La muerta enamorada de Théophile Gautier

¿Puede el amor superar a la muerte o la muerte al amor? La muerta enamorada de Théophile Gautier habló de esta dualidad, además de dar pie a las historias sobre vampirismo. Imagen libre de derechos extraída de Pixabay.
"Un solo minuto basta para haceros perder la eternidad".

Eros y tánatos. El amor, la vida; el fin, la muerte. Temas importantes del arte, pero también, ante todo, de nuestra existencia. La mentalidad humana siempre ha buscado regirse por una moral, un sistema de creencias, y es el miedo a la muerte (o la frustración de nuestra vida vacía) lo que hace que surja muchas veces la religión como respuesta a nuestros anhelos. Pero ¿qué ocurre cuando una criatura de la noche nos reta, nos despierta y nos convierte en lo que realmente somos? 

El vampiro como sinónimo de pecado. El beber la sangre como búsqueda de la inmortalidad y ruptura con las convenciones, se ha ligado a todo ello desde sus inicios como monstruo y su evolución gracias a obras pioneras como La muerta enamorada de Théophile Gautier. Ahí tenemos la dualidad entre religión y pecado, entre castidad y vampirismo, entre deber y amor, entre vida y muerte.

La morte amourosse fue publicada en 1836; en 1816, John William Polidori escribía El Vampiro. Los hijos de la noche comenzaban a componer la dulce música que prendaría a cierto conde. Influenciado por E. T. A. Hoffmann y alabada por Charles Baudelaire, Gautier, uno de los principales autores del parnasianismo, concibió La morte amourosse y, con ella, creó una imagen sin la que el vampiro actual no existiría: seductor, fascinante, terrible y capaz, pese a todo, de amar.

A modo de confesión (y recordemos que años más tarde sería la propia Anne Rice la que usaría esa fórmula para Entrevista con el Vampiro, donde también rescataría el tema de Dios y el vampiro), el protagonista Romuald narra su juventud y cómo en sus sueños fue algo muy distinto al cura que era cuando estaba despierto. Fascinado por la imagen de la misteriosa Clarimonde, no duda en unirse a ella, aunque la fatalidad y la muerte se acercan bajo las alas de la vampiresa. La religión queda sepultada por el deseo ¿o es la que triunfa sobre él? ¿Puede el deseo de la religión vencer al deseo más terrenal y pueril? "No es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia" escuché una vez decir a unas personas que pregonaban su religión en la calle. Me ha venido a la cabeza mientras escribía esto.

La llegada de la noche

Clarimonde representa a una de las primeras grandes vampiresas de la historia. Además, vemos los primordiales pasos en la representación de la mujer diabólica como femme fatale, como vampiresa. Carmilla, la otra gran madre de los vampiros, llegaría de manos de Joseph Sheridan Le Fanu en 1872. Y no sería hasta 1897 cuando se publicaría Drácula y conoceríamos a las Novias del conde. La seducción, el engaño y el embrujo están ya presentes en aquella vampira francesa que creó Théophile Gautier, y es que resulta innegable que el origen de las futuras historias de vampiros (y la representación de estos, como seres hermosos, más allá de la muerte; se me ocurre la dramática Drusilla de Buffy, cazavampiros) está en pequeñas historias como esta.

Para muchos, Gautier entra dentro de la literatura del posromanticismo y es innegable que la visión del romanticismo impregna sus páginas: la huida de la realidad, la exploración del monstruo, el subjetivismo, la representación de la dualidad entre el deseo y la realidad, el simbolismo... Y la visión de la noche como un mundo propio donde la máscara del día cae, donde en sueños o noctámbulos podemos ser nosotros mismos, donde se guarda una belleza solo comparable a Clarimonde y el pobre Romuald, que solo puede ser él mismo cuando cae el sol. Y, por supuesto, la visión de la muerte como la pura belleza y el tempus fugit y el memento mori se repiten a lo largo de la obra, como muchísimos años después lo haría en The Hunger, una de las películas más poéticas sobre el vampirismo.

Clarimonde, Romuald, Serapion... Todos los personajes y los hechos de La muerta enamorada nos transportan a un mundo gris y oscuro donde el único color es el rojo, el rojo de la sangre. Si usted alguna vez ha sido cautivado por la fascinación del vampiro, no dudo de que será fascinado también por Clarimonde, una de las madres de los condenados.
Una gota, solo una gotita roja, un rubí en la punta de mi aguja... Puesto que aún me amas no moriré... ¡Oh, pobre amor! Beberé tu hermosa sangre de un púrpura brillante. Duerme mi bien, mi dios, mi niño, no te haré ningún daño, sólo tomaré de tu vida lo necesario para que no se apague la mía. Si no te amara tanto me decidiría a buscar otros amantes cuyas venas agotaría, pero desde que te conozco todo el mundo me produce horror.

6 comentarios:

  1. Puede ser que Clarimonde sea una mujer fatal, que use el engaño, pero creo que realmente estaba enamorada. Que el título es certero. Y que el verdadero mal no está en ella, en la ruptura de convenciones, sino en el sistema de moral.
    Fascinante la vampira.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La benigna gracia de las obras clásicas está en la constante reinterpretación a las que pueden ser sometidas por los lectores de su tiempo, con sus propias opiniones y sentimientos.

      ¡Gracias por tu comentario!

      Eliminar
  2. Belén (a través de RRSS)29 de noviembre de 2017, 10:08

    Influenciado por https://scontent-mad1-1.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/24068212_1955284411376402_7769203074346561201_n.jpg?oh=84a955bf0edb49578a0b8a33a50bf69e&oe=5A93DC66

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, en el comentario lo menciono, pero ¡gracias por recordarme que tengo que hablar de Hoffmann por el blog! ✨

      Eliminar
    2. Belén (a través de RRSS)29 de noviembre de 2017, 14:17

      Justamente, porque lo mencionaste fue que decidí ilustrar tus palabras �� Voy a estar esperando el artículo sobre Hoffmann. Que sean varios, con tu calidad habitual ��

      Eliminar
    3. Gracias, Belén. Espero hablar pronto de "El hombre de arena" y "Vampirismo", que son dos joyitas absolutas. ¡Un saludo enorme!

      Eliminar

Puedes comentar mediante nick, anónimamente o con tu cuenta de correo o similar. No almacenamos ninguna información.

¡Muchas gracias por tu comentario!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Sobre el blog

Los textos pertenecen a Carlos J. Eguren salvo cita expresa de los autores (frases de libros, comentarios de artistas...), siempre identificados en el post. El diseño de la imagen de portada pertenece a Elsbeth Silsby.

Si deseas compartir un texto, ponte en contacto con nosotros para hablarlo. Si quieres citar un fragmento, incluye la autoría.

Muchas gracias.

Carlos J. Eguren. Con la tecnología de Blogger.