Green Arrow y Green Lantern se unirían a principios de los '70 para enfrentarse al mayor enemigo: los problemas de la gente normal y del sueño americano. Fuente. |
“Quiero preguntarle algo al portador del anillo, señor Green Arrow… He leído mucho acerca de usted… que trabaja para los de piel azul… y que en un planeta, no sé dónde, ayudó a los piel naranja… ¡Y que ha hecho mucho por los de piel púrpura! ¡Pero hay pieles de las que nunca se ha preocupado! ¡Las negras! Y quiero saber por qué. ¡Respóndame a eso, señor Green Lantern!”
En 1970, Dennis O’Neil y Neal Adams sacudieron la cabecera de Green Lantern cuando dieron pie a que un ciudadano mayor, negro, le echase en cara cómo se ocupaba de salvar el universo, pero no a la gente de a pie, a Hal Jordan. Daba pistoletazo de salida a una de las mejores etapas protagonizadas por Green Lantern, una que no solo redefinió la actitud del personaje sino que captó los problemas sociales de Estados Unidos. Una época que podríamos resumir como legendaria.
A finales de los ’60, Hal Jordan no estaba pasando una buena época. Sí, seguía enfrentándose a monstruos y científicos locos, continuaba haciendo su juramento de Green Lantern, pero la serie estaba sufriendo pérdidas y la posibilidad de la cancelación era cada vez más una certeza. En las oficinas de DC, le propusieron al guionista Dennis O’Neil relanzar la cabecera, pero ¿qué contaría?
Para responder a esa pregunta debemos comprender la situación de Estados Unidos en ese momento. Manifestaciones por los derechos civiles de los negros, la tensión entre los nativos americanos y el resto de la comunidad, la pobreza, el auge de las drogas, el movimiento hippie, el surgimiento de los beatnik, la crítica a la guerra… El sueño americano, como diría el Comediante de Watchmen, se había hecho realidad y las consecuencias llevarían a una sacudida que duraría unas dos décadas de grandes hechos históricos que cambiarían la historia del mundo.
Uno de los momentos más destacables de la serie. Fuente. |
¿Green Lantern vs Green Arrow?
O'Neil, cercano a los movimientos sociales, vio en esta coyuntura la oportunidad de hacer que los cómics de superhéroes también reflejasen la sociedad y sus numerosos problemas. El guionista creía que podía decir algo sobre el mundo, igual que autores como Tom Wolfe, Norman Mailer, Truman Capote y Hunter S. Thompson hablaban de la realidad del país de las barras y estrellas a través del Nuevo Periodismo.
“Me pedían que relazara Green Lantern. Era una oportunidad para dejar de husmear como un intruso alrededor de los movimientos sociales que admiraba y participar en ellos trasladando sus inquietudes a mis historias”.
La idea de O’Neil era potente: cogería los cimientos de Green Lantern y los arrojaría por tierra cuando le hiciera dudar por primera vez en su vida. Ya no valía decir un juramento, imaginar cualquier cosa y salvar el mundo. Ahora, haría frente a temas más complejos, asuntos que cada uno ve cuando sale de casa. Así lo recordaba el autor:
“(Green Lantern) era, en definitiva, un policía. Un policía incorruptible, eso seguro, con nobles intenciones…, pero un policía al fin y al cabo, un fascista encubierto; recibía órdenes y actuaba recurriendo a la violencia bajo el mando de superiores cuya autoridad no cuestionaba. […] No es que Green Lantern fuera malvado, porque no lo eran ni él ni cualquier otro héroe que hubiera sido un paladín de los valores norteamericanos del siglo XIX a costa de la justicia del siglo XX… y también a costa del medioambiente y, quizá, de la supervivencia de todo el planeta. No, ni ellos ni sus homólogos de carne y hueso eran malvados. Lo único que ocurría es que nunca había tenido ocasión de dudar de sus ideas preconcebidas. Muy bien, podía empezar por eso mismo: les haría dudar”.
Para contraponer a la figura de Hal Jordan, O’Neil buscaría entre los personajes de DC y pronto llegaría hasta uno que siempre ocupaba los huecos de otras colecciones, ya que nunca había logrado la suficiente popularidad. Se trataba de un rico que lo había perdido todo y había decidido abrazar una personalidad y un hábito que recordaban a Robin Hood. Olvidando su personalidad más vacía y tirando hacia una más visceral y humana, Oliver Queen (Green Arrow), se transformaría en el compañero de Green Lantern durante esta andadura y no por el color común de sus uniformes, sino por sus diferentes caracteres y roles, que añadían un componente, casi de buddy movie a la colección. O’Neil recordaba así la transformación de Oliver:
“Podríamos hacer de él un anarquista muy temperamental, incendiario, para que contrastara con el ciudadano modélico, cerebral y adormecido que era Green Lantern. Así, representarían el diálogo entre dos posturas opuestas con respecto a los conflictos que pretendiésemos tratar en nuestras historias”.
