Después de varios meses de deberes burocráticos, trabajos varios, correcciones y preparaciones de clases, he podido volver a escribir ficción y he vuelto a Devon Crawford y los Hacedores de la Aniquilación y lo he hecho justamente por donde me había quedado el 27 de noviembre de 2017 (sí, casi un año después). Tras esos días de 2017, vinieron circunstancias complicadas que me llevaron a dejar la historia a la espera: ingresos, muertes, accidentes, oposiciones, etc. Nunca he dejado de pensar en ella, pero sí de escribirla... hasta ahora.
Hoy ha sido un placer volver a escribir a Devon y a Gwen, que son lo más similar que tengo a unas hijas... Y como padre (cruel) debo decir que están en peligro (¿alguna vez están a salvo?). La joven Noëlle, el nigromante Eric y el aventurero Kale están con ellas (eso tampoco asegura nada). A Eric quizás lo conozcáis, a Noëlle y Kale no, pero creo que serán una sorpresa (el nombre de Noëlle, por cierto, ¡lo elegisteis vosotros en una encuesta de hace casi dos añitos!). También hay cientos de gladiadores deseosos de acabar con ellos, una bestia terrible salida de la mitología clásica y una señora y un señor de la guerra que espero que os encanten tanto como a mí.
Volver a ellos, con esa biblioteca más allá del fin del mundo y ese coliseo de otra dimensión (atiborrado de monstruos), ha sido como reencontrarme con viejos amigos. Sus voces son claras, sus gestos claros, sus motivaciones, anhelos y amargos finales surgen poco a poco entre esa niebla donde buscamos los juntaletras.
Esbozo de la primera página del borrador... |
¿Y por qué he vuelto? Ha sido por varios motivos. Primero, necesito respirar. No puedo dejar que mis deberes se conviertan en una cárcel de la que solo me dejan un par de horas en libertad condicional. Eso hará que acabe detestándolo. Escribir, para mí, es como respirar. Debo respirar. Segundo, muchos otros motivos: hace unas semanas, el encargado de una biblioteca me preguntó cuándo saldría el nuevo volumen. Esa misma semana, me llamaron unos compañeros de la facultad de periodismo para entrevistarme sobre mis libros. Hace un par de días, un lector de la primera obra me escribía un correo para preguntarme qué tal todo. Ese viernes también se estrenaba Animales fantásticos 2 y siempre tendré con mi saga una deuda hacia la obra de J. K. Rowling (el primer instituto que quiso saber de mi obra, el que luego haría una obra de teatro basada en mi libro, me llamó unos días antes del estreno de la primera parte, poco después de que, en 2016, también viese la mágica Doctor Strange. Esos filmes y el interés de ese instituto fueron los que revivieron mi amor hacia el multiverso. Puntualización: Devon Crawford y los Guardianes del Infinito, el primer volumen, se había publicado en verano). Esta semana, por cierto, me crucé con una profesora que se acordaba de mí, porque en otros institutos se habían leído mi obra y hablaban bien de ella (el suyo no, pero ella se acordaba. Espero que fuese para bien). Eso me hizo recordar la obra de teatro, el cortometraje, la exposición y la chirigota (¡!) que en Tenerife y Fuerteventura hicieron de mis libros, entre otros regalos fantásticos que me hicieron los lectores (como los dibujos que acompañan mi nuevo estudio desde el que estoy escribiendo esto). Además, regresar un centro educativo, ahora como profesor (ya no como estudiante o escritor), me da ideas y más ideas sobre lo que deseo escribir y crear. Cada alumno tiene un mundo que bien podría ser uno de los que compone el multiverso. Aparte, como siempre, la obra de muchos autores me inspira, pero, en este caso, creo que Lewis Carroll y su Alicia, Roald Dahl y sus aventuras, Rowling y sus mundos fantásticos, Tolkien y su épica, Gaiman y su fantasía, Pratchett y su ironía y Alan Moore y su visión del mundo y el arte me dan fuerzas para convertir mi sangre y tiempo en tinta.
La próxima novela no será todavía Los Hacedores de la Aniquilación, será La Eternidad del Infinito, que se publicará seguramente en 2019 y los Hacedores deberá esperar un poco más. Ya he hablado con una correctora y una ilustradora para La Eternidad del Infinito. ¡Tengo muchas ganas de que leáis la entrecuela! Por ahora, he limitado las apariciones en eventos (no asistiré seguramente a las semanas dedicadas al cómic en una ciudad cercana ni creo que vaya a otros centros, lo importante es que acabe estas novelas. Que la gente me conozca por mis libros... y algunos post desesperados como este).
El orden de la saga, por cierto, sería el siguiente:
- El Tiempo del Príncipe Pálido, una fantasmagoría (ya publicada).
- Devon Crawford y los Guardianes del Infinito (ya publicada).
- La Eternidad del Infinito. La historia de Komorebi Hiraeth (ya terminada, a la espera de publicación).
- Devon Crawford y los Hacedores de la Aniquilación (en preparación).
No sabéis lo inmensamente feliz que me hace volver a escribir a estos personajes y, por supuesto, hacerles sufrir vivir desde el acoso de gusanos gigantes hasta bestias mitológicas varias en una historia que arranca con el fin... con el fin del universo. Con ese inicio, ¿qué puede ir mal? Y sí, soy un juntaletras cruel (el primer volumen empezaba con la muerte de la protagonista, así que me gusta complicarme la vida. Lo sé).
Mañana volveré a las preparaciones de clases, correcciones, trabajos varios y deberes burocráticos, pero mientras, no está de más seguir soñando y, al fin y al cabo, entre otras cosas, ¿escribir no es hacer realidad un sueño para que otros continúen soñando? Eso es magia.
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