Los personajes de la nueva entrega de la saga. Fuente. |
"You're too good, Newt. You never met a monster you couldn't love".
Una de las palabras que más temo de la ficción es “retrocontinuidad”. Siempre que un escritor viaja al pasado de su historia y cambia ciertos elementos para hacer que encajen otros, el efecto sobre el lector puede ser de admiración por cómo hace que las piezas funcionen o de animadversión al ver cómo el escritor está inventando sobre la marcha y destrozando cosas que dábamos por sentadas hasta el momento. Es así como el artista se arriesga a mostrar el gran artificio de su creación.
Es indudable: Animales fantásticos 2: Los
crímenes de Grindelwald
se convertirá en una de esas películas que dividen al fandom entre sectores que la aman o la detestan profundamente. Si
bien venimos de un debate similar con Los últimos Jedi de Star Wars, en la nueva cinta de David
Yates, el papel que posee como film de transición y, a la vez, emblema de una
nueva retrocontinuidad, puede fascinar o enfadar a los seguidores más acérrimos
de la saga.
La idea de que es una película
de transición hacia las otras tres restantes de la saga Animales fantásticos está
clara, con un ir y venir de los personajes que siempre apunta hacia un capítulo
más y nunca hacia un cierto talante autoconclusivo, que parecía poseer la
original: Animales fantásticos y dónde encontrarlos (pese a ser el inicio
de una saga). Esto puede resultar frustrante cuando quedan años hasta la
siguiente entrega y uno se pregunta cuánta evolución hay en los arcos de los
personajes (que lo hay, echen un ojo al propio Newt). No obstante, un servidor
prefiere esperar y ver cómo el rompecabezas creado por Rowling toma forma. Por
mucho que algunas señales que hay un nulo desarrollo de los personajes, yo
encuentro que los personajes dan un paso más y no acaban la cinta igual que
como la empezaron y eso, en estos tiempos de secuelas que se desenvuelven sobre seguro,
es más que suficiente.
En cuanto a la retrocontinuidad
(la tan temida retrocontinuidad, que no reboot),
muchos nos cuestionamos cómo encajan ciertos descubrimientos sobre Lestrange,
Grindelwald, Dumbledore y compañía con lo que ya sabíamos de los libros. Puede
que ciertos descubrimientos suenen (hasta cierto punto) a culebrón, mientras
otros parecen más logrados. Sin embargo, la mayoría se presentan interesantes
para las próximas entregas. Más allá de la aparición de ciertos personajes que
tienen ahora una nueva fecha de nacimiento (véase McGonagall), quedan elementos
dados a la duda más vacuos como el cambio de estética de personajes como
Dumbledore (¿cuándo comenzó a llevar túnicas? ¿Gafas de media luna?). De todos
modos, es un film tremendamente disfrutable (siempre y cuando el espectador
acepte la cinta sin entrar en discusiones estériles o retorcidas).
No negaré que puede que si uno
se detiene a ver con lupa el plan de Grindelwald, encuentre algunos agujeros en
la trama o se pregunte por qué el pérfido villano no opta también por llevar a
cabo su estrategia más allá de Dumbledore (la respuesta es clara: Dumbledore es
su mayor adversario y ya ha encontrado un modo de vencerlo). Lo que sí
considero es que tantos hechos a tanta velocidad dejan anonadado o aburren al
espectador, pero aquel seguidor que logra engancharse desde la primera escena,
no abandona la cinta en ningún momento (y eso me ha sucedido).
Es una certeza: J. K. Rowling
(con ayuda del guionista de la saga original salvo La Orden del Fénix, Steve
Kloves) ha arriesgado más que el director, David Yates, quien juega sobre seguro
con todos los aspectos del film (excepto, cinematográficamente, por algunos
arriesgados primeros planos del comienzo del film). Yates es un artista
correcto, cumplidor y parece que su fiabilidad hace que Rowling y sus productores
confíen en él, sin jugar al azar con otros directores que pudieran estar
interesados.