Así, en la primera historia, Hal Jordan despierta tras años sumido en un falso sueño heroico. Más allá de alienígenas y héroes, Jordan será consciente de que el mundo no es en blanco y negro, que, a veces, hay que comprender las historias que rodean la verdadera ciudad, lejos de la ciencia ficción de los cómics.
Esto, que se antoja sencillo (contraponer elementos del cómic superhéroe y rasgos sociales), fue todo un logro para su época. Todavía no existía Watchmen o El Regreso del Caballero Oscuro, ni siquiera la etapa del Escuadrón Supremo de Gruenwald, y sin O’Neil ni su dibujante, Neal Adams, tampoco habríamos tenido nada de esto: una potente crítica social a través de los superhéroes o cómo el género se hizo adulto.
Uno de los números más polémicos de la colección. Fuente. |
La pesadilla del sueño americano
Durante casi veinte números, Green Lantern y Green Arrow se embarcarían por un viaje hacia el interior de Estados Unidos, incluyendo a uno de los Guardianes bajo la apariencia de anciano (en busca de su humanidad perdida o nunca lograda). Alrededor de estos números tendremos temas como el racismo, el trato de las minorías, los graves problemas del medioambiente, la discriminación, la violencia, la situación de las escuelas… Además, ocurrirán varios datos curiosos como la aparición del Green Lantern John Stewart, el nuevo carisma de Hal Jordan, el descubrimiento de que Speedy (el Robin de GA) es drogadicto o la vinculación de Canario Negro al personaje de Oliver.
La crisis que sufrirá nuestro Lantern queda patente en todo momento. Sus viejas ideas ya no funcionan para el nuevo mundo. El propio Hal Jordan dejará todo esto claro cuando medite sobre su propio juramento (crisis de poderes incluida):
“En el día más brillante, en la noche más oscura, ¡ningún mal podrá escapar de mi vigía! Cuántas veces he pronunciado este juramento… ¡Y, hasta hoy, me había creído lo que decía! Pero el mal estaba a mi alrededor… ¡Bajo el aspecto de personas y lugares cotidianos! He tardado mucho en aprender que el mal no tiene por qué ser un monstruo deforme o un científico loco… Ni tiene que ocultarse siempre”.
De este modo, el trabajo de Dennis O’Neil es digno de alabanza. Sus historias no están llenas de moralina barata o fácil, sino que, a menudo, presentan un problema, sus consecuencias y los héroes intentan solucionarlo, aunque conlleve rupturas con ellos mismos, con lo que son. No es raro que Hal y Oliver discutan en cada número. O'Neil dijo lo siguiente en la introducción del recopilatorio de esta etapa:
“Trataríamos muchos conflictos. No los resolveríamos. No pretendíamos dedicarnos a crear polémica. Al menos fui lo bastante listo para darme cuenta de que problemas tan sumamente complejos no podían analizarse minuciosamente en cómics de unas veinticinco páginas, y lo bastante humilde para saber que de todos modos no era yo quien estaba destinado a resolverlos. Sin embargo, me fascinaba la idea de que estas historias pudieran resultar útiles desde un punto de vista social: podía tener la esperanza de que sirvieran para concienciar a los jóvenes, niños de ocho a nueve años, respecto a los dilemas del mundo, y también de que esos niños, al haber empezado a tomar contacto con tales problemáticas tan pronto, fueran capaces de dar con alguna solución al llegar a adultos. Mi generación, y la de mi padre, habían crecido sumidas en la ignorancia; con mis hijos no tenía por qué ocurrir lo mismo. Quizá pudiera ayudarle, aunque fuese un poquito.
En medio de estos dilemas, Hal Jordan se reafirma como un Green Lantern capaz de romper las reglas con tal de hacer el bien y Green Arrow llega a dudar de sí mismo cuando comete un error y mata. Ninguno de los dos es perfecto, ninguno son superhéroes absolutos. Son historias muy entretenidas que hacen que el lector actual las siga disfrutando más allá de su significado para el mundo del cómic.
