Hace poco, saltaba la noticia de que HBO Max iba a eliminar La Liga de la Justicia de Zack Snyder™ de la faz de la Tierra. Y eso me precipitó, tras años esquivando la bala, hacia el fuego cruzado de obligarme a querer pasarme cuatro horas viendo la película de marras. Y al fin lo he hecho.
Me temo que donde algunos ven una obra maestra, lo único que se ve (subiéndole el color si acaso) es el último estertor de unas franquicia mal construida y que nunca debería haber existido si realmente se tenía cierto aprecio a los personajes de DC Comics. Y hasta aquí, todo lo bueno, pero como mi sueldo imaginario proviene de alguna parte, sigamos escribiendo…
#ReleasetheKra… perdón, The Snyder Cut
En 2017 se estrenó La Liga de la Justicia, pero terminada y retocada por Joss Whedon, director y guionista de las dos primeras películas de Los Vengadores.
Ahora parece extraño, pero era la forma que tenían los cabecillas de Warner de llevarse los dividendos (cuando se roba a mano armada, se tiene que robar bien. Eso nos lo enseña el capitalismo) y, por entonces, el creador de Buffy, cazavampiros no había caído tras lo descubierto durante el #MeToo (tal vez, deberíamos haber sospechado algo con el Buffybot o con la relación turbia de Spike y Buffy).
¿El resultado? El propio Whedon lo dejó claro con el cartel de un vagabundo al que vemos en el montaje del inicio de la película: «Lo intenté». Y sí, lo intentó, por mucho que la crítica fuese horrible, por mucho que le quedase un Frankenstein de película y se gastasen una pasta en borrarle el mostacho a Henry Cavill.
La versión de Snyder
Pero no es mucho peor que la versión de Zack Snyder, aquella en la que cualquier escena sirve, donde la hipertrofia es lo que se lleva, donde se desconoce qué es cortar una escena y donde hay un checklist de escenas que incluir siguiendo lo que dicen en los foros aquellos partidarios del #ReleasetheSnyderCut, que lejos de ser tan carismáticos como el Zeus de Clash of Titans, en realidad eran unos pesados (que ahora se amparan bajo el #RestoretheSnyderverse, porque eso de leer cómics como que no).
Crítica de La Liga de la Justicia de Zack Snyder: una mala pesadilla Share on XAsí que poco cambia con respecto a la versión de 2017 en líneas generales, salvo que tenemos nuevo diseño del malo (ahora, con más pinchos y brillibrilli), que nos pasamos dos horas hasta juntar al grupo, que se ha dividido todo en capítulos pues… porque sí, que la película se ve a 4:3, que tenemos nueva banda sonora y, ante todo, muchos diálogos tontorrones y muchas escenas que producen… ¿emoción? ¿Alegría? ¿Miedo?… No, vergüenza ajena.
Si alguien la ve como un logro o una de las mejores películas del cine de superhéroes, puede ser porque se ha autoconvencido de ello. O porque le falta calle.
¿Qué me estás contando, Zack Snyder?
El resumen es el meme ese de «en su cabeza, sonaba espectacular» y me imagino que meter una escena donde Wonder Woman volatiliza a un terrorista delante de unas crías (y una acaba soltándole, la muy psicópata que quiere ser como ella de mayor), otra donde Barry Allen se enamora de una chica accidentada mientras vuelan las salchichas alrededor (sutil…), una en la que Lois Lane va todo el día a por café, otra en la que la madre de Superman resulta ser el Detective Inútil… Marciano y una en la que Aquaman ensucia el mar a la vez que lo «protege» sonaba bien (un «bien» con una definición demasiada amplia).
A las escenas de acción de videojuego (ay, las cinemáticas) se suma la idea de la cámara lenta metida por doquier y eso me ha recordado a Garth Merenghi’s Darkplaces, ese falso documental sobre una serie tan horrible que, como no tenían metraje para rellenar capítulos, ponían las escenas a cámara lenta. ¡Si es que hasta tenemos una maldita fregona cayendo al suelo a cámara lenta! Pura épica.
Pero es que Snyder se creyó eso de ser un «visionario director» y, con los años, ha ido desbocándose. Puede que lo mejor de su filmografía esté al inicio de su carrera (El amanecer de los muertos, 300 y, con sus peros, Watchmen y Sucker Punch) y, desde ahí, haya empezado un progresivo declive donde no le va bien que muchos le aplaudan por cualquier cosa que haga.
¿Esto es DC?
