Vampiros. Imagen libre de derechos. |
Creo
que era Jack Kirby (aunque ahora no sé si era Steve Ditko o Stan Lee) el que decía que las historias de grupos de superhéroes funcionaban mejor solo con
seis personajes principales. Eso lo aprendí en 2009 leyéndome el W de Watchmen
de Rafael Marín, donde se citaba esa frase. Pero La Historia empezó a
escribirse correctamente en 2008 y entonces no sabía nada de eso de los seis
personajes... Y además, no son superhéroes.
La
Historia tiene un reparto coral, muchos personajes (creo que no exagero si
llegó a hablar de casi un centenar entre protagonistas y secundarios). Puede
que grandes protagonistas hayan unos cinco, suma unos seis protagonistas a secas, añade unos veinte secundarios interesantes y docenas y docenas de personajes
que dan trasfondo... Y todos tienen su momento de gloria (¿a qué ya vais entendiendo que tenga 3225 páginas?). Me alegro de haber
conocido Juego de Tronos ahora o este de reparto coral sin nada que me guíe me
estaría matando.
¿Qué
puedo decir de tantos personajes? Seguramente, que los hay para todos los
gustos. Esta el personaje misterioso, el personaje vengativo, el gran villano,
el secuaz del malo malísimo, muchos "malos" más, gente normal que no sabe qué
diantres hace en un lugar tan "chungo", personajes repelentes que te acaban cayendo
bien, personaje raro por el que sientes algo de lástima…
En
un capítulo, uno de los chavales dice que la gente que le rodea forma un espejo
del mundo, que todo el tipo de personas que hay en el planeta están
representadas allí con uno de ellos. Creo que es hasta algún punto cierto,
pero ¿qué es cierto cuando hablas de ficción y de unos personajes que se
encuentran en la línea floja entre ser buenos o malos (si es que existen tales
términos absolutos, que lo dudo)? Además, muchos de ellos evolucionan a través
de los tres actos de La Historia (y no muchos terminan bien... Tiembla, J.K. Rowling).
Escribir
sobre tantos personajes es una tarea ardua: demasiados caracteres en los que
profundizar, muchas subtramas... Por suerte, ahora las reviso y las hago
encajar mejor. Lo bueno de la reescritura es que tengo una visión de conjunto
sobre lo que tiene que pasar.
A
parte de eso, está el Momento. Lo llamó así porque no sé bien cómo definirlo.
Escribes a un personaje y, de pronto, este parece revelarse: hace y dice lo que le da
la gana. Me ha pasado varias veces... ¡Y es genial!
Al
regresar a estos personajes que escribí entre 2007 -y sobre todo- 2008 y 2009, los conozco tan bien, que es tan fácil que se
revelen y vaya cada uno por su lado…
Lo mejor es cuando improviso algo y, leo
un poco más de lo que ya estaba escrito delante desde 2008 y me doy cuenta de que... ¡Es
lo mismo! No he cambiado tanto escribiéndolos.
Por mi parte, considero que un
autor debe entender a sus personajes y hacerlos entender. Sé cómo
viste cada uno de mis personajes, qué desayunaría, su forma de hablar, su tipo
de voz, su tipo de peinado… ¿A qué suena raro? Pienso que eso, saberlo todo (o casi todo) de ellos, lo que hace que sean reales estos seres
nacidos de la hoja en blanco (aunque la mía ya estaba manchada de tinta, un
mapa que seguir mientras tecleo).
Si me pongo sincero, he de decir que, sin duda, el personaje más importante, que conecta del todo las tres partes y se convierte por derecho en uno más, es... El lugar donde transcurre (como la Tierra Media es un personaje más de El Señor de los Anillos).
Ese sitio de La Historia es un enorme internado de oscuro pasado. En serio, cuando lo leáis es mejor que como suena aquí. Lo mío era anterior a toda esa basura que colma la sección de juvenil en las librerías.
Os hablaré más de él, pero solo decir que Elsbeth y yo, en un alarde de intentar ser realistas, nos pusimos a hacer los planos del edificio y acabo siendo... Titánico. Me gustaría perderme en él... Y es posible, porque un día, viendo imágenes, encontramos un sitio parecido a como lo imaginamos. Cosas raras que pasan si escribes.
A parte de eso, ¿qué más decir sobre personajes? Que nacieron como clones de mis amigos de aquellos tiempos y de mí mismo. Era mi forma de convertir mi existencia en bachiller en algo más, algo extravagante y diferente... Y aunque me alegró saber que muchos de aquellos amigos que leyeron La Historia primero se sentían identificados con sus personajes, ahora ya no se parecen en nada. Han cambiado mucho y eso es bueno.
Hurm...
Siento
divagar tanto y que las ideas parezcan inconexas, pero si termino La Historia y alguna
vez consigo que lo leáis, tendrá sentido.
Espero que si soy un personaje yo
también, el que me esté escribiendo tenga la perseverancia de hacerme terminar
lo que reescribo y arreglar un poco lo que me rodea.
Muchas
gracias.
P.D.: He reescrito 390 páginas de las 3225 que son en total. Es decir, un 12% (un 2% más que la última vez que escribí aquí cómo me iba reescribiendo). En la reescritura, son 386 páginas (vaya, he resumido un poco). El Primer Acto consta de 578 páginas aproximadamente, por tanto llevo un 69% reescrito (y falta poco para terminar el primero de los tres actos). No me gustan las matemáticas.
100 personajes... Menuda pasada. Hay que tener mucha habilidad para hacer que todos sean memorables, llevarlos a buen puerto, no perderte y hacer que todos tengan su momento.
ResponderEliminarMuy bueno este texto. Tu historia pinta interesantísima... A ver si consigues que te la publiquen pronto, ya tendrás un apoquinador.
¡Mucho ánimo con tu reescritura!
Hola, Pedro
EliminarSí, contando entre secundarios, protagonistas y objetos varios xD sí, creo que llego a los cien aunque debería contarlos de verdad. Mi preocupación es darles un momento de gloria y que no parezcan que son prisioneros de la trama, en vez de funcionar de forma natural.
Me alegro de que te parezca interesante jeje Ya he conseguido vendérsela a alguien. A ver si alguna editorial arriesga jaja
¡Muchas gracias por los ánimos y por tu comentario, hasta la próxima visita!
No es tan raro. Bueno, para mí no, pero es que yo no tengo vida propia, así que no tengo otra cosa mejor que hacer que pensar en ellos. Y hablar de ellos. Y espantar a la gente real cuando me preguntan "-¿Y quién es el Elliot ese? +¡Ah! Es un personaje mío -¿No existe? +Bueno, en mi cabeza... -Aaaaah... Me tengo que ir."
ResponderEliminarCosas así. Que deliciosa es la existencia.
Al final te tiraré de las orejas por las cosas que decías de Juego de tronos ¿Verdad?
Hola, Misery
EliminarSí, es tan raro, pero como somos los dos escritores, parece menos raro. No intente que simulemos normalidad, señora. xD
Cuando me cuentas diálogos así, me dan ganas de hablar contigo jaja Tengo un par de personajes que babean por ser comentados en la realidad xD.
Supongo que los personajes son lo más carcano que tenemos a unos hijos así que no es raro que fardemos de ellos.
Sobre Juego de Tronos, sigo diciendo que es un culebrón, pero es un ejemplo de poder usar muchos personajes. Pero no te preocupes, Los muertos vivientes también me parece un culebrón, pero en este caso lo malo es que ni siquiera los personajes están bien llevados. Al menos, pasa mí.
Muchas gracias por tu comentario, un salido. =)