Chainsaw Man es más de lo que parece

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Hablamos de Chainsaw Man, un gran manga y anime que, a menudo, es simplificado y vilependiado.

Todos tenemos un amigo idiota que en un momento inesperado nos sorprende con una reflexión de una profundidad inesperada. Leer los diecisiete tomos publicados en España de Chainsaw Man en una semana y ver la primera temporada del anime me ha permitido darme cuenta de que la obra de Tatsuki Fujimoto es similar a tener a ese colega: al principio, tenemos una obra con un protagonista pícaro y algo idiota llamado Denji, digno heredero del Lazarillo de Tormes.

Su motor para enfrentarse a los demonios es el dinero y conseguir chicas…, pero, a medida que transcurre la serie, aunque Denji siga siendo, más o menos, el mismo ser despreciable, Chainsaw Man sigue evolucionando para hablar de conceptos tan profundos como la naturaleza humana, el bien y el mal, los sueños y, al fin y al cabo, la propia vida.

Subvertir al superhéroe

Visitando Goodreads, me he encontrado varias reseñas donde la gente confunde al autor con la obra. Para muchos, el mangaka Tatsuki Fujimoto y Denji son la misma persona y hablan de su obsesión por los pechos, las mujeres desequilibradas y la simpleza de Denji cuando en realidad es un error. Stephen King no es un desequilibrado por escribir sobre monstruos en It ni Vladimir Nabokov era un ser execrable por escribir Lolita, ni J. K. Rowling una bruja por escribir Harry Potter (bueno, quizá J.K. Rowling…). El creador no es ni su narrador ni sus personajes ni su historia. El creador es aquel que convierte ideas en obras. Confundirlos en un error demasiado perezoso y simplista, pero acaso ¿no vivimos en una época perezosa y simplista?

Crítica de #ChainsawMan, un manga y anime que es más de lo que parece a simple vista. Share on X

Y es que es sencillo quedarse en lo simple, en lo llamativo, en lo turbio cuando Chainsaw Man es realmente una subversión. Primero, del cómic de superhéroes. Segundo, de series que mezclan fantasía urbana y demonios nipones como Noragami, Jujutsu Kaisen, Dandadan, Kimetsu No Yaiba y tantas y tantas otras. Denji acaba convirtiéndose en un héroe muy a su pesar, pero un héroe más cercano a Deadpool que a un Superman o un Batman.

Denji no deja de ser un adolescente que se ha criado en la calle. Un adolescente que ha vendido partes de su cuerpo para pagar las deudas que dejó su padre con la yakuza. Un adolescente que solo ha encontrado apoyo en Pochita, su demonio motosierra. Un adolescente que, por avatares del destino, se convierte en un cazador de demonios de una agencia gubernamental liderada por la manipuladora Makima.

Terror y más que terror

Todo ello es acompañado por el gore. Chainsaw Man homenajea la serie b de Tetsuo: The Iron Man hasta Evil Dead de Sam Raimi. Tampoco podemos olvidar el body horror de escritor como Clive Barker o del cine de David Cronemberg. Y basta con leer las películas que le encantan Tatsuki Fujimoto (y que coloca en su biografía en cada tomo) para saber que estamos ante un amante del terror. Pero también hay grandes dosis de humor que aportan más humanidad si cabe a sus personajes.

Ahí entran la importancia de los secundarios, desde Makima hasta Power, sin olvidar a Aki, Himeno o Kishibe, entre otros. Para empezar, Makima es una manipuladora dispuesta a lograr todo lo que se proponga, una digna Griffith en potencia; solo le hace falta hablar de un sueño. Lo de sacrificar a gente ya se le da genial.

El contraste lo tenemos con Power, mucho más simple y a menudo más lunática, pero también más honesta y capaz de, en medio de todo el caos, encontrar en un gato un motivo para vivir.

A su vez, Aki representa al joven que sabe que va a morir y lo ha aceptado, pase lo que pase, y su sentimiento suicida y de perdida va de la mano de su maestra y amiga, Himeno. Ella es una joven autodestructiva que ha conseguido ser devil hunter, pero, al igual que Aki, no ha superado la pérdida de su familia. Y si de maestros hablamos, Kishibe es otro de los grandes personajes de la serie, un sensei que odia a los demonios pero se ve obligado a enseñar a dos poseídos como son Denji y Power.

El legado de Misfits

Todos ellos son imperfectos. Todos ellos son terriblemente humanos. Y todos ellos me recuerdan a la estupenda serie británica Misfits. En ella, un grupo de chavales que hacían servicios comunitarios recibían poderes por culpa de una tormenta. Cada uno de ellos era imperfecto y terriblemente humano. Y la serie conseguía profundizar en todos ellos a lo largo de sus temporadas, incluso cuando muchos de sus actores acabaron abandonando la serie y truncando el arco de evolución de sus personajes. Es el caso de Nathan, un crío desgraciado que podría ser el hermano perdido de Denji.

Tanto Misfits como Chainsaw Man fueron dos series capaces de renovar el género de la fantasía urbana y los superhéroes. A primera vista, parecen vulgares y simples. Si somos capaces de profundizar, encontramos a personajes muy similares a los que nos encontraríamos ahí fuera: buscavidas que intentan seguir adelante aunque todo, absolutamente todo, esté en su contra. Y no olvidemos que si algo nos enseñó El Quijote de Cervantes es que la sátira puede reinventar y cargarse géneros, pero también reflexionar sobre nuestra realidad.

Por si fuera poco, el dibujo de Fujimoto es espectacular, capaz de retratar las experiencias diarias de sus personajes, pero también las batallas más sorprendentes y extrañas que podamos imaginar. Chainsaw Man es una magnífica locura si el lector y el espectador saben leer entre líneas e irse más allá del gore, el humor y lo que la obra aparenta a simple vista.

Conclusiones

Después de una gran primera temporada, parece que lo próximo que tendremos de Chainsaw Man será una película que adaptará un arco que será la bomba. Aunque no sepamos si habrá segunda temporada como tal, sí tenemos varios cómics que desarrollan toda la trama de Makima y su organización y una segunda parte donde Denji comienza el instituto y el autor profundiza en la situación de muchos adolescentes de Japón. Sí, sigue teniendo mucho gore y humor, pero también tiene alma y eso es algo que, como al amigo idiota que nos sorprende, necesitamos más que nunca en el anime, el manga, el arte en general y, por supuesto, en la vida.

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