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Mi madre siempre tuvo un corazón fuerte.
El mismo corazón que hizo que criase a sus hermanos cuando ella solo era una niña.
El mismo corazón que sacó adelante, junto a mi padre, a cuatro hijos.
El mismo corazón cuyo compás seguí desde pequeño.
El mismo corazón que hizo que se enfrentase a sus propios demonios.
El mismo corazón que latió incluso cuando todas las luces se apagaron.
El mismo corazón que se detuvo el lunes 18 de diciembre de 2017, a las 20.30 de la tarde.
El eco de los latidos de ese corazón sigue sonado y me recuerda su fuerza, su amor, su voz. Siempre lo hará. Te echaré de menos.
Vieja, ni en mil vidas podría agradecerte suficiente todo lo que me diste.
En la película El Cuervo (The Crow, Alex Proyas, 1994), el protagonista recoge las palabras de Thackeray: "Mother is the name for God in the lips and hearts of little children". Creo que no solo para los niños pequeños. Para todos... si es que la palabra Dios es suficiente.
Lo siento muchísimo, Carlos.
ResponderEliminarQué homenaje tan bello has ideado para ella, para esa Diosa (en palabras de Thackeray) cuyo compás aprendiste a seguir desde niño.
Mucho ánimo y un abrazo grande desde aquí.
Muchas gracias por tus palabras, Ana. Espero poder responderte lo más pronto posible. Ahora mismo, sigo intentando hacerme a la idea de todo esto...
EliminarMuchas gracias, un abrazo.