¿Guía del club de lectura para matar vampiros? Suena a meme, ¿no? Grady Hendrix, el autor, sabe cómo enganchar con títulos irónicos y premisas llamativas. Pero hasta aquí la originalidad, ya que se queda en la superficie. Lástima, porque podría esperarse más de alguien capaz de jugar con la serie b en el título de la novela, pero que, como un murciélago perdido, jamás alza el vuelo.
Guía del club de lectura para matar vampiros
El exorcismo de mi mejor amiga, Horrorstör (una especie de IKEA con fantasmas), Grupo de apoyo para final girls… Algunos quieren comparar el ingenio de Hendrix para los títulos con el ingenio de Pratchett para sus novelas de fantasía y no podía ser más incierto. Las ideas de Hendrix tienden a volverse previsibles, hila a con c pasando por b sin ningún atisbo de sorpresa, siendo, tristemente, el equivalente a una película de sobremesa.
A menudo, da la impresión de que es como si como si primero pensase en el título y luego se escriba la novela y se tenga que «cumplir» con el título solo porque este será el que hará que se venda la obra. Hay cierta artificialidad que resulta en que el lector espere una cosa y luego lo que se encuentre es a un autor luchando por cumplir con la premisa que él mismo se ha impuesto.
Esto no es raro en la literatura. A menudo, es el editor o el agente el que propone una idea para un escritor que, como un mercenario, la escribe. No hay nada de malo en ello. Siempre que no se note. No es el caso de Guía del club de lectura para matar vampiros.
La historia de Patricia
Patricia Campbell es una ama de casa cansada de una vida monótona donde tiene que soportar a su marido y sus hijos. Tras haber renunciado a su carrera profesional como enfermera, intenta ser la madre perfecta… pero su único refugio es el club de lectura que ha montado con algunas de sus vecinas. En ese club, leen novelas baratas sobre crímenes reales y discuten sobre su día a día.
Sin embargo, todo cambia con la llegada de James Harris, un extraño que pronto se gana la confianza de toda la comunidad, aunque se oculta en él lo que cualquier lector espera tras leer el título: un vampiro capaz no solo de alimentarse de la sangre, sino también de los sueños y el dinero de las tierras del sur a las que ha vuelto.
Cuando estalla la ola de asesinatos, la esperanza de toda la comunidad reside no en jóvenes que ven en el vampirismo una metáfora de la heroína y las bandas callejeras, ni cazavampiros que matan siguiendo la música maquinera de una discoteca… sino un grupo de amas de casa capitaneadas por Patricia.
Las madres como protagonistas
Un aspecto interesante del libro es que en una historia así, los protagonistas suelen ser adolescentes o jóvenes aguerridos, pero aquí tenemos a amas de casa. En el pasado Celsius, Hendrix habló de cómo esta idea fue deliberada. Es, al fin y al cabo, darle una historia a los padres, seres que suelen ser secundarios a los que odian los adolescentes que protagonizan este tipo de historias. Por hacer el símil, sería darle voz a la madre de los chavales de The Lost Boys, en vez de centrarse solo en los jóvenes.
Reseña de Guía del club de lectura para matar vampiros... Más allá del título meme, ¿merece la pena la novela de G. Hendrix? Share on XAquí podemos trazar una paralelismo con mi novela de terror moderna favorita. Cuando Stephen King escribió It (Eso) jugó con los miedos de un grupo de chavales. Y más allá del miedo a monstruos, payasos asesinos y demás seres, había uno más profundo: el miedo a no ser creído. Era más terrible ver cómo Bev sufría que nadie la creyese a que su baño acabase lleno de sangre. Los críos vivían terrores y nadie les creía. Ese es el auténtico miedo.
Homenaje a las madres
En Guía del club de lectura para matar vampiros tenemos un punto muy interesante: nadie, absolutamente nadie, cree a las amas de casa, a las que catalogan de «mujeres con demasiado tiempo libre» cuando se percatan del horror que ha enraizado en su comunidad.
Hendrix hizo esto último como homenaje a su madre y a las amigas de esta, personas a las que de joven veía solo como amas de casa y, con los años, se dio cuenta de cómo habían luchado por sacar a sus hijos adelante.
Y aquí es cuando recordamos a Van Helsing y su «no necesitamos pruebas. ¡No le pedimos a nadie que nos crea!». Puede que, en la realidad, sea todo lo contrario.
El vampiro como asesino en serie
El vampiro de Grady Hendrix es sometido a unas cotas de realismo (posee una especie de tubo gelatinoso en la boca, como una especie de insecto, para alimentarse con mayor eficacia y utiliza la sangre como un modo de «limpiar» la suya, como si fuese una diálisis).
Más allá de su constitución, este vampiro es una alegoría de todos esos asesinos en serie que han poblado Estados Unidos, como Ted Bundy, tipos a menudo incluso carismáticos sobre los que nadie presentaba ninguna sospecha hasta que, finalmente, se acababa revelando como un monstruo.
A su vez, la novela está estructurada con el título de famosas novelas de suspense, misterio, terror o «true crime», como A sangre fría de Truman Capote, ya que el club de lectura de nuestras protagonistas gira en torno a obras sobre asesinos en serie reales. Y esta fascinación casi morbosa acabará salvándoles el pellejo.
Homenajes vampíricos
Por supuesto, hay guiños al vampirismo. Por supuesto, tenemos Drácula, pero también reinvenciones que en su día fueron modernas, como El misterio de Salem’s Lot de Stephen King o Entrevista con el vampiro, de Anne Rice. Es más, el vampiro de Guía del club de lectura para matar vampiros, James Harris, es una especie de Brad Pitt en cuanto a su físico (no olvidemos a Pitt dando vida a Louis en la película de Neil Jordan), aunque su apellido sea una referencia a Charlaine Harris, autora de las novelas que dieron pie a la serie True Blood.
Aunque la novela tiene sus buenos momentos (algunos capaces de generar una comodidad cercana al miedo) y es entretenida en su mayor parte, al final no se aprovecha del todo la premisa y se vuelve reiterativa en ideas como el ataque de insectos o ratas, o previsible, como la anciana que es capaz de «ver» lo que otros no ven e incluso el pasado al que alude suena manido.
Conclusiones
Una obra debería juzgarse por lo que es y no por lo que pudo ser. Sin embargo, en el caso de Guía del club de lectura para matar vampiros, había potencial en la obra y en Hendrix, pero se queda en nada. Puede que hubiera sido más interesante centrarse en todos los temas tabú que Hendrix sí sabe abordar de un modo que perturba al lector.
Más allá de algunos chispazos oportunos, como una yesca que revive tras mucho tiempo muerta, Guía del club de lectura para matar vampiros es una novela entretenida, pero me temo que también olvidable y que, pese a algunos de sus hallazgos, quedará relegada a mera curiosidad dentro de la amplia cantidad de grandes historias del género vampírico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes comentar mediante nick, anónimamente o con tu cuenta de correo o similar. No almacenamos ninguna información.
¡Muchas gracias por tu comentario!