Puede que le duela a los puristas, pero la etapa de Jason Aaron en Thor es una de las más interesantes que ha tenido el dios del trueno en años. Aparte de incorporar a personajes como Gorr el Carnicero de Dioses, también nos presentó a Lady Thor y amplió a villanos como Malekith entre otras cuestiones que la convierten en un gran periplo para los nuevos lectores. Es una travesía larga y ha servido como cajón del que tomar elementos para Thor: Love and Thunder, la cuarta entrega de las aventuras del dios nórdico.
Por desgracia, el hecho de que la película haya tenido que durar dos horas ha hecho que todos estos elementos del cómic se hayan tenido que comprimir. Eso ha obligado a reformular varios de los arcos de los personajes y crear nuevos que palidecen, los comparemos o no.
Lo que en la etapa de Jason Aaron fluía sin prisas, aquí tiene que ser más rápido y eso conlleva tener que inventarse qué tienen que hacer Thor, Lady Thor, Korg, Valkiria y Gorr a lo largo del metraje. Y ese invento no llega a la altura.
Amor y trueno
De ahí que Love and Thunder prescinda del suspense de no saber quién es Lady Thor, que no existan muchos momentos para que comprendamos el dolor de Jane, que no estén los saltos temporales de los que hacía gala Jason Aaron en su periplo…
Pero más allá del concepto de adaptación, el gran problema es que, como Daredevil: Born again, El Carnicero de Dioses es una de esas historias que machaca al protagonista. Jason Aaron hace pedazos a Thor para poder empezar a construir a partir de ese instante. Es simple, pero efectivo. Y nos encanta a los lectores.
Con esto, quiero decir que tenemos la típica trama de superhéroe que cae a lo más bajo y que debe prepararse de nuevo para hacer frente a su amenaza. Lo hemos visto con Daredevil, con Batman, con Spider-Man, con Son Goku e incluso con Rocky. No lo vemos con Thor en su película, aunque no hubiese estado de más tras todo lo que ha perdido el personaje.
Puede que lo peor es que Love and Thunder liquida dos de los arcos más interesantes de la etapa del Thor de Jason Aaron. Quizá se podría haber contado en dos películas y así se hubieran podido incluir más elementos que habrían hecho que la película tuviese un mayor impacto. Ahora, ni Lady Thor ni Gorr podrán volver a la vida de Thor en la gran pantalla.
El rayo que no cae
Así que una vez se prescinde de la caída de Thor, lo que tenemos es una divertida space opera con toques de humor de la marca de Waititi. Pienso, como muchos, que el humor funcionaba de forma más inteligente en Ragnarok, la anterior película, y que aquí hunde algunos momentos dramáticos, como el encuentro con Lady Sif.
Es más, considero que Waititi sabía jugar mejor con los cambios de tono en su anterior película: Jojo Rabbit. Aquí, ya sea por la improvisación o el aire que busca para el film, hay una marcada irregularidad fruto de la improvisación durante el rodaje, que hace que falle la edición y destaque el recorte de escenas (se han cortado escenas con Jeff Goldblum, Peter Dinklage y Lena Headey, por ejemplo).
Por tanto, Love and Thunder no sorprende ni siquiera cuando visitamos un Reino de las Sombras que hace que la cinta, tan colorida durante todo el metraje, quede en blanco y negro. Resume el espíritu de la cinta: es solo un hallazgo frente a una repetición.
Más allá de la Cúpula del Trueno
Aquellos que no disfrutaron de Thor: Ragnarok deberían abstenerse de un Thor: Love and Thunder que busca hiperbolizar la fórmula con todo lo que eso conlleva.
Salvo por el minutaje, Marvel ha dado carta blanca a Waititi y se nota cómo el director, Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tessa Thompson, Christian Bale e incluso un Russell Crowe (con un acento entre inglés, griego y australiano que ha salido de copas) se lo han pasado genial durante la película. Es estupendo ver un reparto que se lo pasa tan bien en escena. Ojalá yo también me lo hubiera pasado tan bien como ellos.
Por otra parte, me alegro que el género de los superhéroes ya no se avergüence de sus raíces y se permita ser camp cuando quiera. Y también me encanta esa sensación de que todo está conectado: que sí, que los Guardianes de la Galaxia salen muy poco, pero ¿qué más da? Acaso, ¿cuántos cameos similares tenemos mensualmente en los cómics de Marvel? Docenas y nadie se rasga las vestiduras.
Crítica de Thor: Love and Thunder: la demostración de que el rayo no cae dos veces en el mismo lugar. Share on XTambién me gusta que la música se impregne del sentimiento de rock desenfadado que tiene la cinta. La fanfarria de un Michael Giacchino juega bastante con los temas de Guns N’Roses que suenan a lo largo de la película.
Quizá no logra el nivel del Immigrant song en la película anterior, que quizá nos sorprendió tanto porque nos pilló sin estar preparados, pero aquí se intenta homenajear un espíritu ochentero que se alimenta también de películas como Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno.
El camino de Thor
La sensación que nos queda es que los creadores de Thor: Love and Thunder sabían dónde empezaban y adónde querían ir, pero la mitad de la película resulta más errática y con menos hallazgos. Hay aventuras y hay humor, pero no existe una verdadera sensación de peligro y la épica sucumbe ante lo visto en Ragnarok.
Aunque no creo, como dicen otros críticos, que caiga en la vergüenza ajena (quizá eso de armar a críos no sea la mejor idea del mundo, pero… a Waititi hay que quererle), sí pienso que quedan patentes las prisas y no solo en los abrumadores efectos especiales, sino en un guion.
Se podría haber trabajado más en ciertos segmentos para reforzar el mensaje de la película: que los dioses solo se preocupan de sí mismos y que al final son las personas de a pie las que tienen que ayudarse las unas a las otras. Y hay que elegir el amor por encima de la venganza. Y aprovechar el tiempo que se nos dé. Son mensajes potentes que sucumben ante los clichés del género.
Conclusiones
Por desgracia, Love and Thunder se pierde ante algunas escenas de acción que están porque tienen que estar, igual que las escenas poscréditos o los recortes de metraje que, seguramente, hubiesen mejorado el desarrollo.
Para las anécdotas del rodaje queda cómo los hijos de Waititi, Hemsworth, Portman o Bale han estado presentes en la película. Ha sido un enorme patio de recreo y esa es la sensación que da el film: ser un patio de colegio. Uno en el que si decides jugar, te lo pasarás en grande, pero si eres profesor y te toca hacer guardia… quizá no te encandile su color como debería.
En conclusión, un rayo no cae dos veces en el mismo lugar y Waititi se ha olvidado de ello. Pese a eso, Thor: Love and Thunder es una película entretenida que, aunque se pierde en varios momentos, al menos garantiza pasar un buen rato.
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