Saturno devorando a su hijo de Francisco de Goya, ¿qué dudas suscita en 1º ESO? Fuente. |
Contaba el gurú de la educación Ken Robinson una anécdota de la enseñanza (que, más tarde, Tom King robaría para su cómic de Mr. Milagro) que, una vez, una profesora dijo a sus alumnos que dibujasen lo que quisieran. Después de un rato, la docente le preguntó a una de las niñas qué estaba dibujando. La cría, poniendo mucho empeño en su obra, contestó que iba a dibujar a Dios. Sin más. Así de simple. Su maestra la miró con sorpresa y le volvió a preguntar:
—Pero ¿cómo vas a dibujar a Dios si nadie lo ha visto nunca?
La niña la miró y siguió dibujando con mucho esmero, mientras respondía:
—Esperen cinco minutos más y verán cómo es Dios con este dibujo.
Interesante, divertido y una demostración de cómo los niños pueden imaginar y ser originales. Si la mayoría de los escritores y artistas de postín fuesen menos egocéntricos, deberían aprender más de los niños que de mantener simples berrinches posadolescentes.
¿A qué viene esto? Me ha pasado algo parecido, pero, como me ha pasado a mí, por supuesto es más sanguinolento y oscuro.
La semana pasada en 1ºESO estuvimos hablando del cabello de Venus, que fue el nombre que recibió una bacteria aparecida tras la erupción del volcán submarino cercano a la isla de El Hierro. Los de 1º ESO (unos once, doce o trece años) están en una edad donde su visión de la realidad parece casi panteísta. La religión y la mitología se funden sin más... y se mezclan con series de dibujos, vídeos de Youtube y a saber qué más. Pueden ver a Dios como un personaje de DC, a los dioses griegos como los de Marvel y a los nórdicos como los de un videojuego... No encuentran grandes dudas sobre este tema, salvo el ¿y qué pasó con ellos? Como si un día Zeus y compañía hubiesen dicho: "por aquí no paso" y hubiesen decidido coger su equipaje, cerrar la puerta y decir adiós a la humanidad (quizá este es el pensamiento sobre la divinidad y el abandono más cercano). ¡Hartamos a los dioses!
Mientras hablábamos de Venus, Vulcano y compañía, se nos cruzó por la cabeza hablar sobre Saturno. Al horror y la sorna al descubrirles el final de cierta parte de Cronos durante la revolución de sus hijos, se añadió tener que explicarles que Saturno devoraba a sus hijos y si hablas de Saturno zampándose a sus hijos tienes que hablar del cuadro de Goya. Y nunca está de más hablar de arte con chavales que todavía no han visto esta joya de la pintura. Así que decidimos proyectarlo.
A continuación, entre las risitas de pequeños psicópatas amantes del gore de algunos, hubo también rostros de asco al ver ese cuerpo inerte y ensangrentado, siendo devorado por ese ser peludo y demoníaco... Y lo más curioso fue la cara de una de las alumnas, era una cara extrañada, como si intentase entender la imagen: ¿es el hijo recién nacido tan grande? ¿Cómo puede hacer eso un padre? ¿Cómo existen dioses o entes primigenios caníbales...?
Y, entonces, es cuando ella abre bien los ojos, mira al profesor en prácticas y a mí y nos pregunta:
—Pero ¿se los come crudos?
Si a Ken Robinson le dibujaban a dios en clase, a nosotros nos preguntan dudas culinarias sobre devorar a dioses. Puede que, al final, la educación vaya también sobre eso, sobre pensar diferente y devorar dioses. Como decía Tom Waits, I don't want grow up.
Algo que podría preguntarse sobre ese mito. ¿Cómo es devorar a un inmortal? ¿La inmortalidad agrava el hecho de ser devorado?
ResponderEliminarTiene sentido lo de presentar a un dios recién nacido como alguien desarrollado, ya que crecían muy rápido. Al día de nacer, Hermes le robó un rebaño a Apolo e inventó la lira.
¡Gracias por la reflexión!
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