Lo peor de todo es que, como lector, no siento que estos sean los personajes con los que he crecido. Sí, son personajes con ochenta años a sus espaldas en algunos casos, pero es que la idea de base está en muchas de sus encarnaciones y, aquí, simplemente, no está. Ni Superman es Superman ni Batman es Batman… y así con cada uno de los personajes.
Para muestra de ello, la bochornosa escena de la «knightmare» donde se ve que Snyder se flipó por lo mucho que le gustó a la gente la escena de su anterior película donde Batman jugaba a ser Blacksad y de ahí que se haya inventado un desaguisado que da vergüenza, con un Joker a lo Marilyn Manson y unos diálogos que nos hace pensar que nunca se han leído un cómic.
El tono oscuro y serio es cansino y cuando se incorpora algún toque de humor es que simplemente no encaja con el resto de la película y más que hacer gracia, hace que entornemos los ojos y luego miremos al reloj, a ver si se acaba ya el martirio. Es hasta burlón pensar que la película cuenta con una versión de blanco y negro porque… a saber por qué.
Añadidos y desaguisados
Lo más interesante de esta película es estudiarla como un ejercicio insólito. Contamos con dos montajes distintos y dos visiones de los superhéroes que resultan radicalmente contrapuestas. Ninguna de las películas es buena; quien crea que la versión de Snyder es una obra maestra, me temo que se ha convencido más a sí mismo que por lo que ha visto en la gran pantalla… pero es interesante porque nos deja ver el devenir de todo un género que no pasa por sus horas más altas.
De las pocas cosas interesantes, el mensaje sobre las relaciones paternofiliales (sobre todo al saber qué llevó a Zack Snyder a abandonar el proyecto en 2017 y que la película está dedicada a su hija Autumn, que falleció ese año) y darle un poco de trasfondo a Steppenwolf (que al final nos da hasta penita).
¿El problema? Algo tan poco importante (nótese la ironía) como lo es… la base, la historia, ¡el guion! Es sorprendente que Chris Terrio estuviese tras un film tan solvente como Argo para luego haber hecho cosas como La Liga de la Justicia o el Episodio IX de Star Wars. Más allá de los diálogos sobreexplicativos o las frases risibles («es la punta de la punta»), ¿en qué momento sentimos que estos personajes son nuestros personajes? En ninguno.
No comprende a los personajes ni lo que los convierte en algo importante en los cómics. Tampoco entiende que cualquier espectador medio compararía a Darkseid y las Cajas Madre con Thanos y el Guantelete del Infinito, pero es que ni siquiera logra crear algo original con el villano de Kirby y el trasfondo que se le ha dado en DC y me temo que ahí entra el peso de Geoff Johns y sus arcos en una Liga de la Justicia que se planeaba como hoja de ruta para la versión cinematográfica, cuando siempre hemos tenido versiones mejores y con ideas más frescas.
Conclusiones
Mirando atrás, el Universo DC cinematográfico ha sido un desastre impresionante y digno de estudio. El Hombre de Acero fue una propuesta «correcta» pese a que le quitasen el trípode a Snyder y rodase con temblique. Batman V Superman fue la demostración de que Snyder no entendía a estos personajes a los que ve como dioses mesiánicos a los que les da igual la humanidad. Son supers, pero no héroes.
Después vino El Escuadrón Suicida que… bueno, mejor pasemos un estupido velo por el cine quinqui de superhéroes. Wonder Woman y Aquaman fueron propuestas ensalzadas, porque, dentro de lo malo, era menos malo. Shazam! fue una película maja que no encajaba ni con cola, mucho menos su secuela, mientras que Aves de presa (nauseabunda), Black Adam y Wonder Woman 1984 son dignas de ser enterradas en el desierto, como los juegos chungos de E.T.
The Suicide Squad fue una rara avis que ya ha sido olvidada (¿dónde te has metido James Gunn), como lo será The Flash, Blue Beetle (que a saber si está dentro o fuera) o Aquaman 2. La Liga de la Justicia, sea de Whedon o Snyder, solo es otro clavo más en el ataúd.
Porque el mayor problema radica en querer empezar a construir una casa por el tejado cuando deberían haber empezado por los cimientos: una buena historia que lograse captar el espíritu de los personajes y qué significa ser un superhéroe y no un flipado a merced de las sanguijuelas de los grandes estudios cinematográficos.
En definitiva, que si la versión de La Liga de la Justicia de Joss Whedon era execrable, la versión de Zack Snyder no es mucho mejor y, aunque diga haberlo hecho por los fans, estaría bien que Chris Terrio también y se hubiese leído algún cómic en vez de torturarnos con cuatro horas de lo que pudo ser y jamás fue.
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