The Babysitter busca resucitar el terror de serie b, pero se queda en una especie de pequeño homenaje sin mucho sentido. Fuente. |
Imagina tener doce años. Y también a una niñera que es la criatura más maja del mundo. Y una noche te da por quedarte despierto y ver qué hace ella cuando se supone que tú estás en el quinto sueño. Y descubres que queda con sus amigos... Y ha formado una especie de secta para realizar sacrificios humanos.
Ahora, sed sinceros, ¿a quién no le ha pasado esto?
El párrafo anterior, lejos de ser un recuerdo traumático, es el "argumento" de The Babysitter (McG, 2017), un film perfecto para cuando quieres ver (preferiblemente con colegas) una película, pero no cine, y que hace que cualquier persona que sintiese algo de horror con Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964), alucine (sí, de todo hay en este mundo). El tráiler ya hace spoiler de casi toda la película así que tampoco hay grandes sorpresas, no es como cuando en Bienvenidos al fin del mundo (Edgar Wright, 2013) pasa de ser una comedia de amigos a un film de... ciencia ficción o algo así.
The Babysitter resucita (o intenta resucitar) el terror ochentero de películas como Noche de miedo, pero cae, rápidamente, en lo esperable (más allá de un arranque un poco prometedor). Que se convierta en un híbrido de Solo en casa con gore tampoco ayuda demasiado, al igual que un humor que lejos de ser transgresor es, simplemente, un poco casposo (todo después del sacrificio lo es, sobre todo cuando cierto personaje recibe un disparo en cierta parte...).
De poco ayuda que sus creadores piensen que están haciendo algo realmente transgresor con escenas como dos chicas besándose a cámara lenta. En serio, en pleno 2018, ¿alguien se escandaliza con esto? Y es que la película, a partir de que empieza el tema del sacrificio, no deja de ser la típica película de serie b que no acierta en ser lo suficientemente mala para provocar carcajadas ni lo suficientemente satírica como para suponer una crítica al estadounidense medio.
¿Con qué nos quedamos? Puede que nos quedemos más con los papeles de Judah Lewis o Samara Weaving, o esa metáfora algo "chusca" sobre un niño que debe convertirse en adulto y superar sus miedos. Y sí, si usted ve que en esta crítica abundan los términos coloquiales es que es lo que inspira una película de la que no se puede esperar más de lo que ofrece: las muertes son idiotas, los diálogos poco creíbles, las situaciones forzadas... Pero si el chaval acaba empotrando un coche contra la fachada de su casa, se me saltan las lágrimas y me dan ganas de aplaudir.
En definitiva, The Babysitter pretende ser más de lo que realmente es, pero, al menos, entretiene en ese intento de contarnos cómo un chaval intenta superar sus miedos, gracias a la terapia de choque a la que le somete su niñera. Como debe ser.
Me gusta el título que le pusiste.
ResponderEliminarVi esta película, que no es memorable. Pero no pretende serlo.
Es una película básica, con gore, cierto humor negro. Y es lo que funciona.
Funciona bien la atracción que siente por la niñera. Alguien suspicaz podría suponer que deliberadamente la contrataron por eso. Y luego se desquicia.
Y que se desquicie es lo que se funciona.
El trailer es representativo, aunque tal vez cuenta demasiado.
Buena reseña.
Es una película para pasar el rato con todo lo que eso conlleva, estoy completamente de acuerdo en lo que dices.
Eliminar¡Gracias por el comentario! ¡Saludos!