Guía del viajero multiversal de Devon Crawford y los Guardianes del Infinito: preámbulo


Guía del viajero multiversal.
Ítem 8981 de la Tienda Infinita.
 Comentario de Gilder: "¡Hágase ya con este libro que le guiará por todos los secretos del infinito! ¡Curiosidades! ¡Búsquedas por el multiverso! ¡Artefactos mágicos! ¿A qué espera? ¡Compre ya su ejemplar y líbrese de todo el universo!".  
Nota: no nos hacemos responsables de que el libro se coma a sus amigos, enemigos o usted mismo. ¡Gracias!

Pequeño preámbulo


Los escritores no deberían decir nada sobre aquello que escriben; deberían permitir que fueran sus obras las que hablasen por ellos y los lectores quienes las interpretasen. Fin.
Sin embargo, nunca he sido de ese tipo de escritores, juntaletras o lo que sea, por lo que me he propuesto escribir algunos comentarios sobre Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, la primera novela de la saga.
Mi propósito es que sirva de guía de la historia. No penséis en un apéndice demasiado técnico. Solo son comentarios para explicar algunas referencias, mis intenciones, conceptos que considero curiosos… En estos momentos, sé que muchos estáis leyendo la historia y puede que haya alguna mención retorcida o algún instante que os dejé pensando: ¿a qué viene esto? Así que tendréis mi respuesta (mi deseo de comprensión y un choca los cinco).
En resumen, esta es mi pequeña forma de daros las gracias por querer leer Devon Crawford y los Guardianes del Infinito y acompañarme en este viaje. Y también una forma de aniquilar el concepto del escritor que no habla de sus historias (soy un ser aborrecible).

Pero antes... publicidad:

Novela en físico disponible en:
Novela en e-book en:
Recordad que si queréis una cutrefirma, cutrededicatoria y cutredibujo, solo tenéis que poneros en contacto conmigo y allí estaré presto, cual duende de la Tienda Infinita (voilà).

La portada de la primera novela



Mi primera idea era una silueta de una chica, repleta de tuercas en su interior, al estilo steampunk para hacer honor a la idea de Chica Steampunk que debía ser Devon.
Por suerte, conté con una diseñadora gráfica que redefinió toda la portada, sabiendo qué elementos incluir y cuáles no. Al principio, hubo algún barco volador (oh, Stardust de Neil Gaiman) y torres flotantes (hay una móvil en el Mercado Negro de la historia, ejem), pero gracias al consejo de amigos (Pedro, Ana, Chari…), preferimos renunciar a ellas y centrarnos en un gran reloj, multitud de nubes y una chica haciendo frente a todo eso (un poco la idea de la historia: alguien contra un mundo fantástico mayor).
Y sí, al final, no mostramos su cara para que cada uno pudiera imaginarse a Devon como quisiera (esta idea la insertó en mi mente J. K. Rowling con Pottermore, cuando no quería que se le viese el rostro a los personajes para no afectar a la imaginación del lector. Hurm…). También es un poco “peliculero”, con ese héroe siempre de espaldas, como Benedict Cumberbatch en muchos pósteres de sus películas o los carteles de las películas de Christopher Nolan.
También hay algunos elementos como el sello, el número uno del primer volumen, las letras en dorado… Creo que define la historia muy bien y me gusta. No ha matado a nadie por ahora (en cuyo caso, lo mandaríamos a la prisión de gran seguridad de Teknos o Hatualzam).



El sello de la Tienda Infinita



Al abrir el ejemplar, os encontráis con el sello. Partió de una imagen en vector de dominio público. Se alteró dicho vector para incluir más tentáculos, como los del cefalópodo de la historia. Así apareció la idea de plasmar a uno de los personajes de la obra más importantes a la hora de crear un espacio como la Tienda Infinita: el ya nombrado cefalópodo. Me crié con el kraken de Piratas del Caribe: El cofre del Hombre Muerto y, en 2014 (cuando empecé esta historia), sufrí una grave sobredosis de lecturas de H. P. Lovecraft, escritor de terror y creador de los primigenios, entre los cuales se encuentra el monstruoso y tentacular Cthulhu. Es una imagen un poco deudora del escritor de Providence (os recomiendo La llamada de Cthulhu), pero, sobre todo, del concepto de fantasía, lo imposible, lo irreal y me pareció una idea rara que incluir (nota: en mi cabeza hay siempre una voz que me dice: “incluye tal cosa rara” y, en vez de tener otra que dice: “no, no lo hagas”, hay otra que murmura: “hazlo y a ver cómo te las arreglas”. Suelo hacerles caso”).
Sobre el lema (compuesto por pequeñas frases como “somos la Tienda Infinita”, “Somos el multiverso”, “La magia tiene un precio”), todos son grandes y elevados (oh, qué importante es todo), pero hacen contraste con el “no se aceptan devoluciones” (no deja de ser una tienda, ¿no?). Quería plasmar esas dos caras de la fantasía: la extraordinaria y, si se la puede llamar así, la mundana.



