«You have chosen. A life of regret. Knowing everything you’ve done, everyone you’ve hurt, and lost. Your suffering has barely begun. You choose to live, to carry that weight. Bitter and brief«.
Siempre he dicho que la saga Hellraiser es una saga interactiva. Me explico: en ella aparecen los cenobitas, que están dispuestos a que vivas una experiencia más allá del placer a través de la tortura. Bien, a partir de la segunda película (Hellbound) la saga se propuso -sin que sus creadores lo supieran- que fuese el espectador el que fuese atormentado hasta niveles terribles.
Si bien Bloodline y Judgement puede que tengan algún elemento interesante, hay otras como Hellworld que son un sufrimiento extremo (pese a que por ahí pasen Henry Cavill o Katheryn Winnick) y si ya hablamos de Revelations es como para desear que los cenobitas nos despedacen cuanto antes. Por tanto, la idea de un reinicio, que llevaba rondando la mesa de Clive Barker desde principios de los 2000 no parecía un error y, por ello, en este 2022 hemos tenido el estreno de la nueva Hellraiser.
¿Habrá estado David Bruckner a la altura de las dos primeras entregas de la franquicia o habrá caído al infierno de las entregas que fueron directamente a vídeo? ¿Tendremos un digno complemento de la magnífica novela escrita por Clive Barker o desearemos que esta tortura tenga fin? A continuación nos adentraremos en este laberinto del que quizá no logremos salir indemnes.
La última tentación de Hellraiser
La nueva película de Hellraiser nos traslada a la época actual. Riley, una chica drogadicta, entra en un antiguo contenedor de mercancías abandonado esperando sacar algo valioso que le permita pagarse otro chute. Allí encuentra una caja fuerte dentro de la cual hallará otra caja que resulta ser una misteriosa configuración. No es un mero juguete. Este rompecabezas, cada vez que toma una nueva forma, acuchilla a su portador y lo entrega a los cenobitas, unos sacerdotes del dolor y el placer que llevan a sus víctimas a algo más terrible que la muerte. Quien consiga resolver las seis configuraciones obtendrá audiencia ante el dios conocido como Leviatán y podrá pedirle uno de los seis poderes.
A partir de ese momento, Riley sufrirá la pérdida de su hermano y la búsqueda de respuestas la llevará a ella, a su novio y sus amigos hasta la mansión abandonada de un millonario desaparecido, Roland Voight, el cual se obsesionó con la Configuración. Sin embargo, los cenobitas, con su líder a la cabeza, ya han despertado y están dispuestos a lograr sus propios planes.
El director de esta historia es David Bruckner, quien ya había realizado The Night House, interesante película de terror que recogía algunos elementos de un guion descartado para la franquicia de Barker. A través de una dirección más convencional que en su anterior película, cuida la fotografía para enmarcar en pequeños cuadros (como cajas) la acción y para explorar el terror por medio de elementos que nos recuerdan a las dos películas originales. Es innegable que hay varios momentos muy conseguidos, como la persecución que sufre el personaje de Nora y cómo sufre la emboscada de los cenobitas, que le demostrarán una nueva variante de cómo se reza. El uso de sonidos externos como la respiración, los pasos o el castañeteo de unos dientes acaba poniéndonos los pelos de punta. Todo un logro tras lo bajo que había caído la saga.
Una nueva exploración
El placer, el sexo y el horror son tres elementos importantísimos de la novela original de Clive Barker y de la primera película de la saga (que era casi una cinta «romántica». Sí, con gore, muertes y resucitados, pero romántica desde cierto punto de vista). Este nuevo Hellraiser los recupera desde el primer momento. Aquí volvemos a hablar de la tentación y qué haríamos con tal de experimentar el mayor placer posible, aunque eso suponga condenarnos. Y, como ya hiciese el reboot de Evil Dead, habla también de la adicción.
Algunos fans temían que la saga de Hellraiser se rompiese con esta nueva entrega. Me temo que no se habían dado cuenta de que llevaba muchos años rota, mínimo desde que fuese llevada a Estados Unidos con Hellraiser III: Hell on Earth y que Hellraiser IV: Bloodline acabase siendo mutilada durante y después del rodaje. Como admirador de Barker, me he alegrado que esta nueva película haya respetado el material original y haya complementado varios aspectos que Barker no tocó. No es una adaptación al pie de la letra, pero sí toma los sentimientos que esta transmitía.
