RRR (Rise Roar Revolt), ¿histórico fantástico?

No suelo hablar de películas que no sean de género fantástico en este espacio, pero hay mucha fantasía en RRR (Rise Roar Revolt). Y mucho espectáculo. Y mucha locura. Y un gran sentido del entretenimiento que la han acabado convirtiendo en una debilidad personal.

Debo decir que una reseña no debería limitarse a una crítica, sino a una explicación de por qué la obra funciona o no y, sobre todo, entenderla en su contexto. He visto muy pocas películas hindúes y conozco muy poco de su cultura, aunque entiendo que RRR, desde su perspectiva, debe ser increíblemente apabullante, y, para nosotros, además, risible… ¡Y no está mal!

Le debo las gracias al compañero J.J. Martínez (@Sr.Purpura) de Viajeros de la Noche, que me recomendó la película. Si bien arqueé una ceja al buscar información sobre ella y ver alguna escena en Twitter y algún tráiler, decidí darle una oportunidad. Y, pese a que me resulta desconcertarte, no me arrepiento.

Reseña de RRR
Imagina pillar a dos personajes históricos y convertirlos en los héroes de acción más extremos posibles. Eso es RRR.

Locura entretenida

RRR es una película de acción, colegueo y aventuras que nos traslada a la época colonial en la India. Su director, S. S. Rajamouli, toma a dos personajes históricos que lucharon por la independencia (Alluri Sitarama Raju y Komaram Bheem) y los convierte en protagonistas de esta demencial historia.

Y basta con ver los primeros diez minutos para saber que estamos ante una película de superhéroes sin capas ni disfraces, pero sí con acciones que nos llevan más allá de cualquier ley de la física. ¡Y no importa!

Es curioso, pero hay películas de este estilo que no soporto (véase las últimas de Zack Snyder o las peores secuelas de franquicias como Rambo), pero aquí me han encandilado con la extraña vitalidad de esta superproducción considerada la más cara de la historia de la India.

Es hasta cómico ver cómo hay parte del público que se queja de las escenas exageradísimas de RRR cuando nos tragamos lo mismo en el cine de superhéroe. ¿Nos bastaba con ver a Bheem o Raju siendo picados por una araña radiactiva o recibiendo un suero supersoldado? Ni siquiera le hace falta, con una escena de entrenamiento místico y cacería de un tigre y otra serie de flashbacks con un toque al western de Sergio Leone, lo logra.

Reseña-de-RRR
Te apuesto a que, al final de la película, estarás deseando luchar por la independencia de la India. O por ver más pelis de Tollywood.

Tollywood en acción

Puede que empecemos a verla por su montaje hipertrofiado y por sus planes estrambóticos, con animales CGI por doquier, pero acabamos quedándonos porque nos llama la atención la historia de esos dos amigos convertidos en enemigos por azares del destino. Una vez pasamos por el aro, con su energía y su pegadiza música, ya formamos parte de esta locura.

RRR no es una película para todo el público (acaso, ¿hay alguna que lo sea?). La sutilidad queda de lado en RRR… y tampoco eso nos expulsa de la película, quizá porque, aunque sea una flipada, nos hace partícipes de esta extraña gesta que hace que nos dé ganas de ir a luchar contra el Imperio Británico.

Entrando en la película

Después de los primeros cuarenta minutos que sirven de prólogo de la película (¡tres horas de película, con intermedio incluido!), el espectador que entra en RRR disfrutará de una odisea delirante, pero disfrutable en todo momento.

Sí, hay algún zoom insano, alguna cámara lenta rara, el uso extraño de la música, la acción despendolada, el uso de artilugios fuera de su época… que pueden resultarnos extraños o, directamente, risibles, con esos momentos de fantasmada tras fantasmada que roza lo imposible… y, sin embargo, cualquiera que esté vivo no puede negar la originalidad, el ímpetu y la energía de esta película que ha triunfado en Tollywood.

Y es muy deudora de su cine. ¡Vaya si lo es! El espíritu nacionalista (y propagandístico) está vigente en todo momento, pero lejos de resultar ofensivo, lo aceptamos dentro de la propuesta igual que aceptamos muchas veces lo mismo en el cine estadounidense. Para alguien puede que signifique algo, para mí es pura ficción y divertimento. No me lo puedo tomar en serio.

Reseña de RRR
¡Y escenas musicales casi sin venir a cuento! ¿Qué más se le puede pedir a RRR?

Conclusiones

Números musicales, colorines por todas partes, villanos de opereta, un doblaje extrañísimo (y no me refiero al doblaje en español), la búsqueda de la hipérbole más exagerada (por, precisamente, exagerado que suene), referencias a los elementos del fuego y el agua, escenas hiperbólicas, comedia, (b)romance, enredos, traiciones, sacrificios… RRR lo tiene todo y, si bien es esperable su éxito en la India, resulta que con su estreno de Netflix también se ha situado entre lo más visto.

Hay cierta honestidad en RRR. Saben lo que es y nos da lo que nos ofrece. Y quizá por eso llega a ser incluso hipnótica, porque empiezas preguntándote qué será lo siguiente y qué harán para superarse, y al final te preocupan estos dos señores que con un arco y una escopeta (y a la pela) revientan a quien haga falta.

Si alguien me quiere cuestionar diciendo que la película es histórica y no fantasía, simplemente le remito a cualquiera de las escenas de lucha y de esos dos superhombres que lucharon por su destino y, por supuesto, por ser colegas. De eso va RRR.

Suscríbete y recibirás una guía de dónde empezar con las grandes obras del género fantástico

Consentimiento *

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes comentar mediante nick, anónimamente o con tu cuenta de correo o similar. No almacenamos ninguna información.

¡Muchas gracias por tu comentario!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Sobre el blog

Los textos pertenecen a Carlos J. Eguren salvo cita expresa de los autores (frases de libros, comentarios de artistas...), siempre identificados en el post. El diseño de la imagen de portada pertenece a Elsbeth Silsby.

Si deseas compartir un texto, ponte en contacto con nosotros para hablarlo. Si quieres citar un fragmento, incluye la autoría.

Muchas gracias.

Carlos J. Eguren. Con la tecnología de Blogger.