Más allá de que la película vaya
de un lugar a otro con los chistes justos y grandes momentos espectaculares (donde
disfrutamos de docenas de criaturas, nuevas y antiguas), la historia destaca,
sobre todo, por un reparto que logra que nos creamos un guion que solo es una
pieza más en una historia mayor. Destaca como siempre el fantástico Eddie
Redmayne como Newt. Para algunos espectadores, puede que Newt quede en un lugar
menos primordial, pero también juega un papel crucial frente a sus compañeros. Junto
a Newt también tenemos a Leta Lestrange, que deja de ser un misterio para
convertirse en otro personaje dañado por las vicisitudes de su pasado y que
marca alguno de los giros más dramáticos de la saga. Sobre otras
incorporaciones, como la de Callum Turner dando vida a Theseus, el hermano de Newt,
agrega nuevos dilemas en una trama atiborrada de personajes. Por su parte, Dan
Folgler continúa con el proceso de quijotización (o newtización) de su Jacob,
mientras que Katherin Waterson, con su Tina Goldstein, se dirige a otra subtrama,
a favor de Queenie, su hermana, una Allison Sudol que otorga explicación a
todos aquellos que sienten que quizás la magia no deba esconderse.
No olvidemos a Jude Law como Albus
Dumbledore, que resulta de lo más interesante; estamos ante un actor
carismático y en plena forma (recordemos su gran papel en la serie The Young Pope) y aquí
juega de nuevo con ese toque astuto y algo manipulador del Dumbledore original.
Frente al futuro director de Hogwarts tenemos al gran villano Gellert Grindewald, con un carismático
y sosegado Johnny Depp, que brilla a la hora de crear a un oscuro mago, que se
apoya en argumentos supuestamente legítimos para defender su “utopía”. De nuevo
resulta clave Ezra Miller, que, por su parte, retorna con un Credence dañado
terriblemente, pero cuyo papel va adquiriendo sentido en la obra. Acompañando a
Credence, está la maledictus a la que da vida Claudia Kim y que se acabará convirtiendo en una fiel sirvienta de Lord
Voldemort: Nagini. Atentos al breve papel del que goza un personaje que conocíamos
de oídas hasta el momento: Nicolas Flamel, creador de la Piedra Filosofal.
Por su parte, los efectos
especiales y el diseño de producción son impecables en la mayoría de los casos,
mostrando, en otros puntos, un uso del vestuario más que loable y concibiendo
un mundo digno de la imaginación de J. K. Rowling. En esta segunda parte
visitamos Reino Unido (¡volvemos a Hogwarts!), París (con ese circo mágico y
ese cementerio fascinante) y Estados Unidos, todo ello bajo la batuta de unos
creadores dispuestos a ampliar el mundo mágico en todos los sentidos. Como se vislumbra
por mi comentario, el diseño vuelve a ser magistral, colmado de grandes muestras
del trabajo de cada uno de los departamentos implicados. En relación a estos campos,
todos ellos quedan realzados por la maravillosa banda sonora de James Newton
Howard que, en algunos compases, recuerda, nada más y nada menos, que a John
Williams, el primer compositor del mundo mágico de J. K.
En conclusión, puede que Los crímenes de Grindewald intente ser El
imperio contraataca de J. K. y su universo (y aunque no lo logra), sí
es una digna crítica al populismo político, el miedo a lo diferente y el avance
de fuerzas tiránicas en el mundo. Si bien muchos críticos en Estados Unidos
desechan la película, porque la consideran un vehículo ideológico contra la
tiranía de Trump (ya por eso es una mala película… cuando, en realidad, ese ataque
de la prensa debe estar motivado más bien por las críticas de Rowling hacia ese
individuo en redes sociales), Harry Potter siempre ha satirizado y
rechazado a los villanos con ecos reales. Si Voldemort y su obsesión con la
sangre limpia recuerda a Hitler, en Grindelwald vemos muchas aristas de los
políticos actuales; eso sí, sin caer en la mera alegoría.
Nos quedan varios meses o años donde
los fanáticos y el resto de espectadores pueden que aviven el debate sobre las
revelaciones de esta película. Y como bien decía Oscar Wilde, cada uno debe asegurarse
de que hablen bien o mal sobre él, la indiferencia es el mayor insulto. Sin
duda alguna, Los crímenes de Grindelwald cumple con ello: no dejará
indiferente a nadie.
¿Quién cambiará el futuro? Fuente. |
La verdad es que la disfruté. Sin embargo me faltó como un hiloprincipal de la historia, me dio la impresión de que no ocurría nada.
ResponderEliminarBesos!!
Bien me temo que será una película que solo se apreciará cuando tengamos la continuación. ¡Gracias por el comentario!
EliminarCreo que muchas veces hay que abandonar las expectativas y simplemente dejarse llevar. ¿Es Animales Fantásticos tan maravillosa como la saga original? Probablemente no, pero aún así es una experiencia muy agradable.
ResponderEliminarPor supuesto. ¡Gracias por el comentario!
Eliminar