Desde que naciese de una pesadilla que tuvo lugar en el verano sin verano de 1816, Frankenstein ha cautivado a un sinfín de lectores hasta convertirse en una figura de la cultura popular. La historia de un hombre que busca jugar a ser Dios y termina creando a un ser condenado a ser un monstruo por los demás ha hecho que la imaginación de muchísimas generaciones sienta fascinación por este drama.
Hoy no tienes que haber leído la obra de Mary Shelley para saber quién es el monstruo. A través de película, series de televisión, videojuegos, canciones, disfraces… forma parte ya de nuestro mundo. Y nunca está de más acercarse a las raíces o a las versiones del clásico.
Un campo donde la criatura ha tenido una vida larguísima ha sido en el mundo del cómic donde seguramente tengamos su versión definitiva en la llevada a cabo por el enorme Bernie Wrightson. No obstante, si hay otra adaptación que merece que lo pasemos de miedo con el miedo es el Frankenstein de Georges Bess.
Entre vampiros y resucitados
Georges Bess es un dibujante francés que ha colaborado en diversas ocasiones con Alejandro Jodorowsky y ha sobrevivido a la experiencia; eso ya tiene mérito. Trabajar con semejante «vampiro creativo» debe ser similar a lo que sintió Polidori con lord Byron, así que no es de extrañar que Bess cuente en su biografía con una de las mejores versiones de Drácula que se hayan hecho hasta la fecha. Gracias al rey de los vampiros conocí el trabajo de Bess y al toparme con una nueva adaptación de un clásico del terror, en este caso Frankenstein, no dude en hacerme con ella.
Crítica de Frankenstein de Georges Bess, adaptación de la célebre creación de Mary Shelley Share on XFrankenstein es una versión que recorre los principales puntos de la obra de la escritora inglesa, aunque, a diferencia de su visión de Drácula, Bess añade algunos pasajes al célebre mito de Victor Frankenstein. Estas subtramas, como el círculo de monstruos del que procederá el cuerpo de la bestia o un personaje al estilo Igor llamado Sven, hermanan este cómic con las traslaciones cinematográficas de James Whale del mismo modo que el Drácula de Francis Ford Coppola se hermanaba tanto la novela como con toda la tradición del cine vampírico.
¡Está vivo!
El resultado es una historia entretenida, que nos hace que volvamos a disfrutar del célebre monstruo y de su creación (¿o era al revés?). Aunque no tenga el empaque que su adaptación de Drácula, el Frankenstein de Bess es una obra inconfundible, que bebe mucho del estilo de dibujo de autores de cómics francobelgas o líneas como la mítica revista Creepy.
Muchas son las versiones de Frankenstein y su monstruo, pero pocas alcanzan el panteón. Reconozco que siempre imaginaré a Frankenstein con el rostro que le dio Wrightson, pero si tuviera que seleccionar otro, tomaría el que realizó Bess para este cómic. Y es que a nivel de dar forma a la pesadilla, ambos creadores son genios.
Dar rostro a los monstruos
Aunque a nivel de página y composición se arriesga menos que en su obra sobre el mítico personaje de Bram Stoker, eso no impide que estemos ante un cómic de una gran belleza, capaz de captar la oscuridad y la destrucción que siembra el doctor y su hijo, abandonado nada más «nacer».
Si Frankenstein nació de una pesadilla que tuvo Mary Shelley (no olvidemos el interesante film Gothic), la novela original es, en el fondo, una espiral pesadillesca donde el horror causado por el protagonista se llevará a todos por delante. Y el cómic de Bess refleja bien esta espiral de destrucción.
El mensaje de Frankenstein
Siempre me han gustado las historias de monstruos clásicos. Por eso, vuelvo constantemente a vampiros, hombres lobos, frankensteins, muertos vivientes varios… Y haber hecho tantas veces este retorno me permite comparar las diferentes visiones que se han dado de estos seres y cómo muchas ideas que damos por sentadas sobre estos seres no aparecían realmente en sus versiones primigenias, sino que fueron añadadidas a posteriori.
Porque estas historias, ya sea en novela o cómic, no mueren. Y tampoco muere su mensaje: el monstruo de Frankenstein lo que halla es incomprensión y violencia de los demás, incapaces de darle una oportunidad. Y en ese momento, decide vengarse y convertirse en el monstruo que todos consideran que es. Como clama varias veces, es lo que han hecho de él y ahí está gran parte de la psicología de los autores del Romanticismo, que vieron en personajes como Lucifer no a un enemigo, sino a un rebelde.
Editado en tapa dura por Norma y con unas grandes dimensiones que permiten disfrutar mejor del arte de Bess, Frankenstein es una adaptación que no puede faltar en las estanterías de aquellos que seguimos teniendo pesadillas con aquel monstruo surgido de una noche del verano sin verano.
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