La dedicatoria


Siempre he considerado que una dedicatoria divertida es mejor que una demasiado seria y la culpa la tienen autores como Derek Landy (escritor de la estupenda serie Skulduggery Pleasant). Del mismo modo, siempre he pensado que si nombras a mucha gente, la culpa del libro se divide y todo marcha mejor de lo esperado… ¿No?
Agradecí esta novela a muchísima gente, como iba diciendo, y es gente que me ayudó durante su elaboración: lectores de prueba, lacayos malignos, villanos de la Liga de Conspiradores Supremos, etc. Los mezclé con mis personajes, porque consideré que era un modo de presentarlos a todos, de unir ficción y realidad (no os perdáis la charla de TED de Mac Barnnet sobre este tema) y eso es algo que me encanta.
También dejé caer la idea del multiverso: existen muchos universos y realidades paralelas que cambian según nuestras decisiones. En una eres un villano, en otra puede que no existas, habrá alguna donde nacieses en otra época… Quiero pensar que hay varias realidades donde los personajes de ficción existen y una donde Devon es real e intenta evitar que caigamos. Es casi un consuelo, ¿eh? Vives tu vida, mejor o peor, y en algún lugar, hay una chica luchando para que tú sigas con vida.
Como detalle, hay un pequeño secreto para unas personas que se leyeron la primera versión y creo que aún no ha sido desvelado (y todavía no lo voy a desvelar). Y sí, ahora me estoy riendo malévolamente, como los villanos de las películas cutres.

La cita de apertura



Esta es una historia tipo batallita que me gusta contar. Lo siento, pero es mi deber. Me gusta incluir citas al comienzo de mis obras. Pienso que escribo para agradecer el trabajo de todos esos artistas que me han fascinado, como un modo de devolver el favor. ¿Qué más que contar con una cita que sirva para captar la atmósfera o que signifique algo para mí? Eso es lo que creo.
Más de un año después de terminar de escribir Devon Crawford y los Guardianes del Infinito en el verano de 2015, decidí incluir la cita de la novela Neverwhere del escritor Neil Gaiman (The Sandman, Stardust, American Gods, Coraline, etc.). Neverwhere va sobre un hombre normal, Richard, que socorre a Puerta, una chica capaz de abrir portones para ir a cualquier lugar o realidad. Es así como descubre Londres de Abajo, un submundo secreto y mágico. Adoro muchísimo esa novela que comenzó como una serie de la BBC y ha sido adaptada como radionovela (con las voces de actores como James McAvoy, Benedict Cumberbatch, Christopher Lee, etc.) y cómic. Quería rendirle homenaje.
“No tengo miedo de caer. Lo que me asusta es lo que pasa cuando terminas de caer y empiezas a estar muerto”. Esa cita me recordaba a un pensamiento que tiene la protagonista, Devon, durante su conversación con los amos del Mercado Negro (Aliarda, Chrolier, etc.). Y creo que captaba parte del espíritu de la obra: ¿qué pasa entre el salto y la caída? ¿Vale vivir intensamente y morir o sobrevivir y acabar cayendo en la nada? Soy un gran admirador de toda la obra de Gaiman, así que para mí era un privilegio darle las gracias de ese modo.
En el verano de 2016, me puse en contacto con Neil Gaiman a través de su web. Hacía algunos años, quise entrevistarlo, pero no fue posible debido a sus numerosos trabajos, visitas y demás. Sin embargo, en esta ocasión, Gaiman me respondió casi de inmediato a mi petición de citarle al principio de mi novela. Su respuesta fue un... “por supuesto” que significó muchísimo para mí. Diréis que no es gran cosa, pero yo llevo flotando desde entonces. Gaiman, que ha ganado docenas de premios (Premios Hugo, Medalla Newberry, Nébula, Goodreads…), escrito docenas y docenas de obras que admiro (como dos geniales capítulos de Doctor Who, mi serie favorita) y que me ha hecho soñar con mundos imposibles, me demostró que era un gran autor y una excelente persona.
Por cierto, no sé lo que pasa cuando empiezas a estar muerto (como dice la cita), pero sí sé que, desde aquí, sigo dando gracias por este privilegio…, a la vez que, insisto, sigo volando gracias a este noble gesto del escritor británico.

En la próxima de esta serie de entradas, exploraremos el primer paso de Devon hacia el infinito. Y sí, empieza con su muerte. Y no, no es spoiler (todos morimos, ¿no? Menos tú, vampiro. ¿Por qué te has colado?). Seguiremos. Ahora toca darle de comer a la guía del viajero multiversal.

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