Toda esta labor contó con el apoyo de una leyenda del cómic como es Neal Adams, el hombre que reconvirtió a Batman en ese Caballero Oscuro que a muchos nos viene a la cabeza cuando pensamos en el superhéroe de Gotham. Adams tiene un trazo fuerte, pero también una alta capacidad narrativa. Sus personajes parece que vienen de la realidad y sus diseños son maravillosos. Los superhéroes son atléticos y carismáticos, al igual que Canario Negro, que también es maravillosa y fuerte. Aún así, Adams refleja perfectamente la humanidad de las personas de a pie que aparecen durante esta andadura. Dicen que Adams dijo una vez que si los superhéroes existieran deberían ser como él los dibuja y no es una mala declaración de intenciones. Sin Adams, esta etapa no hubiera sido la misma.
Green Lantern y Green Arrow quedaron unidos gracias a esta etapa fundamental. Fuente. |
Adiós a los héroes
Parece que, finalmente, la contraposición de Green Arrow y Green Lantern también llegaría a los propios autores. El propio guionista Dennis O’Neil reconoció ciertas tensiones con el dibujante Neil Adams cuando la andadura llegaba a su final:
“Neal y yo nunca hemos llegado a ser abiertamente hostiles entre nosotros, pero nuestra relación se volvió tensa y arisca hacia el final. Y podría haber empeorado si hubiésemos seguido trabajando exclusivamente el uno con el otro”.
No hubo oportunidad. Pese a los logros de la serie de Green Lantern, coprotagonizada por nuestro Arquero Esmeralda, esta llegaría a su final en 1973 y lo haría dentro de las historias complementarias de la serie de Flash. Era la hora de decir adiós. El reconocimiento que recibieron sus autores no fue suficiente para mantenerla entre las publicaciones de DC. ¿Falta de ventas? ¿Demasiada complejidad? ¿Exceso de humanización? O, simplemente, ¿molesta para el poder? O'Neil lo recordó así:
“Todo nos había hecho pensar que la serie era un gran éxito: se la mencionaba en cientos de periódicos y revistas, gracias a ella nos invitaban a universidades y a programas de televisión, y recibíamos montones de cartas a cusa de aquellas historias. La reacción del público era inmensamente favorable. Nos llegaron algunas cartas en contra y hasta amenazas apenas disimuladas, pero incluso aquello era elogioso, en cierto modo perverso; siempre me encantará tener a intolerantes como enemigos. Como dijo Joseph Conrad, “un hombre debería juzgarse tanto por sus enemigos como por sus amigos”.
Sin embargo, hoy, seguimos leyendo estas historias y su poder sigue intacto en todos nosotros. Es complicado leer un cómic que sobreviva a su tiempo y capte con fuerza la humanidad y sus problemas tal y como lo hace esta etapa de Green Lantern y Green Arrow, una precursora de la humanización de los superhéroes sin la cual no hubiéramos tenido tantas grandes obras.
Más allá de su valor histórico, Green Lantern y Green Arrow sobrevive como una serie llena de enormes personajes, momentos y temáticas. No solo es buena por su crítica, es también una gran historia, una etapa que toca muchos elementos fundamentales que nos devuelven la idea del valor de la duda, la amistad y enfrentarse a las tiranías. Hal Jordan pocas veces ha sido tan humano y pocas veces lo ha sido también el cómic de superhéroes.
GA y GL, dos grandes amigos, sin duda. Fuente. |
Los tengo en grapa USA (>reedición).
ResponderEliminar¡Genial! Para mí es una de las mejores etapas de ambos personajes y demuestra cómo el cómic de superhéroes sirve para criticar los diversos problemas de la sociedad. ¡Gracias por comentar!
EliminarTengo uno de esos números, justamente la tapa del número que mencionás como uno de lo más polémicos. Lo que creo polémico es el guión, cierto detalle de Oliver no cuidando la espalda de Hal. Es una torpeza inexplicable en un Green Lantern tan destacado distraerse y recibiendo un golpazo en la cabeza. Una torpeza que permitió prolongar la historia. Tal vez me parece un poco forzado la crítica a Hal Jordan, a quien no le ha faltado heroismo. Pero supongo que no falta quien critica todo. Y no es una mala idea.
ResponderEliminarEs interesante la amistad de estos dos personajes, a la que se suma Canario Negro.
Tengo preferencia por esos tres personajes.
Buena reseña.
Invitación perfecta, esa historia, para seguir leyendo toda la etapa, que me parece una auténtica joya por su arte, su estilo y por la crítica que hace de los problemas reales. Sobre Jordan, son superhéroes y la visión de los creadores era hacerlo más humano y someterlo a una crítica propia de ahí las declaraciones que recojo del guionista.
EliminarGracias por tu comentario, saludos.