Stranger Things ha vuelto con una segunda temporada incluso mejor que la primera. Fuente. |
“It’s crazy, but I really liked it. I mean, I had a few issues. I just felt it was a little derivative in parts. I just wish it had a little more originality, that’s all"- Mad Max.
Era difícil, pero los hermanos Duffer lo han conseguido: la segunda temporada de Stranger Things es incluso mejor que la primera, ha logrado trascender el guiño y conseguir una originalidad que bebe de mil fuentes, pero transforma toda la serie en un entretenido espectáculo de terror y fantasía en los años '80. Y funciona a las mil maravillas.
Desde el estreno de la primera temporada, Stranger Things había generado una ola de fans y detractores. Algunos pensaban que Stranger Things inventaba todo (y acusaban a IT de Andy Muschietti de ser una "copia"), otros disfrutaban de los homenajes y quedaban los que decían que solo era nostalgia malgastada. Sin embargo, en un par de meses, Eleven y compañía se han convertido en parte de nuestro imaginario colectivo y muchos teníamos ganas de volver al Upside Down de los demogorgon después de una llamativa primera temporada y un tráiler de la segunda, con el Thriller de Michael Jackson, que nos la terminó de vender.
Volviendo a Hawkins
Stranger Things 2 es una historia de aventuras con un par de buenos sustos que, por suerte, no desentona con el misterio ni la historia que nos están contando. Es más, toda la serie tiene la suerte de que nunca el ritmo llega a cansar. Tiene capítulos de una hora y son endiablados y disfrutables a más no poder. El binge-watch parece casi obligatorio y Stranger Things nunca atraganta a los seguidores de las aventuras de Eleven, Mike y el resto de los perdedores de la curiosa Hawkins.
Puede que el episodio que comienza la temporada viva demasiado de las rentas y aporte poco a toda la trama, pero, por fortuna, en breve, desde el capítulo de Halloween, la serie va in crescendo y añade nuevas capas a este interesante mundo donde la sombra del demogorgon se acerca bajo una tormenta lúgubre, escarlata como la sangre, evocando a los dioses primigenios de Lovecraft. Y es terriblemente adictiva gracias a los constantes cliffhangers, los golpes de efectos (ese enfrentamiento de Will con la Sombra), cómo divide las tramas y cómo todos los personajes tienen algo que aportar al desenlace, no siendo meras manchas en el guion e incluso cumpliendo con los fans, ya sea por medio de la autocrítica que representa la buena de Mad Max o haciendo justicia a la pobre Barb.
Más allá de la dirección (donde cuentan esta temporada con dos episodios con Andrew Stanton, el hombre tras algunas de las mejores pelis de Pixar) y el guion de los hermanos Duffer y compañía, la serie sigue funcionando por un reparto acertadísimo y excelente, desde los actores más veteranos hasta los más jóvenes (que siempre se comen la pantalla y dejan al espectador boquiabierto por el talento de estos chavales).
Genial póster de la segunda temporada. Fuente. |
Una nueva aventura
Winona Ryder como Joyce sigue la estela de madre preocupada que habíamos visto en la temporada anterior, pero Ryder es una gran actriz que levanta a su personaje en todo momento y lo hace creíble. La incorporación de Sean Astin (uno de los Goonies, el Sam de El Señor de los Anillos) también aporta un poco de humanidad a este reparto y agrega emoción a esta temporada; mientras que David Harbour, nuestro futuro Hellboy, profundiza en el papel del sheriff Hopper y lo hace cada vez más humano y comprensible, cuidando de una Eleven a la que no quiere perder y, hablando de Eleven, Millie Bobby Brown está excelente, desde que vive sola en las montañas hasta que se une a unos vengativos X-Men punks (el capítulo siete me encantó... Lo lamento por los que no), Eleven crece, se autodescubre y evoluciona en estos nueve capítulos.
Eleven está genial, pero sería injusto no señalar que el resto de los chavales están a la altura, empezando por Finn Wolfhard (nuestro Mike, al que vimos también en IT), el sufrido y estupendo Noah Schnapp (magistral Will), Gatten "Grrrrrr" Matarazzo (Dustin), Caleb McLaughlin (Lucas) y la nueva y fantástica incorporación de Sadie Sink como Max. Todos ellos son fantásticos, increíbles, ¿cómo interpretan tan bien siendo unos críos?
Al mencionar a Max no podemos olvidar la incorporación de su extraño y oscuro hermano, Billy (Dacre Montgomery, al que habíamos visto en Power Rangers), o del doctor Owens (un "villano" atípico y más si lo comparamos con el papá de Modine). Pero no todo son nuevas incorporaciones, ya que también recuperamos a los adolescentes como Jonathan (Charlie Heaton), Nancy Wheeler (Natalia Dyer) y un sorprendente y genial Steve (Joe Keery), que se termina convirtiendo en uno de los personajes más reivindicables de esta segunda temporada gracias a su relación con alguien tan dispar como el entrañable Dustin.
La serie, que se cimienta en estos personajes, no le cuesta gastar parte de su último capítulo en un baile que es una celebración de los '80, del cine de aquel momento y de los propios personajes que han ido creciendo a lo largo de la temporada.
La serie, que se cimienta en estos personajes, no le cuesta gastar parte de su último capítulo en un baile que es una celebración de los '80, del cine de aquel momento y de los propios personajes que han ido creciendo a lo largo de la temporada.
Los amigos se enfrentan a un villano monstruoso. Fuente. |
Los '80 y más
¡La música! Los años '80 quedaron representados por grandes bandas y por modas que todavía nos influencian. La banda sonora ayuda a captar el espíritu de los ochenta, no solo con el uso de los sintetizadores, sino recuperando también temas como el Time after time o el Every breath you take, entre otros.
En esta segunda temporada tenemos guiños al Maine de Stephen King (y una especie de Pennywise), Los Goonies, los videojuegos, Star Wars, los X-Men, Aliens, Gremlins, Poltergeist, Alf y cientos de obras que forman parte ya de nuestra cultura, no solo pop, sino general. Para mí, aportan. Si bien en Ready player one me resultaron cansinos, aquí se disfrutan porque siento que aportan y retratan una época. Muchos de ellos han sido recopilados en este vídeo (y no, no se preocupen, muchos vendrán en breve a decirle que este es un defecto y que la serie no sirve por simplemente querer ir en contra):
¿Lo mejor? A riesgo de que la segunda temporada de Stranger Things parezca una transición, es lo suficientemente buena por sí misma y no deja de lado la posibilidad de una tercera tanda de episodios en la que ya se está trabajando. ¿Y qué queréis que os diga? Me lo paso tan bien en Hawkins que no me importaría regresar lo antes posible. Al demogorgon seguro que tampoco. Allí estaremos.
“It’s going to be okay. Remember, Bob Newby: superhero” - Bob
También me ha gustado más que la primera temporada, y al igual que con la primera me la vi en dos días. No sé si harán más, en wikipedia pone que quieren cerrar la serie en una 4 o 5 temporada, pero no sé si es verdad; pero con estas dos temporadas yo estoy conforme.
ResponderEliminarTenía miedo de que la hubiesen liado haciendo esta temporada tan rápido, pero no, ha habido suerte. Y sí, los Duffer hablan de dos temporadas más y cierre. Esperemos que estén a la altura. ¡Gracias por el comentario!
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