárselo, acaba sumergiéndose en la
apestosa ciénaga de la alta sociedad, yendo tras cualquier pista e interrogando
a cualquier testigo o sospechoso. Es así como Galbraith sabe tender todas las
piezas sobre la mesa y deja que el lector intente unir todo. No digo nada nuevo
cuando afirmo que la potencia del género del misterio está en que el lector
también intente resolver el crimen del que es testigo, eso engancha al
lector.
Desde la supermodelo Ciara Porter hasta el exnovio de Lula, Dunffield,
sin olvidar a la vagabunda Rochelle, Galbraith nos dibuja una realidad sucia
donde cada personaje intenta jugar sus cartas, pero ¿para qué? Strike debe
ponerlo todo en orden, mientras su vida se desmorona y encuentra el apoyo de su
nueva secretaria temporal, Robin, que pronto descubre que el trabajo de
detective podría ser la profesión de su vida. Haciendo gala de un ritmo ágil,
Galbraith nos tiende una historia donde no dudamos en encontrar similitudes con
la realidad, desde una supermodelo de ébano hasta una modelo rubia, dada a los
excesos, y un artista depresivo que sigue la senda de las drogas. Seguro que
algunos nombres de famosos reales surcan sus mentes mientras les digo esto, más
aún mientras lo leen.
Fama, dinero, familia, obsesión, maldad, drogas, alcohol,
sexo, palabrotas, heridas, pasado, guerra… Todos estos elementos aparecen
alrededor de un Cormoran Stike que es testigo de cómo un caso de posible
suicidio cambia todo a su alrededor. Esta alta sociedad londinense, mundana y
decadente, es reflejada a la perfección por la prosa de Galbraith, aunque
quizás en algunos momentos el caso se vuelva demasiado farragoso o se espera que
Robin participe más en el futuro caso, convirtiéndose en la Watson de este
peculiar Sherlock. No obstante, se agradece que Strike haya extraído
conclusiones de cada interrogatorio al que asistimos y acaba mostrando una
deducción excelente y un sorprendente resultado final.
El canto del cuco, título
que procede del hermoso poema de Christina G. Rossetti que se cita al comienzo
del libro, es una obra de misterio que podrá gustar a los amantes del género,
donde ya Cormoran Strike y Robin son dos nuevos ejemplos de la literatura de
misterio y que promete continuar en sus siguientes entregas, que seguramente
vendrán de la mano de Robert Galbraith y la editorial Espasa. Esperaremos para
seguir descubriéndolas.
“¿Por qué naciste cuando la nieve caía?
Debiste haber nacido
con la llamada del cuco,
o cuando las uvas estén verdes en el racimo
o, al
menos, cuando las ágiles golondrinas se reúnen
para su lejano vuelo
desde el
verano agonizante.
¿Por qué has muerto cuando los corderos están
paciendo?
Deberías haber muerto con la caída de las manzanas,
cuando el
saltamontes se encuentre en apuros,
y los trigales son rastrojos empapados y
los vientos suspiran
por la cosas buenas que han muerto”.
CHRISTINA G. ROSSETTI,
Canción fúnebre.
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