Diario de rodaje de No quiero verte ni muerta: Día 2


Día 2: “Planos artísticos, bosques, máquinas de refrescos, una cabeza zombi y otras cosas del querer”.
El bosque donde grabamos.
El primerdía fue bastante complicado y menos fructífero de lo esperado, pero “No quiero verte ni muerta” ya había comenzado. 
Desde que ruedas un día, sabes que tienes que terminarlo. Es algo personal. No hay vuelta atrás. Es una prueba de valía.
Como dirían los espartanos cuando están guerreros: “Aú, Aú, aú”… O algo así.


-Un, dos… Grabando… Hola, hola… ¿Se me escucha?
El miércoles 16 de abril continuó el rodaje. Comenzamos de once a una, por la mañana. Había que grabar la voz en off. Sí, tenemos voz en off, un recurso que mucha gente odia, pero que a mí me gusta. Además, esta voz en off tiene su lógica. Ya sabréis por qué.
En el estudio de radio (con cierto micrófono chusco que cuando conseguía funcionar me ponía una voz extrañamente sexy… Hurm…), el protagonista, Daniel, leyó toda la voz en off, que era bastante más de la que me imaginaba. Algunas eran frases breves, pero tenían que tener sentimiento.
Al final, Lydia y yo, quienes estábamos en la pecera grabando, encontrábamos un ejemplo. Si la chica te ha dicho “cariño”, Daniel tenía que tomárselo como si le hubieran dicho “capullo”. Por suerte, sacamos las suficientes “tomas” de la voz en off.
Aprovechamos la llegada de Elena, Abigail y Els. Els y Abi para comentar qué le parecían, lo que habíamos hecho Lydia y yo, mientras que Elena tenía que grabar dos o tres frases que se escucharían a través de un teléfono móvil. Entre ellos, un momento “gritos incomprensibles” que terminaron en un “jodido vampiro”. Elena es genial como actriz.
Por tanto, la mañana terminó bien. Mis dos protagonistas habían conseguido una química estupenda y actuaban bastante bien.

Máquinas de refrescos que te hacen desear tener guardaespaldas
Después de almorzar, fuimos a la sala donde está la máquina de refrescos en mi facultad. Íbamos a grabar otra escena. El plano inicial lo tendría que repetir días después, pues había un gazapo (cosas de raccord), pero mis protagonistas siempre han tenido más paciencia que yo, su director.
Había un desgraciado por allí hablando mientras rodábamos. Sí, tuve ganas de asesinar. Menos mal que no se grabó su voz, si no, hubiera empezado a usar mi mágica katana que no existe. En serio, hablaba cuando rodábamos, cuando no, se callaba. 
En las superproducciones, no hay ningún curioso fastidiando. No porque hayan buenos controles, sino porque tus guardaespaldas se lo llevan a un callejón y le zurran de lo lindo. 
En conclusión, quiero guardaespaldas.
En fin, tras el maquillaje a Daniel y la transformación de Elena en gótica, teníamos a los dos personajes principales y su charla sobre los bancos. Sí, somos un film social, hablamos de bancos e incluso hay escenas sentados en ellos. 
Bueno, creo que he confundido el tipo de banco. Cosas mías.
Y sí ya hacemos publicidad y lo de delante es la cámara no un brazo biónico.
Foto realizada por Els.
-Pasillos, gafas de sol y otras cosas guais
Una escena de lo más simple se convirtió para mí en una de las más complicadas. No teníamos extras. Era miércoles por la tarde. ¡Ni un alma! La facultad había quedado libre de peña excepto nosotros, que éramos pobres espíritus condenados.
En fin, menos melodrama, gente.
Conseguimos dos extras.
Cuatro actores y un director torpe. Daniel y Elena sólo tenían que caminar, mientras las dos chicas que hacían de extra hablaban (al final las encontramos, como ya dije). Creo que esas dos extras se hicieron  grandes amigos tras tanto parloteo, mientras yo repetía la escena desde diferentes encuadres. 
Me he empezado a dar cuenta que Peter Jackson es un crack de verdad de la buena, ¿cómo podía dirigir a tanta gente en las batallas de “El Señor de los Anillos” sin perder la paciencia?
En fin, tras varios planos, creo que conseguí un buen resultado, aunque realzó la idea de “hazte siempre el maldito storyboard, pirado” y “me creo ahora eso de que a George Lucas le diese un infarto cuando rodaba la primera de Star Wars y que luego dijese que no quería dirigir más” (también comprendí que Tito George había vuelto, el por qué… Porque rodar mola, en serio).
Tras esa escena en la que no hay ni un diálogo, varias repeticiones y aclaraciones, decidimos darla por zanjado.
Ahora venía lo complicado: el bosque.

