«Las amazonas van a morir como heroínas. Seguro que no querrían fallecer de otra manera».
Creo que fue Tom Foster en Leer como un profesor quien afirmaba que las historias clásicas lo eran no solo por su antigüedad, sino porque podían seguir contándose, miles de años después de su creación, y seguían funcionando: emocionaban al autor, deleitaban al oyente o lector y podían cambiarse elementos para tocar los temas de ese momento sin que perdiesen un ápice de fuerza.
Los mitos clásicos griegos son un ejemplo de ello. A lo largo de la Historia, hemos vivido con un constante «retelling» de muchas de estas historias ya clásicas. El ejemplo paradigmático es el Renacimiento, pero también tenemos su influencia en el Barroco. Pero esto no se queda en Góngora o Cervantes, sino que llega hasta nuestros días y en múltiples formatos, como el cómic.
Acaso, ¿los Eternos de Sandman no beben de los mitos griegos? Y, acaso, ¿la poderosa Wonder Woman no es parte de las Amazonas? Bien, de eso trata precisamente el título del que hablaré hoy: Wonder Woman: Historia… Aborda en tres volúmenes algo magnífico: la capacidad para reinventar mitos a través de la historia.
Heroínas y recomendaciones
Vivimos en la época del género de los superhéroes en el cine… y de decir que el «género de los superhéroes» en el cine sufre una «fatiga». Esta afirmación, aparte de para conseguir clics fáciles, cae fácilmente en la falacia: ¿es acaso el cine de superhéroes un género? Pero entre discusión estéril y yerma como los campos del Hades, surgen algunos directores y guionistas interesantes, como es el caso de James Gunn.
Tras el vapuleo sufrido no por el público, sino por los productores en Disney, acabó sus Guardianes de la Galaxia y se pasó a DC con The Suicide Squad para, ahora, convertirse en la mente maestra a la hora de relanzar a los superhéroes de una DC demasiado dependiente de los desmanes de Warner.
Si los productores fueran inteligentes, cuidarían a James Gunn, porque aparte de su talento en la dirección y el guion, es también un gran lector de cómics, uno de esos que no temen reconocer sus influencias. Y en un mundo donde los tebeos parecen cada vez más secundarios, como una especie de storyboards para futuras adaptaciones (donde se saca realmente el dinero), que James Gunn hable de cómics como Wonder Woman: Historia es fundamental. Tanto que, tras comentarlo en Twitter, consiguió que el cómic agotase su tirada y muchos aficionados soñasen con que fuera el punto de partida para la supuesta serie de televisión que Gunn quiere hacer sobre la Isla Temiscira.
Historia is a breathtaking work of sequential art & one of the best things to come out of @DCOfficial & comics in the past few years. Thank you to @kellysue, @Philjimeneznyc, @geneha, & @NicolaScottArt for this incredible experience. Get it here: https://t.co/6xzF1EDrTq pic.twitter.com/oPfBQBfohk
— James Gunn (@JamesGunn) August 15, 2023
¿Merece Wonder Woman: Historia tantas alabanzas y tanto crédito como el que ha recibido o es todo un ardid de los orcos del marketing? A riesgo de dejar de ser un cínico debo decir… sí, Wonder Woman: Historia es un gran cómic que lejos de caer en las redundancias de los superhéroes actuales, lo que hace es replantear el origen de las amazonas dentro de la cosmología de DC, pero es tan bueno que podría funcionar incluso fuera de ella.
Crítica de #WonderWoman Historia, uno de los mejores cómics publicados por DC en la última década. Share on XSuperheroínas y mitos
Dedicado al gran George Pérez, Wonder Woman: Historia se divide en tres volúmenes donde vamos a ver cómo las diosas deciden crear a las amazonas para defender a las mujeres y cómo una mortal, Hipólita, decide seguir el camino de estas guerreras, convirtiéndose en su futuro líder.
