The Night House nació como una propuesta de los guionistas Ben Collins y Luke Piotrowski para relanzar la franquicia de Hellraiser, pero acabó tornándose en su propia película.
La película sigue la historia de una profesora, Beth, que intenta superar el duelo tras el inexplicable suicidio de su marido, Owen. Sin embargo, a medida que profundiza en el pasado de este a través de las sombras de la propia casa que su esposo construyó, empieza a darse cuenta de que podría haber algo más oscuro que la rodea.
El Taj-Mahal Negro
Cuenta la leyenda que el emperador Shah Mahal construyó el emblemático Taj-Mahal en memoria de su amada muerta. Se dice que su plan era construir una versión en piedra negra del Taj-Mahal, justamente al otro lado del río, para crear una visión simétrica. Él yacería allí cuando muriera, viendo siempre la tumba de su amada. Sin embargo, el encarcelamiento que sufrió el emperador cuando fue derrocado por su hijo acabó con su sueño. Murió en una celda desde la que podía ver la tumba de su amante.
#TheNightHouse es un drama que juega con el cine de terror para plantearnos el temor de descubrir la verdad. Share on XPero esto es una leyenda, un cuento… que bien podría ser de terror y que podemos rastrear en The Night House, donde Owen construye otra versión de su casa, al otro lado del río, para intentar allí evitar que la muerte encuentre a su esposa y para poder liberarse él de la oscura influencia de la Parca, que busca acabar con Beth tras que ella sobreviviese a un accidente que la dejó muerta durante cuatro minutos.
Lástima que la idea no se explore más en la cinta, ya que era un aspecto interesante, que incluso da nombre a la película, pero se queda en un simple apunte que da cierre a la cinta.
Las fases del duelo
Uno de los motivos por los que he visto The Night House era para tener alguna referencia del trabajo de David Bruckner antes de verle con la franquicia de Hellraiser. Puedo decir que sabe mantener la cámara y sabe cómo dibujar un panorama inquietante de un modo que resulte elegante, algo que ya es todo un hallazgo tras las últimas y paupérrimas películas de la saga.
Como ocurre con la sutil banda sonora de Ben Lovett, agradezco que David Bruckner se libre de algunos de los manierismos del terror actual y prefiera centrarse en el dolor y el duelo de su personaje principal antes de convertir la película en un festival de «jump scare» y otros ardides baratos.. Es más interesante el uso de los espejos, los espacios vacíos o la fotografía en rojo (deudora de la maravillosa Suspiria) que otros recursos más quemados en el género.
Es más, cuando la película concluye, pese a que está la idea del fantasma y el horror, para mí lo que prevalece es la sensación de haber estado ante un drama sobre la pérdida. Me resulta más interesante ver al personaje de Beth lidiando con las fases del duelo que persiguiendo fantasmas, porque quizá el horror cotidiano está mejor articulado que el terror sobrenatural. Eso se logra gracias a la actuación de Rebecca Hall, quien lleva toda la película sobre sus hombros, aparte de haber sido productora de esta.
La casa negra
Como en las mejores historias de terror, The Night House se abre a varias lecturas. El espectador puede creer todo lo que ve o puede pensar que es el personaje de Beth intentando justificar lo ocurrido con su esposo. Esto nos devuelve a clásicos como Una vuelta de tuerca de Henry James o La maldición de Hill House de Shirley Jackson.
En las dos obras citadas, la casa no era solo un espacio fundamental, sino un avatar que se convertía en un personaje más de la historia. Ocurre lo mismo con The Night House, que sin caer como se cae habitualmente en el subgénero de las casas encantadas, sí representa un microcosmos de lo que está ocurriéndole a los personajes.
Pese a que la casa de Beth y Owen esté llena de ventanales, al final los secretos más profundos se ocultan en las profundidades de la otra orilla, en una simetría macabra, en un Taj-Mahal negro donde habitan nuestros propios demonios.
Drama por encima de terror
Sin embargo, pienso que no se profundiza en demasía en la idea de construir un laberinto y una serie de espejos para engañar a la mismísima muerte, tal y como The Night House nos revela en su tercio final. Da la impresión de que el film da muchas vueltas para luego contar algo más simple.
Queda la sensación de que quizá Night House hubiese funcionado mejor si se hubiese profundizado más en lo interesante y se hubiese recortado en otros segmentos. Quizá, incluso, para lo que tiene que contar finalmente, podría haber sido mejor una serie que una película.
Sobre el final, que puede resultar esperanzador, creo que hubiera sido más acertado si se hubiese terminado un minuto antes y hubiera dejado que cada espectador concibiese su propio final.
Conclusiones
The Night House no es perfecta. Tiene un buen arranque, pero pierde fuelle cuando abusa de la idea de los sueños y huye de las consecuencias. Además, el ritmo no siempre acompaña y no todo resulta tan potente como cabría esperar. Sin embargo, es un oasis cuando el género del terror parece agotarse en sus vertientes más comerciales.
Para los curiosos que se pregunten si subsiste alguna huella de Hellraiser en la película, puede que haya dos: la estatua de la mujer atravesada por las estacas (que bien podría ser producto de un ritual cenobita) y la idea de crear un laberinto digno de la Caja para esquivar el poder de los cenobitas, aquí transformados en un avatar de la muerte.
Curiosamente, los guionistas tras The Night House han escrito la nueva versión de Hellraiser que veremos este año. Esperemos que resulte tan interesante como esta película nacida de los restos de la franquicia de Clive Barker.
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