«Pero ¿de qué sirve un buen hombre en un mundo lleno de monstruos?».
Que Ram V es uno de los guionistas de cómics actuales a seguir y tener en cuenta es algo que he confirmado con Costas salvajes. Después de la fantástica Las muchas muertes de Laila Starr y la oscura Blue in green, el guionista de origen hindú ha vuelto a maravillarme con esta historia que mezcla el trasfondo de la India colonial con demonios de su mitología y vampiros. Lo que podría ser un pastiche, en manos de Ram V, se convierte en un poderoso relato que mezcla fantástico, terror y realidad, pero ¿cuáles son los peores monstruos? ¿Los reales o los imaginarios?
Grandes «pequeñas» historias
A riesgo de repetirme, como en Las muchas muertes de Laila Star, en Costas salvajes lo peor es… que se acaba demasiado rápido. Solo cinco números son «suficientes» para Ram V y Sumit Kumar para narrarnos una historia magnífica donde quizá se podría haber profundizado más en los personajes y sus vicisitudes para que no sintamos que podemos leerlo en un abrir y cerrar de ojos. Hoy parece que esta rapidez es un mal endémico de gran parte del cómic.
Irónicamente, un punto a reivindicar de Costas salvajes es todo lo que consigue con tan pocas páginas, haciendo que sus personajes sean más memorables que otros de obras que se extienden innecesariamente. Los creadores de Costas salvajes dibujan la historia a la perfección en apenas unas viñetas.
Costas salvajes es un cómic que mezcla la India colonial, el Imperio Británico y... vampiros. Y lejos de ser un pastiche, es un cómic a reivindicar. Aquí su reseña: Share on XCostas salvajes nos cuenta la historia de dos reinos de la India enfrentados ante un invasor, el imperio británico. En ese contexto, Bishan es el guardaespaldas del príncipe, un misterioso enmascarado de naturaleza sobrenatural. Mientras, desde Albión, llegará una oleada de monstruos sedientos de sangre: ¿vampiros? Sí, pero además, conquistadores (que es peor).
Monstruos reales
Es muy interesante cómo Ram V plantea el elemento fantástico para hablar de una situación real. Los invasores ingleses son vampiros sedientos de sangre, sí, pero los hindúes deben recurrir a los monstruos de su cultura para defenderse. Los monstruos engendran monstruos. Y sobre el demonio hindú, es un demonio anclado en sus raíces, en sus orígenes. Es así cómo ante la amenaza venida de allende de los mares, son los orígenes de una nación quienes pueden salvarlo.
Pero lejos de quedarse en un alegato puramente nacionalista (de lo que pecaba la famosísima -y entretenidísima- RRR), aquí vemos también cómo el pueblo hindú está dividido y solo será su capacidad para aceptar el futuro y avanzar sin la violencia lo que reinventará su mundo. Los príncipes serán los que deberán negar ese odio si quieren que su mundo, su llama, no se extinga. Lejos de la falsa pulcritud de algunos relatos sobre el colonialismo, aquí hay grises… y también hay rojo, el rojo de la sangre.
De condes y conquistadores
Siempre que hablamos de vampiros tenemos que acabar hablando de él. Es el elefante en la habitación o, mejor dicho, el murciélago. Nos referimos a nada más y nada menos que a… Drácula. Nuestro conde, un ser anclado a la vieja Europa y su nobleza decadente, busca en Londres el poder que le ha sido arrebatado. Para ello, se alimenta de otros, como un parásito, como cualquier miembro de la nobleza. Todo rey es una sanguijuela.
Igual que La guerra de los mundos, Babel o Blue Eye Samurai era una metáfora del colonialismo y aquí hay varios guiños a la obra de Stoker. Desde el conde que maneja los hilos desde la metrópoli pasando por la llegada del horror a las costas, como ocurría cuando el Démeter acababa en las costas de Whitby en la famosa novela. Al final, el vampirismo, aparte de una metáfora sobre la enfermedad o la epidemia, lo es también sobre la avaricia.
No obstante, Ram V no se conforma con el simple homenaje y le otorga su propio carácter: nos presenta a otras criaturas de la mitología hindú, una que no ha sido muy explotada en Occidente, salvo que veamos películas del fantástico de la India.
De ese modo, Costas salvajes unifica el fantástico de dos mundos tan distintos, y logra, por suerte, todo lo que se propone al profundizar en los misterios de la Costa Malabar de 1766.
El deslumbrante mundo de la sangre
El diseño, la ambientación y el coloreado, la narrativa y el dibujo encajan a la perfección de la historia. Sumit Kumar está a la altura en todo momento. Pocos cómics actuales logran la fuerza que tiene este magistral relato sobre los monstruos fantásticos y los monstruos reales.
A través de sus cinco números, en Costas salvajes viajamos hasta la India y descubrimos su corazón y también a sus personajes, sin caer en lo manido o el cliché, y se consigue gracias a Kumar y su modo de hallar en su dibujo, el corazón de la India y de este relato.
Conclusiones
En cuanto a la edición publicada por Hidra, aunque reúne los cinco volúmenes en un solo tomo de tapa dura y la traducción es acertada, el problema está en lo parca que es en extras. Una obra así debería haber gozado de un gran número de bocetos, portadas alternativas, comentarios de sus autores… Una lástima y más cuando en el mercado se ven ediciones especiales de obras que no las necesitan.
Más allá de las carencias de la edición, Costas salvajes es un cómic ineludible para todos los amantes de las aventuras y la fantasía, sin dejar de lado su trasfondo metafórico y el poder de contar historias que nos fascinen, vengan de donde vengan.
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