Allá por 2013, Injustice: God among us fue un videojuego de peleas con superhéroes que, de modo casi paradójico para los estándares del género, poseía una historia interesante: el Joker acababa con la vida de Lois Lane de un modo sádico y Superman se convertía en un monstruo autoritario; Batman, en ese momento, lideraba una revolución contra su antiguo camarada.
Once años después, cuando un Superman malvado no resulta rompedor ya que para romper tenemos al Superman de Zack Snyder rompiendo el cuello del General Zod, puede que no resulte sorprendente, pero en su época sí lo fue.
El guionista de cómics Tom Taylor fue el que recibió, a modo de encargo, el tener que hacer una serie de cómics basada en la premisa de Injustice. En principio, debía ser una mera serie que sirviese para vender el videojuego o aprovechar el impulso de este… pero acabó dando pie a varias “temporadas” e incluso algún que otro spin-off que reivindicó el trabajo de un guionista que comenzaría a ganar terreno en la compañía DC.
Juego de Tronos
En 2023, Tom Taylor regresó al terreno de las ucronías donde comenzó su ascenso con el título Dark Knights of Steel, que nos plantea qué habría pasado si el Universo DC se hubiera iniciado en la Edad Media en vez de en el siglo XX. Esto conlleva una clara analogía con el género fantástico: seres como Superman, Batman, Wonder Woman y compañía serían considerados guerreros dignos de la corte del Rey Arturo.
Sin embargo, desde nuestros estándares actuales, sería tomar el Universo DC y mezclarlo con la serie Juego de Tronos, que adapta la saga de Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. Y a esta fiesta se han unido autores del fantástico como Jay Kristoff (El Imperio del Vampiro, Nuncanoche) para números individuales. Lástima que se quede en la mera curiosidad (como ver a Alfred, el mayordomo de Bruce Wayne, convertido en una especie de trasunto del Quijote).
Si toda la idea tras Dark Knights of Steel parece una idea “friki” es… porque lo es, pero es indudable que genera muchísimo interés durante sus primeros números, en los que Taylor tira del efectismo y los cliffhangers que hicieron que etapa en Injustice fuese loada por crítica y público. Queda claro, además, que Taylor se ha visto varias veces Juego de Tronos y es aficionado a la lectura de obras de género fantástico. Hay mucho grimdark en sus páginas.
La Casa del Murciélago
A Taylor lo acompaña en el dibujo Yasmine Putri (salvo en algunas páginas puntuales) y destaca el apartado artístico a la hora de llevar al Joker, Harley Quinn, Oliver Queen y otros célebres personajes a un entorno de fantasía. No me cabe duda de que, basándose en sus diseños, veremos muchas figuritas en el futuro.
En líneas generales, pronto la serie pierde fuelle y se siente alargada cuando se producen unas revelaciones baladíes (con aliens de por medio) que recuerdan a la época de esplendor de Mark Millar en los cómics de Marvel y DC: hay traiciones, sangre, ases sacados de la manga, batallas que deberían ser épicas y quedan en meras redundancias… y, por supuesto, tenemos el mal de nuestro tiempo: la idea de que toda serie de cómics tiene que quedar abierta para poder explotarla en secuelas, spin-off, películas, videojuegos…
Crítica de Dark Knights of Steel, cómic donde presenta a los personajes de DC en un mundo digno de Juego de Tronos Share on XLa continuidad del cómic, por un lado, dota a las historias de una gran riqueza argumental, con personajes, temas y cuestiones que vienen y van o se reinventan, pero, por otro lado, también nos deja la sensación de que todo lo que pasa no sirve realmente para nada. Stan Lee hablaba de la paradoja del “todo cambia para permanecer igual” y es este tema el que hace que para mí el cómic de superhéroes haya perdido tanta fuerza (podríamos sumar la dependencia de las películas, la huida de grandes autores a las independientes, etc.).
El mal del superhéroe
Y entra aquí una pequeña reflexión: durante años he disfrutado de cómics como Dark Knights of Steel (Los Caballeros Oscuros de Acero), pero puede que en los últimos tiempos me haya dado cuenta de cómo funciona el mecanismo de este inmenso teatro de sombras. Decía Neil Gaiman que en la adolescencia y a comienzos de los veinte años, dejó de leer cómics porque le resultaban repetitivos e infantiles. Un día, en una estación, encontró en un kiosko un tebeo de La Cosa del Pantano de Alan Moore, Stephen Bissette y John Totleben, y le llamó la atención. Con cierta suspicacia, tomó el cómic y empezó a leerlo y… lo devoró sin parar. Sintió que algo había ocurrido: los cómics, incluso los de superhéroes, estaban cambiando. No tardó en querer entrevistar a Moore (trabajaba como periodista freelance) y durante esa entrevista le preguntó cómo escribir cómics. Y el resto… es historia.
Conclusión
Como en el caso de Gaiman, espero que los cómics de superhéroes vuelvan a engancharme. Que no se queden en premisas llamativas como Dark Knights of Steel. Que no se sientan como un boceto para una futura película. Que no piense que son un catálogo ilustrado de futuras figuritas. Que no note a un guionista con prisas y explotado en varias series al mismo tiempo que hace lo que puede con el tiempo que tiene. Que no se impida a los dibujantes tardar el tiempo que tengan que tardar con tal de mantener una coherencia visual. Que no haya giros de guion que hagan que el tebeo se convierta en la enésima intrascendencia del subgénero pijamero. Que no sienta que los cómics, en vez de avanzar, se están quedando atrás… o, mejor dicho, los cómics de Marvel o DC: el mundo del Noveno Arte es demasiado grande para tildarlo solo bajo el nombre de las grandes compañías.
En definitiva, Dark Knights of Steel (Caballeros Oscuros del Acero) es una serie que se venderá y que seguramente quede como una rareza dentro de un Universo DC que se ha perdido por los vaivenes editoriales de las últimas décadas. Poco más podrá ofrecer para los que busquen algo más, ya sea en la fantasía o en el género de los superhéroes.
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