A raíz del estreno de Indiana Jones y el Dial del Destino y la lectura casi enfermiza que he hecho de los relatos de H. P. Lovecraft a lo largo de este año, durante el verano le estuve dando vuelta a lo interesante que sería mezclar el universo de nuestro arqueólogo cazatesoros pulp y los mundos inenarrables del escritor de Providence.
Total, si hemos visto cruces entre Marvel o DC o a personajes como Alien pegándose de tortas con Predator, ¿por qué no podríamos ver a Indiana Jones descubriendo un ídolo de Cthulhu y compañía?
La cuestión es que… ya existía.
El pulp y las aventuras
Gracias a la sabiduría del compañero y profesor de Historia Ángel de Jorge, me topé con un cómic que ya había tenido la misma idea. Así que le tengo que dar las gracias por regalarme este grimorio que ha resuelto una de mis dudas existenciales.
Se titula Indiana Jones y la Tumba de los Dioses. Y es un entretenimiento con un aire pulp loable: uno siente que está ante una historia del personaje creado por George Lucas y Steven Spielberg. Solo le falta la banda sonora de John Williams.
Tenemos aventuras, nazis, viajes por todo el mundo, un objeto mágico… Lo único que he echado de menos es más Lovecraft, porque más allá de alguno que pierde cordura como en un buen juego de rol lovecraftiano y el templo que encontramos al final, sentimos que es una oportunidad perdida.
Una lástima, porque sigo pensando que es una idea llena de fuerza. No obstante, Mike Mignola la ha explorado, aunque a través de otros personajes. El creador de Hellboy es un gran amante del pulp y, como digno sucesor del Círculo de Lovecraft, hemos visto a nuestro demonio favorito enfrentarse a nazis y otros monstruos en pos de objetos que, en muchas ocasiones, estaban ligados a los Primigenios. Es más, incluso su compañero Abe Sapien tiene cierta unión con seres que aguardan en las partes más recónditas del mundo.
Así que quien quiera un poco de Indiana Jones, siempre le queda Hellboy o las chorrocientas historias protagonizadas por el personaje de Mignola o cualquier otro de su universo.
Reseña de Indiana Jones y la Tumba de los Dioses: historia que mezcla aventuras y elementos lovecraftianos. Share on XEl origen de la aventura
Como todo el mundo sabrá ya, Steven Spielberg quería dirigir una película de James Bond y le compartió ese sueño de fan a su colega George Lucas. Fue el creador de Star Wars quien le dijo que tenía una idea mejor: un arqueólogo cazatesoros que recogería las influencias de las historias y cómics pulp, de los seriales y las historias de aventuras, con las que ambos habían crecido y lo uniría a todas las historias y teorías sobre los nazis buscando artefactos mágicos antes y durante la Segunda Guerra Mundial. A Spielberg le gustó la idea y de ahí nació Indiana Jones.
Esas influencias de ambos nos llevan a pensar en que gran parte del pulp se vio influido por el Círculo de Lovecraft, varios autores que escribieron y se vieron tocados por el genio del autor de Providence. Muchos de ellos tomaron elementos del escritor, este elementos de ellos… y muchos jugaron con la idea de aventureros en busca de lo imposible, aventuras que tomaban a su vez de historias de Julio Verne, Stevenson o Haggard.
Así que no es tan descabellado pensar qué ocurriría si nuestro Indiana Jones se viera de bruces con una conspiración lovecraftiana, ¿no?
Dioses y monstruos
Pero volviendo a Indiana Jones y la Tumba de los Dioses, estamos en 1936. Indiana recibe un mensaje del profesor Mellberg: uniendo una serie de discos de piedra fragmentados, se puede encontrar un templo que puede guardar la clave para cambiar el rumbo de la inminente guerra.
Por supuesto, una panda de nazis se ha puesto ya en su búsqueda, pero también una cazatesoros de dudosa lealtad. Indy, por supuesto, hará frente a peligros más grandes que la vida misma, tendremos cameos como el de su colega, el doctor Marcus, y acabaremos viendo el enésimo debate de Indy sobre sí mismo: ¿es un aventurero? ¿Un protector del pasado? ¿Alguien obsesionado con escribir la Historia?
El guion de Rob Williams (Doctor Who, Juez Dredd) funciona bien, aunque sepa a poco (se lee de golpe), y el dibujo de Steve Scott y Bart Sears en ocasiones cumple gratamente y en otras crea algunos esperpentos a los que los aficionados a leer adaptaciones de obras de Lucasfilm, como cómics de Star Wars, nos hemos, tristemente, acostumbrado.
Porque si bien hay autores que saben cuándo romper con la perspectiva, luego hay otros que no saben ni siquiera lo que es esto, las proporciones o decirle al entintador que no haga de las suyas (igual que hay entintadores que se ven teniendo que hacer más de lo que deberían).
Conclusiones
En definitiva, un entretenimiento pulp, un divertimento, que, aunque disfrutable, queda lejos de ofrecer todo lo que podría haber ofrecido una historia con elementos lovecraftianos. Me temo que, aunque la mayoría de Lovecraft esté libre de derechos o se pueda aludir a conceptos sin tener que enfrentarse a esas entidades temibles que son los abogados, seguramente Lucasfilm no quiso que Indiana Jones, un personaje bastante anclado a las leyes de copyright, se topase con Randolph Carter, Dagón y toda la familia de entidades lovecraftianas.
Así que seremos nosotros, los fans de Indiana Jones y de H. P. Lovecraft, quienes deberemos mezclar ambos mitos en nuestra propia mente. Deberemos imaginar a Indiana recibiendo un mensaje de algún erudito de Miskatonic, tendremos que darle la oportunidad de encontrar el Necronomicón, de seguir las huellas de entidades más allá de nuestra imaginación, toparse con aquellos que han visto el abismo y, al fin y al cabo, volver a soñar. ¿No es por eso por lo que existen las historias?
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