Escribió Cormac McCarthy en su obra maestra Meridiano de sangre:
«La guerra siempre ha estado ahí. Antes de que el hombre existiera, la guerra ya le esperaba. (…) Así era entonces y así será siempre. Así y de ninguna otra forma».
Y es interesante que en Furiosa, el propio narrador de la obra, hable sobre cómo el ser humano necesita del inevitable conflicto y de multitud de guerras para dar sentido a su Historia. Llegada a su quinta película, la saga Mad Max afronta la adultez sin sacrificar la acción, la épica y la recreación de un mito a manos de uno de los grandes genios del séptimo arte: George Miller.
La furia de la carretera
Después del regreso de la saga en 2015 con la magnífica Fury Road, Miller se dispone a contarnos cómo la Imperator Furiosa se convirtió en la lugarteniente de Immortan Joe en la Ciudadela. Si lo pensamos, ¿qué sentido tenía que Furiosa fuese una de las manos derechas del villano si el resto de mujeres eran tratadas como esclavas? A partir de esa pregunta, se articula una película muy distinta a su predecesora, pero que encaja perfectamente con esta y que amplía a la perfección ese Páramo desértico y caótico que nos habla del devenir del ser humano en un infierno posapocalíptico.
Furiosa es una película episódica que recorre la vida de su protagonista desde su niñez, cuando es raptada por los hombres del señor de la guerra Dementus, hasta que se convierte en una de las siervas del darthvaderiano Inmortan Joe (con una escena de sacrificio que nos recuerda, por cierto, a Thulsa Doom). Como en las precuelas de Star Wars, el film se dispone a completar cómo el personaje llegó a ser aquel que conocimos en Fury Road, pero no se queda en una simple curiosidad, sino que sirve también para que conozcamos más de la historia de este mundo devastado, a la par que se medita seriamente sobre la naturaleza de los actos de los personajes.
Crítica de #Furiosa, nueva entrega de la saga Mad Max. ¿Ha estado a la altura de Fury Road y el resto de la saga? Share on XEl legado del Páramo
Hay un mensaje tras Furiosa sobre qué lleva al ser humano a convertirse en aquello en lo que es. Podemos ver a Dementus pasar de ser una especie de falso mesías blanco a un ser diabólico vestido como una especie de general británico que responde al nombre de “dark Dementus”. Podemos hallar en la pérdida de la madre de Furiosa un mensaje que recuerda al sacrificio de Jesús. Podemos apreciar que el final de cierto personaje evoca nada más y nada menos que al mismísimo Loki. ¿Y a qué se deben todos estos símbolos? Se deben a que Miller no está limitándose a hacer una película de acción, sino que está elaborando un mito moderno que reverbera en nuestro subconsciente y permite que volvamos a este film a por algo más que el espectáculo.
La fuerza de George Miller
Pero sería cobarde no hablar también del espectáculo. Nadie rueda las peleas y persecuciones como lo hace un George Miller capaz de hacernos vibrar y no solo con el sonido de los motores (excelente apartado, por cierto). En todo momento nos importan sus personajes, incluso aquellos secundarios que forman parte de la locura y que se entregan a lo que un Miller entusiasmado ha preparado con toda honestidad.
Por poner un ejemplo, recordemos que hace unos meses se estrenaba Dune 2 y era aplaudida por todos los espectadores gracias a su grandilocuencia hierática. En mi caso, veo a un Denis Villeneuve deseoso de trascender de cualquier manera, más preocupado por los cálculos y el qué dirán que por el auténtico brío que exige su obra. Una parte de mí me dice que el director se “avergüenza” del material de partida y sus locuras, como el propio Christopher Nolan y los cómics de Batman.
En cambio, George Miller no: disfruta de lo extraño, de la búsqueda del más y mejor, de la originalidad de sus ideas… y lo hace con una fuerza que me hace plantearme que Miller tiene más energía que muchos directores más jóvenes… pero también sabiduría.
Da la impresión de que Furiosa, más allá de ser una simple película de explotación, es una historia que Miller quería, como un Hombre Historia, contar desde hacía mucho tiempo.
¿Qué es la venganza?
