«I see the world as a place that must be endured, and my personal philosophy is kill or be killed».
En marzo de 2020 el mundo se detuvo. Todos lo sabemos. En el submundo educativo, donde me muevo, apareció ese sistema de tortura que era el «aula virtual» y la idea de bajar el nivel todo lo posible para intentar compensar una posible desigualdad educativa (que sembró el conformismo y la destrucción de un sistema ya de por sí destruido).
Quizá fuese por la desaparición de las clases presenciales, el auge del tiempo libre o la romantización de lo clásico en las redes sociales, el estilo dark academy vivió su auge.
Pero… ¿Qué es dark academy?
La autora Silvia Delvigo explica la viralización del dark academy de este modo en Dark Academia, la subcultura que se viralizó durante la pandemia, un recomendable trabajo en el que la autora repasa que es este estilo y cómo ha vivido su esplendor, bajo el amparo de obras como The secret story (El secreto) de Donna Tartt o El club de los poetas muertos de Nancy H. Kleinbaum:
«Dark Academia es el nombre con el que se conoce a una estética y subcultura surgidas en las redes sociales, y que sigue como líneas principales la evocación a las temáticas relacionadas con la literatura clásica, y una pasión e interés profundos por el conocimiento y el aprendizaje en general, imaginadas en el ambiente aspiracional de las boarding schools y universidades de la Ivy League. Las bellas artes, la escritura, la arquitectura y el lenguaje –sobre todo latín y griego- se entrelazan con las nociones de un romanticismo onírico, de tintes oscuros y una naturaleza trágica. El imaginario donde se bosquejan estas ideas suelen ser edificios de arquitectura gótica, cafeterías, bibliotecas y paisajes de paletas otoñales».
Wednesday más allá de casa
Centrándonos en lo que es importante, el principal acierto de la serie de Wednesday es cómo toma a la hija de la Familia Addams y la traslada a un mundo gótico del dark academy donde el público quiere perderse.
Alfred Gough y Miles Millar (creadores de series como Smallville) rescatan así un personaje que vivió su gran momento, más allá de los cómics de Charles Addams o las series (de actores y de dibujos), por las películas de principios de los ’90, donde Christina Ricci dio vida a la macabra Wednesday.
La serie de #Wednesday es un acierto: toma al personaje de Charles Addams y acierta al llevarlo al subgénero dark academy Share on XEn esta cultura meme donde vivimos, es casi imposible no cruzarse con un GIF, una escena o un traje cutre de Halloween que representa a la joven de los Addams.
Pero lejos de quedarse en lo de siempre o innovar para mal (véase esa cutre película en 3D que se estrenó hace unos años y que, incomprensiblemente, contó con secuela), aquí han acomodado a Miércoles en un subgénero que le sienta como anillo al dedo.
La vuelta de Tim Burton
Y es que Wednesday es un cúmulo de pequeños aciertos que conforman un todo más que destacable. Que Tim Burton haya dirigido los primeros capítulos es como para volver a tener fe en la humanidad: cualquier fan del director estadounidense sabe que el mundo de los Addams encajaba a la perfección con su «visión del mundo» (o aquello que lo hizo conocido).
Ya en los ’90 (su mejor época), se intereró en llevarlos a la gran pantalla, pero finalmente sería Barry Sonnefeld el que lo lograría. Burton estaba en esa época con múltiples films: Batman, Batman vuelve, Edward Scissorhands, Ed Wood, la producción de Pesadilla antes de Navidad, etc.
Ahora, tres décadas más tarde, tras años en los que ni él mismo sabía muy bien lo que hacía (véase las bochornosas Dumbo o Alicia en el País de las Maravillas o la anodina El hogar de Miss Peregrine), consigue regresar para cumplir con su función de cuidar el diseño de arte, la fotografía y el retrato macabro de sus mejores historias.
El auge de Wednesday
Otro punto fuerte tiene nombre y apellido: hablamos de Jenna Ortega, que se ha convertido en la reina del baile (con el Goo Goo Muck de The Cramps) y su capacidad para meterse en un personaje que, si bien ya era mítico, ella consigue darle su propia entidad.
Ortega, nominada al Globo de Oro por su interpretación, no tiene que aguantar comparaciones con la Miércoles de Christina Ricci, actriz que también aparece en la serie, interpretando a la profesora Thornhill, y que forma un juego metareferencial que es una delicia para los espectadores aficionados a la historia de Los Addams.
También es un placer tener a Gwendoline Christie (nuestra Lucifer y nuestra Brianne de Tarth) como la directora de la academia, Catherine Zeta-Jones como Morticia o Emma Myers como la licántropo Enid; incluso miembros del reparto más secundarios, como Hunter Doohan (Tyler Galpin), Joy Sunday (Bianca) o Percy Hynes (Xavier) están más que correctos, aunque su rol sea más el de un estereotipo.
Macabro divertimento
Como indicaba al principio, siento que la serie va poniendo el «check» en una lista de aspectos que suelen aparecer en las historias de dark academy. Uno detrás de otro. Sociedades secretas, grupos de élite, profesores misteriosos, grandes bibliotecas, pasión por el conocimiento…
Y a todo aquel que le llame este estilo, podrá disfrutar y, el que no lo conociera, podrá disfrutar del humor negro que desprende la serie (un humor que, en ocasiones, es sorprendentemente oscuro, como debe ser). Siempre defenderé que es mejor una serie de instituto sobre chavales que rinden homenaje a Edgar Allan Poe que una que trata a los chavales como drogadictos en potencia.
El guion se basa en el entorno y sus personajes, aunque el misterio resulte bastante simplón. Se intentan poner falsas pistas y alargar con una subtrama sobre el pasado de Morticia y Gómez, pero lo que importa es realmente el pasado del pueblo y la academia, con un desenlace que bien podría recordar a las primeras películas de la saga Harry Potter, con una fuerza oscura que busca resucitar.
Conclusión
Y más allá de un guion que sabe que teclas tocar, unas interpretaciones estupendas y una buena dirección (aunque se nota, levemente, el salto de los episodios dirigidos por Burton a los que no), cabe destacar el diseño de producción que rinde homenaje a un mundo digno del gran Edgar Allan Poe y la música de un Danny Elfman que mantiene sus dejes habituales (apoyados en las colaboraciones de Apocalyptica para su versión del Nothing Else Matters de Metallica o con el Paint it Black de los Rolling pero en versión violonchelo), pero que encanjan a la perfección con la serie.
De este modo, Wednesday se convierte en una agradable sorpresa para los que disfrutamos del terror y la estética oscura. Se sostiene en un misterio que, aunque termina de forma precipitada y demasiado dependiente de la continuación, al menos no termina vejando los principios de la serie, como sí ocurrió con Sabrina (otra producción de Netflix) o The Umbrella Academy.
Por tanto, para todos los que nos criamos con La Familia Addams o nos llama la atención la dark academy (sí, es mi caso, ¿qué le voy a hacer?) en esta época donde la educación parece envilecida por miles de males más peligrosos que un Hyde, Wednesday es un estupendo entretenimiento que, por suerte, promete nuevas temporadas y aventuras en la Academia Nevermore. Esperemos que no les pongan Google Classroom.
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