Críticas de cómics: Spider-Man. La boda, cuando Spidey se nos casó

La boda de Spider-Man, el número que cambió el estatus del personaje... o no. Fuente.
“Yo los declaro marido y mujer”

Spider-Man sentó la cabeza en 1987, casándose con Mary Jane, tras varias dudas. Nuestro amigo y vecino Trepamuros había crecido. Spider-Man se nos casó, sí, ero las cosas no serían fáciles.

Peter Parker había decidido pedirle matrimonio a MJ y ella terminaría aceptando (en principio dijo que no). La compañía Marvel se comprometía así a casar a uno de sus personajes más importantes.

La Boda es uno de esos números históricos del cómic. Los personajes superheroicos imitan la realidad y eso llama la atención tanto del aficionado, como del lector esporádico. Incluso uno se siente invitado a la boda de un personaje tan cercano que parece la boda real de un familiar (sólo que menos bochornosa... ¡Gracias ficción!).

El estilo Marvel estaría vigente mediante los bocadillos de pensamiento sempiternos y el carácter rocambolesco, tan de culebrón, que tienen sus historias. Porque sí, los superhéroes, con una continuidad tan, tan largo, no es rara que sus vidas parezcan una telenovela de sobremesa. 

Spider-Man siempre ha tenido sus problemas (teniendo que vender fotos para pagar su boda), y llega a cuestionarse en su despedida de soltero (bastante más sosa que la de MJ, por cierto), pero bueno, eso no importa. La vida es telenovela (y lo demás, vodevil). Por tanto, tenemos a un Parker que muestra ciertos celos, una MJ con dudas que no sabemos si al final se casará, un Parker que recuerda (y se culpa) de Gwen (su novia muerta)… Dudas y un final donde, un par de viñetas antes nadie ha llegado a la ceremonia, se produce uno de los momentos cruciales de la historia del arácnido.

Spider-Man y el sí quiero. Fuente.

¡Peter se nos casa!

Seguramente, la mejor parte es el sueño que tiene Peter Parker donde sueña una boda a la que acude sus amigos superhéroes, sus enemigos supervillanos y él mismo va disfrazado de Spider-Man… 

Y entonces, aparece quien entrega el anillo y no, no es Flash Thompson, sino el fantasma de Gwen Stacy. Un momento estupendo donde el dibujo de Paul Bryan cumple siguiendo el estilo de John Romita Jr., quien dibujaba la serie por esa época (antes de que dejase de dibujar bien). 

La historia no es una obra maestra, pero sí un cómic entretenido y, más o menos, imprescindible. Más o menos, porque siempre hubo gente que no se tomó bien que Spider-Man sentase la cabeza. Entre ellos, el editor Joe Quesada, que llevaría a cabo el One More Day (Un día más) para concebir un “divorcio” bastante raro (la boda y otros eventos desaparecerían de la continuidad por arte de magia). Irónicamente, Jameson dice en este número de La boda
“El matrimonio es un paso muy serio. Una vez dado, ya no hay marcha atrás, hijo”. 
Más tarde, MJ le suelta: 
“¿Y seguirás su consejo?  ¿No darás marcha atrás, tigre?”. 
Me imagino a Quesada poniendo cara de "¿cuánto apuestas?

Spider-Man: La Boda es un cómic entretenido, con un momento importante en la mitología del Trepamuros, que puede que te guste o que seas como Joe Quesada.

2 comentarios:

  1. Importantísimo cambio en la vida del arácnido y un significativo paso a la madurez de Peter Parker. Como comic, muy entretenido e interesante.
    P.D: que bueno lo de Quesada y el challenge accepted XD.

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    Respuestas
    1. Hola, superñoño

      Sí, cuando los cómics imitan la realidad en algunos puntos se hacen muy conocidillos por gente que nunca los ha tocado. Ha pasado ahora con la boda gay. Ocurriría en su día con la boda de Spider-Man.

      Sobre Quesada, es que me lo imagino así. Ay...

      Gracias por tu comentario, un saludo =D

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