Si Joe Abercrombie es el nombre que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de grimdark en inglés (con permiso de George R. R. Martin y Glen Cook), en español deberíamos hablar de Ferrán Varela, autor de La danza del gohut, Historias de Hann y El arcano y el jilguero. Y no es un acto simplista, sino justo, porque estamos ante uno de los nombres más importantes de la fantasía de nuestro país.
Las caras de Hann
El arcano y el jilguero, la obra de mayor extensión de la carrera de Varela, narra la historia de Mezen el Ariete, uno de los servidores del Imperio. Como si fuese una especie de demonio, lleva a cabo una guerra psicológica que hace que los reinos se rindan ante el Emperador sin tener que derramar más sangre que aquella que pertenece al reo que sirve de escarnio para sus adversarios. Sin embargo, pronto descubrimos que Mezen es un hombre atormentado por su pasado y con sus propios planes para el futuro de su mundo.
Bebiendo de obras como Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski (ese enfrentamiento con la lamia oscura en la cueva) o la narración de El nombre del viento de Patrick Rothfuss (ese tono melancólico, casi de autobiografía), El arcano y el jilguero encuentra su carácter propio gracias a las tribulaciones del protagonista y el gran mundo que se dibuja poco a poco a su alrededor.
Crítica de El arcano y el jilguero, una de las grandes obras de la #fantasía de los últimos años. Edita @Edtransbordador Share on XGracias también a sus otras obras (editadas también por Ediciones El Transbordador), Hann es uno de los mejores mundos de fantasía de la actualidad. Sus dioses, reinos, emperadores, guardianes de secretos y toda clase de personajes y seres que habitan en su mundo son más reales que los de otros mundos fantásticos, algunos con más fama (injustamente). Hann es un mundo oscuro y terrible, pero también lleno de la épica y la grandeza de la fantasía.
El camino de Mezen
Pero un mundo de fantasía no logra concebir una gran obra si no tenemos grandes personajes y pronto el lector puede empatizar con Mezen, aunque lo conozcamos arrancando de cuajo la cara de una víctima y cosiéndola a su capa arcana. Aunque parezca difícil, pronto entendemos su visión del mundo y cómo la búsqueda de un mal menor puede afectar a todos aquellos que le rodean, incluido a la joven que salva, Nara, y que se convertirá en su jilguero.
Juntos emprenden un viaje por todo Hann donde descubrimos diferentes reinos y personajes. Entre capítulos solemos tener un salto o elipsis temporal que nos desconcierta, pero engancha al lector. Además, cada reino es lo suficientemente distinto como para llamar nuestra atención, desde ciudadelas consumidas por una epidemia (la obra es previa al COVID; puede que ya se «oliese» en el ambiente) hasta ricos reinos de hipocampos y falsedades.
Por el camino sabremos más sobre Mezen y su sombrío pasado, pero también sobre Nara y los otros personajes de la historia, incluso de sus dioses áureos. También nos deja con imágenes duras, como la muerte de uno de los grandes compañeros de Mezen, su más fiel aliado, que perece con un susurro.
El futuro de Hann
A la espera de nuevos libros firmados por Ferrán Varela, cabe ilusionarse con el mundo que ha creado su joven autor. Aquellos creadores y lectores que busquen una nueva estrella, aunque sea oscura, dentro de la constelación de la fantasía, contamos con el legado que ha empezado a forjar este escritor y abogado catalán.
En una época de redes sociales y mensajes vacuos, se agradece que Varela dedique todo su tiempo a su profesión, tanto jurídica como literaria. En el caso de la segunda, en más de una entrevista, el autor ha dicho que todo lo que quiere decir está en sus novelas y no requiere de redes para apoyar su mensaje. Una postura valiente y más en esta época de vendehúmos.
Por último, me pregunto si algún día tendremos la suerte de que algún estudio español (como The Game Kitchen, la gente tras Blasphemous) se atrevan a adaptar al formato del videojuego el mundo creado por Varela. Si CD Projekt RED tuvo The Witcher, ¿por qué nosotros no podríamos seguir las aventuras del Arcano o cualquier otro personaje de las historias de Varela?
Conclusiones
Por desgracia, la primera parte me parece más interesante que la segunda, donde va perdiendo fuelle y el viaje de huida se hace menos interesante, sobre todo por un final ciertamente abrupto que deja la puerta abierta para una secuela que todavía no se ha publicado (pero que no dudaría en leer).
Por suerte, el estilo de Varela es lo suficientemente trepidante y bien trabajado como para disfrutar de cualquier cosa que nos cuente, sobre todo por haberle dado una voz potente y fuerte a su narrador en primera persona, ese Mezen que se ha ganado el odio de tantos, pero que no deja de ser una figura con la que, como ya he dicho, podemos empatizar.
No obstante, El arcano y el jilguero es una gran novela, una de las mejores escritas dentro del género en nuestro país y, aunque La danza del gohut siempre mantendrá un lugar de honor en mi estantería, esta novela no será de menos.
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