La guionista Kelly Sue Deconnick recoge toda la mitología de la Grecia clásica y la insertar en el Universo DC sin que este moleste y, a la vez, hace un alegato profundamente feminista, sin caer en lo panfletario. Así, la obra se llena de capas de lecturas y resulta entretenida, a la par que cautiva como cautivan los antiguos mitos.
Es interesante, además, porque los superhéroes de DC siempre se nos han antojado como dioses, más cercanos a deidades que, por ejemplo, Spider-Man, por citar a un superhéroe de Marvel. Sin embargo, en su Distinguida Competencia, lejos de caer en potajes mitológicos, juega bien sus cartas al mantener esta historia dentro de su propio territorio y aportar a la mitología de un personaje sin hacerlo descarrilar al intentar meter más y más elementos ajenos.
Si por algo funciona Wonder Woman: Historia es porque es una historia sobre mujeres desafiando a dioses y articulando su propio relato. Quien se ofusque por ello, está cayendo en un error básico: los mitos y las historias se reiventan continuamente. De poco importa que aquí muera Heracles a mano de las amazonas, mientras que el mito siga teniendo un significado. No es insólito: en los últimos años, la obra de la escritora Madeline Miller, con títulos como Circe, precisamente se ha reivindicado por eso mismo y, aunque no sea un gran admirador de su literatura, reconozco el poder constante del mito a la hora de tomar nuevas formas.
El arte de las amazonas
Y si por algo brilla, es por su arte. Como vemos en los extras del segundo tomo, Deconnick dejó abierta la puerta para que los dibujantes con los que contase «reescribieran» con su dibujo el libreto que ella había escrito, huyendo de encorsetarlos a la trama. Esto permite que el dibujante tenga una mayor libertad en el proceso de creación. Para ello, Wonder Woman: Historia ha contado con Phil Jiménez, Gene Ha y Nicola Scott.
El estilo de los tres, aunque no chirría entre sí, sí es diferente en cada entrega en el sentido de que el primero tiene un estilo más «experimental» o cercano al diseño gráfico en cuanto a composición (recordando a la Promethea de Alan Moore y J. H. Williams III), mientras que el dibujo de Gene Ha en el segundo se vuelve más convencional (arreglado por el coloreado para mantener una paleta más consistente) y el trabajo de Scott es más cercano a un cómic actual (si los cómics actuales estadounidenses más mainstream estuvieran bien dibujados, que no siempre lo están).
Extras y diseños
Es una delicia, además, indagar en los diferentes extras que aparecen en los tres tomos de Wonder Woman: Historia y donde sus dibujantes ponen todo de sí para comentar diferentes cuestiones que van desde el diseño de los personajes hasta la creación de las páginas de este cómic. Especialmente interesante me resultó la gran cantidad de detalles que incluían las armaduras de las amazonas y que mantienen constantes guiños con la tradición y la mitología griega.
Es, además, interesante, cómo se consigue que los dioses sean clásicos y, a la vez, modernos. El diseño de la vestimenta de personajes como Hera puede recordar a una pasarela o a los jóvenes dioses de The Wicked + The Divine, pero sus comportamientos siguen siendo muy similares a los de los mitos, en el caso de Zeus o Apolo, mientras que Hera, la eterna villana, adquiere nuevas capas en este relato. Nos recuerdan a los Eternos de Sandman, pero porque los Eternos de Sandman podían recordarnos también a los dioses griegos. La fuente del mito se retroalimenta.
Diosas o mortales
La sensación que deja al final Wonder Woman: Historia es que estamos ante una interesante historia que aúna mitología griega y mitología superheroica, dos campos que los más soñadores solemos relacionar (¿no eran los dioses de antaño los superhéroes de su época? ¿No es al revés también?).
Además, es un sentido homenaje al personaje al que George Pérez dedicó tantos años de su vida y que merecía tener una serie dedicada a él y el legado que dejó en una superheroína a la que convirtió en un personaje realmente interesante, una superheroína a la que convirtió en lo que siempre fue: una leyenda.
«Seamos diosas o mortales, hacemos lo que podemos con lo que tenemos».
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