P.D.: Al respecto de esta escena en los pasillos con cuatro actores y diferentes enfoques os contaré una cosilla. El viernes pasado, cuando iba al Salón de actos de mi facultad, caminé por una de las pasarelas (sí, mi facultad tiene pasarelas) y me maldije. ¿Por qué? Por no haber sacado alguna toma desde las alturas.
¿Tiene alguna explicación? No… O bueno, sí… Mis “planos artísticos”. Ya os explicaré qué son.
Lidia, Catherine y Abigail con cierto libro cuyo nombre es mejor no recordar.
Foto realizada por Els.
Colegas en el bosque rodando con cabezas zombis
El día anterior habíamos suspendido una parte del rodaje al no tener suficientes árboles. Fue algo bastante desalentador, pero encontramos una propuesta mejor que venía de parte de Daniel: subir a Las Raíces.
Esa frase sonará muy irónica para quien no conozca Tenerife. Las Raíces es un lugar, un monte, vaya. Por eso, “subir a Las Raíces”. Me gusta esta frase.
Con ayuda del coche de Daniel y Els, transportamos a todo el mundo: Lydia, Abi, Elena, Catherine y, evidentemente, el propio Daniel y Els, además de uno mismo (Carlos, por si no te has enterado). Atrás llevábamos la ropa, la cámara, la cabeza falsa… Todas esas cosas guais. Como ya comenté, esto en una superproducción serían ocho helicópteros y nueve camiones.
O mucha pantalla verde
A medida que pasaban los kilómetros, desde el coche de Els, empecé a darme cuenta del ambiente: más frío, más verde, más gris por la neblina… Estábamos encontrando el lugar. No sé cómo no me puse a grabar con la cámara desde el coche en pos de los “planos artísticos”.

Catherine, la cabeza zombi y el bosque.
Foto realizada por Els.
Llamo “plano artísticos” a grabar cosas que para la gente le parece una tontada, pero que a mí me gusta: un montón de árboles, una grieta en un cristal… Creo que pueden quedar bien, aunque sea cortados esos planos del material final. No sé, creo que estoy en la fina línea que divide a Peter Jackson y el chaval de American Beauty que grababa aquella bolsa llevada por el viento. Por ahora, paso de las bolsas de plástico. Prefiero las sillas con forma de mano de la cafetería de mi facultad. Me parecen… Fascinantes.
En fin, que llegamos a la zona. Aparcamos y nos pusimos mano a la obra. Teníamos que bajar una terrible pendiente de… ¿Unos tres metros? No sé. Cosas del vértigo... Bajé corriendo hasta la pinocha como alma que lleva al diablo. Siento que la anterior frase es una de las mejores que he escrito...
Segundos antes, Catherine había demostrado sus habilidades cogiendo la cabeza y la mano zombi con unos reflejos asombrosos. Creo que se han perdido a una gran portera en el mundillo del fútbol.
En fin, con ayuda de todos encontramos el páramo donde grabar el amor y el desamor. Sé que suena cursi. ¡También nos hicimos muchas fotos molonas con la cabeza zombi! Incluso hay una que no recuerdo haberme hecho.
Nuestra primera foto oficial.
Y… ¡Aparecieron perros del monte! Son ultraguais, de esos perros que dices: “vaya, qué nobles”. No, no tiene sentido esta digresión, pero jo… Cómo molan esos perracos.
En fin, rodamos las diferentes escenas, los actores dieron todo de sí... Yo que me puse a repetir planos. El frío empezaba a llegar. No sabéis lo que es el frío hasta que estáis en el monte o un bosque al atardecer. ¡Es la Antártida!
Cuando terminamos, todos empezaron a marcharse, pero yo me quedé un par de minutos más. ¡Mis “planos artísticos”! ¡Movimiento de cámara para un lado y para otro! ¡Luego, encender la cámara porque había estado grabando esos planos recurso con la cámara apagada! ¿Qué queréis? Soy nuevo…
Al fin, con ayuda en la carga de cámara y trípode (no iba a subir la minicolina con esas cosas tan caras que me endeudarían durante toda mi existencia), llegué hasta el coche, me subí y me encontré con la cara seria de Lydia atrás.
Pregunté, con la sonrisa tonta de quien le gusta el monte:
—¿Qué te pasa?
Mirándome de reojo, con cara impávida, replicó:
—Hace frío. Tengo frío.
Yo creo que me reí un poco. 
El bosque mola, me lo he pasado bien, pero sí, tenía la nariz hecha estalactitas. A mi lado está Els, la piloto. Regresamos. Se termina el día. 
Viene otro complicado, pero yo siento que ha ido bien y el corto sigue adelante.
Además, he subido al monte. Hacía años que no subía al monte.
Y es que la cabra tira a donde ya todo el mundo sabe. A casa, o algo así ¿no? ¿Cómo era el refrán?
Parte del equipo de rodaje y la cabeza zombi. ¿Cómo no?
Foto realizada por... Hurm... ¿Abigail? O un árbol, no sé quién pudo ser.
No recuerdo haberme hecho esta foto.

2 comentarios:

  1. Dios, estoy viendo con tanta complicación que lo mío va a ser un desastre xD
    pero en el vuestro se tiene que reflejar el esfuerzo. Sigues dándome envidia.

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    Respuestas
    1. Hola, Misery

      Ayer hablamos de lo que pasaría si nos ponían una nota regulera después de todo lo que nos hemos esforzado. Un miembro del grupo dijo que le daba igual, porque lo había pasado bien.

      Así que esa es la moraleja, pasarlo bien y no preocuparte. Cualquier cosa que necesites para tu corto, aquí nos tienes.

      Muchas gracias por tu comentario, un saludo.

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