Como en la adaptación de The Sandman tras la que ha estado el propio guionista del cómic original (Neil Gaiman), es interesante percibir cómo George Miller toca de nuevo varios temas que hemos visto a lo largo de la saga, pero ya a su edad (con más de setenta años), reflexiona sobre ellos.
Aunque Furiosa se parece mucho a la magnífica Mad Max 2: El guerrero de la carretera, en su último tramo evoca al final de la primera película, aquella cinta sobre un devastador futuro cercano donde todo estaba a punto de colapsar y un policía (Max) acababa vengándose de la banda de moteros que acababa con su familia. En Furiosa, Miller, casi de una forma metacinematográfica, se detiene y reflexiona a través de Dementus y Furiosa sobre qué es la venganza, poderoso tema que impulsa toda la película (y acaso toda la saga) y logra darle un final poético a toda una cinta que abraza no solo la acción, sino también el carácter simbólico.
Lo logra, en parte, gracias a un casting acertado en el que brilla Anya Taylor-Joy, como “sustituta” de Charlize Theron, y que en todo momento se percibe entregada a su papel de heroína. Con Furiosa estamos ante uno de los grandes personajes femeninos del cine, y aguardamos que la actriz argentina sea recordada por ello, como seguramente lo sea Chris Hemsworth por ese bravucón y enloquecido Dementus, que lejos del villano de opereta se transforma al final en un títere del populismo. Si bien Immortan Joe nos recordaba a Trump, el personaje de Hemsworth no se queda atrás. A ellos les acompaña un Tom Burke con un Pretorian Jack que evoca a una especie de Max, pero con un estilo propio. Quizá donde se resienta lo episódico del film sea en el desarrollo de la relación de Furiosa y Joe, pero no cabe duda de que Miller elige grandes instantes para ambos.
La desolación
A su alrededor, el desierto, las ciudadelas y la devastación. Pocos han fotografiado este mundo con la grandeza del equipo de Miller, acompañado de la atronadora banda sonora de un Junkie XL (que no se decide con qué nombre firmar su banda sonora), y de un diseño de producción que hace que nos creamos que cada personaje es único e irrepetible y cada vehículo surge fruto de su propia locura.
Es innegable que en Furiosa hay una gran parte de locura, pero también de pesadilla. A medida que el film avanzaba, ya fuera por el diseño de sus escenarios, sus personajes que recordaban a cuervos o vehículos que evocaban tentáculos, existe la sensación de haber caído en un mal sueño del que apenamos podemos despegarnos. Es en esos instantes cuando el film se cuela en la médula del espectador y nos hace sentir un escalofrío. Véase esa escena donde un perro salvaje lleva un pie en su boca (a saber si un guiño a cierto villano abatido en el primer film) y que nos hace augurar una traición; escena que, por cierto, es un guiño a Yojimbo, del magnífico Akira Kurosawa.
El destino de Mad Max
Porque la maestría de Miller no ha surgido de la nada. Hay Kurosawa y hay Ford, pero también está la capacidad de no quedarse en un mero pastiche, sino profundizar para hallar en la vida de una mujer destrozada un mensaje capaz de convertirse no solo en una gran historia, sino en un mito y eso hay que celebrarlo en estos días. Tras una tibia recepción en Cannes, los datos de taquilla parece que no han acompañado a este film y esto me lleva a pensar en el destino del cine después del Covid, destino que quizá convierta la gran pantalla en un circo para espectáculos dantescos sobre creadores de bombas atómicas y muñecas con falsos mensajes feministas para un público que disfruta de los cementerios de neuronas. Obligarles a vagar por el Páramo y formar parte del mensaje de un film como Furiosa requeriría que nos hiciéramos conscientes de la negrura que nos aguarda, pese a la esperanza que supone su protagonista.
Y es que a medida que el tiempo pasa, en nuestra realidad, el Páramo no deja de crecer y todos esperamos que tras el caos, una sombra como la de Furiosa emerja. Seremos nosotros los que decidamos si estamos ante una heroína, una villana… o, como decían en el primer film de la saga, una loca. El resto solo será el atronador silencio del destino.
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