Fragmento de la portada del volumen de Asesinatos victorianos de Rick Geary. Fuente. |
"(Sobre la época victoriana) La muerte era importante para los victorianos. De hecho, era lo primero que tenían en la cabeza y en el corazón. El cementerio victoriano era un repositorio del arte, un santuario de la naturaleza y un lugar de retiro para la contemplación de nuestra mortalidad".
En From Hell, magnum opus de Alan Moore y Eddie Campbell, se citaba al monstruo con un breve comentario en el que decía que, cuando la gente mirase atrás y pensase dónde había empezado el siglo XX, lo haría con su obra: los cruentos asesinatos de Whitechapel. Sin duda, Moore se sirvió del célebre caso de Jack el Destripador para realizar una autopsia al siglo XX desde aquel verano sombrío de 1888.
La muerte, la niebla, una sociedad dividida entre muy ricos y muy pobres, el auge de la prensa, el sensacionalismo, los primeros psicópatas alentados por un mundo vil... Elementos que siempre vemos a la hora de imaginar el Londres victoriano y aquel mundo que fue el primer paso hacia lo que somos y lo que somos también es cruel y salvaje, de ahí los célebres crímenes de algunos seres perversos.
El mapa de Whitechapel, lugar donde Jack el Destripador cometió sus crímenes. Fuente. |
Horrores victorianos
Asesinatos victorianos es un compendio de tres obras realizadas por Rick Geary que se ocupan de los siguientes crímenes: los actos atroces cometidos por Jack el Destripador, el misterio de Mary Rogers y el magnicidio de Abraham Lincoln.
En cuanto a la historia de Jack el Destripador, es una reconstrucción de los hechos a partir de varias fuentes bibliográficas. No, no llega a la altura de From Hell que, seguramente, sea la obra más importante sobre el infame asesino (no por quién cree que fue, sino por su reflejo de todo el mundo que lo rodeó), pero la obra de Geary es interesante, porque recoge los hechos, sin nunca adentrarse en demasía en las posibles interpretaciones.
Por ser más desconocido allende de Estados Unidos, el caso de Mary Rogers es más llamativo que el número que le precede. Trata sobre una joven cigarrera que apareció muerta en un río y las investigaciones para saber quién se llevó su vida por delante: ¿alguno de sus pretendientes? ¿Otro vil asesino? ¿O fue un aborto que salió mal y se deshicieron del cadáver? Preguntas y es que muchas permanecen sin respuesta, como el propio crimen. Como detalle, el caso llamó tanto la atención que inspiró un relato de Edgar Allan Poe.
Por último, presenciamos la muerte del presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln y el intento de huida del asesino y sus conspiradores con los detalles históricos pertinentes. Este es, sin duda, uno de los crímenes más recreados una y otra vez ya sea en películas u obras de teatro incluso estudiantiles en Estados Unidos.
La exploración del crimen marca este volumen de la obra de Geary. Fuente. |
El tono de las tres obras, salvo cierto toque más artístico, es similar al de los documentales sobre crímenes que podemos ver en ciertas cadenas: reconstrucciones de los eventos a partir de varias fuentes. Por suerte, es una obra lo suficientemente interesante para ser descubierta por el lector. A Geary no le interesa explicar tanto el por qué de los crímenes, más bien se centra en el cómo.
En cuanto al dibujo de Geary se caracteriza por una mezcla entre la caricatura y la ilustración de los periódicos más clásicos para llevarnos hasta esta oscura parte de nuestra realidad.
La edición posee, a modo de introducción, un par de páginas que repasan los eventos más importantes de la época, sus personajes más conocidos y los crímenes que más llamaron a la incipiente opinión pública de la época.
Poco se puede decir sobre un acto tan maléfico como el asesinato, pero Rick Geary logra, a lo largo de las páginas de Asesinatos victorianos, desentrañar el mecanismo de maldad que mueve a los humanos a cometer semejante atrocidad.
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