En su encuentro con Drácula, Batman se enfrentará a su peor enemigo: él mismo. Fuente. |
"Esta es la muerte, pero ¿cuánto tiempo la he vivido? No hay modo de saberlo, aquí no hay tiempo, solo negrura... La corrupción de la carne... y siempre, el feroz anhelo de sangre".
Oscuro, mítico, poderoso, siniestro, fuerte, murciélago e imparable. Esta es una lista de palabras que podrían ser aplicadas a Batman, pero también a Drácula. La diferencia entre ambos personajes no está solo en su origen, sino también en si añadimos que uno es un vengador de los inocentes y otro se alimenta de los inocentes mediante la sangre. El poder de Batman radica en la venganza y la justicia, Drácula se ciñe a la sangre y la maldad. Uno es un héroe, el otro es un villano. Y los dos personajes son iconos de la imaginación.
Lejos de aquella persona que me dijo una vez que Batman se convirtió en Batman por ser mordido por un murciélago radiactivo (¿qué?), Batman y Drácula tienen elementos comunes y también otros que separan a ambas figuras de modo casi inexorable. No obstante, solo fue cuestión de tiempo que a principios de los '90, Doug Moench y Kelley Jones comenzasen a narrar el encuentro entre estos dos formidables adversarios que se han convertido en la noche.
Batman terminará transformándose en un vampiro. Fuente. |
Los titanes de la noche
El tomo de Batman y Drácula trata sobre el encuentro de estos dos célebres personajes y recopila la trilogía compuesta por Lluvia roja, Tormenta de sangre y Niebla carmesí. Las tres historias, que no entran en continuidad, centran gran parte de la obra en el significado del vampirismo y cómo este degenera a los personajes como Batman, todo un ejemplo de campeón de la humanidad que se ve transformado en un ser despiadado. Seguramente, el rasgo característico más fuerte de la obra.
Siendo honestos, Drácula solo aparece en el primer tomo, en los dos siguientes se habla de cómo el vampirismo convierte a Batman en un monstruo, en cómo por mucho que no intente alimentarse de sangre acaba cayendo y lo que eso supone para la monstruosa Gotham. Sobre el encuentro del vampiro y el Caballero Oscuro, bien me temo que se hace corto y sus implicaciones tampoco son tan grandes; salvando la diferencia, es similar a la lucha de Batman y Superman en la película de Snyder: muy corta y utilizada como elemento de ventas, pese a que se intente incorporar una mitología propia con Tanya y los vampiros redimidos que evoca a las historias de la Tumba de Drácula de Marvel. Sin embargo, hay guiños a la obra original de Bram Stoker, se readapta su historia para estos tiempos (el vampiro detesta a los drogadictos por cómo estropean su sangre) y añade homenajes a los vampiros de las versiones originales como el encarnado por Christopher Lee (algo que se denota ya de las dedicatorias a actores tan grandes como este o a la productora Hammer).
Pese a todo, continúa siendo (hasta cierto punto) un homenaje curioso a Drácula, aunque acabe tratando más sobre Batman y su pérdida de la moral, y cómo personajes como Alfred o Jim deberán hacer una alianza con un grupo de villanos para intentar parar a este Batman vampiro que está dejando seca a la ciudad de Gotham (más gótica que nunca), igual que muchos de los mafiosos que siempre han bebido de la sangre de esta metrópolis y ahora lo hacen literalmente.
Batman contra los vampiros. Fuente. |
Batman, cazavampiros
A través de sus páginas desfilan diversos personajes muy conocidos de la galería de Bats desde Catwoman (más gato que nunca) hasta el Joker en clave de gótico desalmado, sin olvidar a un siniestro Dos Caras, Killer Croc, Pingüino, Acertijo (o Enigma) y todos esos villanos que acabarán cruzándose con la condena del vampirismo en Gotham.
Todo ello está realizado con el dibujo de Kelley Jones. Este dibujante estadounidense tiene un estilo muy particular que no es del agrado de todo el público. Opino que sienta bien a los guiones de Doug Moench, pese a que alguna viñeta no impacte tanto como debería o algún acabado no sea de todo extraordinario. No obstante, hay muchas viñetas interesantes, el uso del color le otorga un rasgo único, el toque de los ochenta es fantástico y la versión de Batman como una figura espeluznante (acompañada de un Joker o un Espantapájaros terroríficos) hacen que esta historia recorra los parámetros del miedo más que del cómic de superhéroes habitual y eso en parte lo consigue Jones también gracias a la obra tramada por Moench.
Como supondrán, Batman y Drácula es muchas veces excesiva, violenta y salvaje; solo hay que ver a ese Batman convertido en una especie de Man-Bat matando a delincuentes, clavando sus cabezas en picas fuera de Blackgate o masacrando Arkham con tal de cumplir con su nuevo deber como monstruo tras haber bebido la sangre de un demente villano que muchos imaginaréis. Excesivo y, por ello, una obra adulta poco recomendable para los más jóvenes (según algunos); por suerte, es loable que no hayan edulcorado toda este encuentro de los dos titanes de la noche y su guerra por el control de la oscuridad que, cada uno de nosotros, encerramos en nuestra alma.
El Joker de Batman y Drácula. Fuente. |
Tiene su cosa aunque no es de mis preferidas.
ResponderEliminarComo en tu caso y dejé caer en la crítica, no es una obra que me vuelva loco, pero como what if...? algo extravagante, mezclando a Bats y Drácula, resulta curioso. ¡Gracias por compartir tu opinión y comentar, Luis! :D
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