Puede que el mayor problema esté a la hora de empatizar. Si bien en la película original Kirsty nos causaba empatía porque era el único personaje que no nos repugnaba, en esta nueva entrega tenemos el problema de que gran parte de los personajes (salvo quizá Colin, Matt y Nora) nos caen mal, con lo cual, no empatizamos tanto con ellos sino con los cenobitas. Riley no es una buena hermana y su novio Trevor es repulsivo. Por suerte, Riley inicia un camino que queda sellado cuando toma una decisión y me parece muy acertada e interesante.
La sensación que me queda es que estamos ante una buena película que rinde homenaje a un gran escritor como lo es Clive Barker, mientras que la reciente Candyman fue un despropósito que olvidaba el importante legado del escritor (¿en serio le pusieron su nombre a un personaje imbécil que muere en los primeros veinte minutos y retrataban a una pareja homosexual de un modo tan pobre, cuando el propio Barker es gay?).
La llegada del Leviatán
Por un lado, Bruckner y compañía exploran el origen de la Caja de los Lamentos, que ahora tiene sentido que se llame Configuración. Toda esta parte de lore y la profundización que se hace en lo que se puede conseguir a través de ella me ha gustado mucho y pienso que complementa algunos elementos de la franquicia. Eso sí, puede que reste cierto misterio a la propuesta, ya que establece reglas. Sin embargo, gracias a ellas y cómo se rompe algunas, tenemos algunos instantes muy originales.
Por otra parte, el diseño de los nuevos cenobitas me ha parecido excelente (agradezco el uso del maquillaje y efectos especiales prácticos), incluso aunque alguno quede más relegado dentro de la propuesta. Y puede que ahí esté uno de mis mayores peros con este nuevo Hellraiser. Entiendo que la cinta haya querido reservar a los cenobitas y no quemarlos a la primera de cambio, pero echa en falta más momentos con estos personajes, sobre todo con la Priest interpretada por Jamie Clayton y que toma el relevo del fantástico Pinhead de Doug Bradley.
A nivel de violencia y terror, antes de Saw, ya existía Hellraiser y aquí vamos a tener una auténtica masacre, algo que respeta la obra original y se suma a la reivindicación de aquel movimiento de la nueva carne del cual Barker y David Cronenberg fueron precursores. Hay varios momentos en la cinta que nos harán apartar la mirada de la pantalla.
Conclusiones
Tras más de diez secuelas, cómics que iban de más a menos, productos derivados apócrifos y novelas que han servido de secuela, puede que Hellraiser (2022) sea la secuela más digna de la franquicia desde Hellbound (aunque tampoco es mucho decir). Ayuda también la música, donde Ben Lovett cuenta con los fantásticos temas que Christopher Young realizó para las dos primeras entregas de la franquicia. No creo equivocarme si digo que Hellraiser no es Hellraiser sin la música de Young.
No es el único guiño de la cinta. A lo largo de la película tenemos el diseño clásico de la caja, Joey nos evoca a Monroe (de Hellraiser III), alguna frase qué vuelve a aparecer (Whats your pleasure?), la idea de que un mortal pueda acabar despellejado o convertido en cenobita, la aparición del Leviatán, los dibujos escapados del estudio de Lemarchand… Excelentes guiños para los incondicionales de una saga que ha muerto muchas veces y que, con esta producción de Hulu, parece haber revivido.
Para concluir este viaje por el averno, dejo claro que Hellraiser (2022) es un digno homenaje a la novela de Clive Barker y las dos primeras entregas de la saga (menos mal que no fue como la deplorable Libros de Sangre). Puede que la puerta quede abierta para contar más historias, aunque todo lo decidirá Hulu, que ha tomado la arriesgada estrategia de estrenarla en streaming, pero no de modo simultáneo en todo el mundo, lo que puede que le reste audiencia y posibilidades de volver a reencontrarnos con nuestros cenobitas. Esperemos poder volver a abrir la Caja…
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