2019 ha sido un año de muchas lecturas. Según el conteo de Goodreads (podéis seguirme por aquí), 289 lecturas (aunque espero añadir alguna más después de escribir y publicar este texto). Me siento muy satisfecho, es el año en que más libros he leído (unos treinta y cinco) y cómics (también mangas).
Leo habitualmente por la mañana antes de ir al trabajo, por la tarde y por la noche; a menudo, si tengo algo que hacer que conlleve una espera (cocinar, pillar el transporte público, etc.), la amenizo con un libro. Leo tanto porque aprendo, me da armas para escribir, me divierte, me hace pensar y me hace soñar, entre otras cosas. Una acción que da tantos frutos no puede ser abandonada en vano.
Podrían haber sido más los libros y cómics leídos en este 2019, pero siempre después de verano desciende mi tiempo y mis ganas de leer de un modo más seguido. Espero darle solución en 2020 a esa pequeña “bajona” lectora que me acompaña entre septiembre y noviembre.
Como últimamente he leído a gente
que se queja de las listas de lecturas favoritas que hace la gente y demás
(amargados), he preferido que este post sea más bien un par de obras que he
leído y que me gustaría tener a más gente alrededor que las haya leído para
comentarlas. Suena más triste, pero sigue siendo una lista, así que…
fastidiaros, haters de las listas. Además, lo dividiré en dos partes, porque
solo escribiendo de los libros ya se ha vuelto bastante largo. Así que… allá
vamos.
¡Clásicos!
Entre los clásicos universales que
he vuelto a releer por el tema de la docencia (y porque me apetecía), destaco La vida es sueño de Pedro Calderón
de la Barca, que me sigue pareciendo una obra maestra que no deberíamos dejar
que sea sepultada por el polvo del tiempo, ya que toca temas universales como
la realidad, el sueño, la hamartia… y es magnífica.
También es más que recomendable La vida del Lazarillo de Tormes, que nos enseña tantísimo sobre nuestro mundo... por mucho que pasen los siglos (de la picaresca también recomendaría La vida del Buscón de Francisco de Quevedo, otra joya, aunque aquí más cruel que la otra anónima ya citada).
También es más que recomendable La vida del Lazarillo de Tormes, que nos enseña tantísimo sobre nuestro mundo... por mucho que pasen los siglos (de la picaresca también recomendaría La vida del Buscón de Francisco de Quevedo, otra joya, aunque aquí más cruel que la otra anónima ya citada).
Otro clásico, aunque mucho más
moderno, ha sido El mago de Oz de L. Frank Baum, que, más allá de la historia
que todos conocemos, me llamó la atención por la rapidez de su narración y por
los momentos gores en plan le cortan la cabeza a alguien y seguimos para
delante. Sí, sí, gore. A lo Rob Zombie. Más allá de coñas, todavía recuerdo haber leído
Wicked hace más de una década, así que combinaba ambas historias en mi cabeza.
Dos obras más recientes, pero también
clásicos que me impactaron sumamente, fueron El coronel no tiene quien le
escriba de Gabriel García Márquez (nunca he sufrido tanto por un gallo) y El
túnel de Ernesto Sabato, un descenso a las tinieblas que me evocó a mi lectura
de El extranjero de Albert Camus.
Portada de El túnel de Ernesto Sabato. Fuente. |
Ray Bradbury
En cuanto a antologías, ya sabéis
que cada año me gusta leer a Ray Bradbury y a principios de año pude terminar
la colección de cuentos Siempre nos quedará París, que me encandiló nuevamente.
Tanto como para que la reedición que están haciendo varias editoriales de los
trabajos de Bradbury haya hecho que, por fin, tenga La feria de las tinieblas en
físico y pueda leerlo en este 2020, cuando se cumplen cien años de su nacimiento. Si no conocéis al gran Bradbury, ¡leedlo!
Os espera uno de los mejores escritores de la Historia.
Leyendo sobre leer y escribir
Este año publiqué La Eternidad delInfinito, pero eso no ha querido decir que haya dejado de documentarme sobre
escribir. Es más, he leído varias obras sobre por qué escribir y cómo hacerlo. Empecé
por la primera obra escrita sobre este tema, la madre de la teoría literaria: La Poética de Aristóteles, que me ayudó a
entender su concepción literaria, aunque esté basada en apuntes de sus
discípulos y hay ciertas partes un poco oscuras. De ahí he sacado palabras como
catarsis o hamartia que me encantan.
Doy las gracias a mi profesora de la UNED
por prestarme estas obras: El oficio de escritor de Ana Ayuso, Manual para
cuentistas: El arte y el oficio de contar historias de Teresa Imízcoz y Escribir
es un tic: los métodos y las manías de los escritores de Francesco Piccolo, con
ilustraciones de Anthony Garner.
También añadí de mi propia cosecha una obra
sobre cómo leer Laboratorio lector para entender la lectura de Daniel Cassany, y otra sobre la vida de escritores: Cómo piensan los escritores de Richard Cohen
me llenó de anécdotas y grandes historias sobre juntaletras y, del mismo estilo, leí La sangre de los libros de Santiago Posteguillo
(con varias curiosidades sobre libros y escritores).
Y, volviendo al tema, sobre cómo escribir, me gustaron mucho Coaching para escribir un bestseller de Nerea Riesco (del que saqué la estructura para una novela que tengo inconclusa) y De qué hablo cuando hablo de escribir de Haruki Murakami, que me aficionó tanto a la prosa del japonés que he leído varias historias cortas suyas: La biblioteca secreta, Asaltos a las panaderías, Sueño y Toni Takitani. Sus novelas me esperan.
En cuanto a ensayos sobre el mundo de la cultura, La vista desde las últimas filas de Neil Gaiman me aportó alegría y una nueva visión del mundo cuando más lo necesitaba.
Y, volviendo al tema, sobre cómo escribir, me gustaron mucho Coaching para escribir un bestseller de Nerea Riesco (del que saqué la estructura para una novela que tengo inconclusa) y De qué hablo cuando hablo de escribir de Haruki Murakami, que me aficionó tanto a la prosa del japonés que he leído varias historias cortas suyas: La biblioteca secreta, Asaltos a las panaderías, Sueño y Toni Takitani. Sus novelas me esperan.
En cuanto a ensayos sobre el mundo de la cultura, La vista desde las últimas filas de Neil Gaiman me aportó alegría y una nueva visión del mundo cuando más lo necesitaba.
Reseña de Sueño. Fuente. |
Obras para corazones jóvenes
No he dejado la novela juvenil.
Este curso leí Proyecto Bruno, porque fue una obra que elegí para mis alumnos.
Ana González Duque nos visitó y ha sido uno de mis momentos más felices como
docente. Si no conocéis su obra, conocedla. No siempre se descubren a auténticas
escritoras y cracks como ella.
Dentro de este terreno juvenil también disfruté de Historias de miedo para contar en la oscuridad de Alvin Schwartz y ya estoy esperando releerla con una edición compendio: no sabéis lo que engancha el terror a tus alumnos.
Dentro de este terreno juvenil también disfruté de Historias de miedo para contar en la oscuridad de Alvin Schwartz y ya estoy esperando releerla con una edición compendio: no sabéis lo que engancha el terror a tus alumnos.
Hablando de gente joven, si tenéis
enanos por casa (me refiero a críos, no a los que construyeron Moria), os
recomiendo la lectura de tres cuentos ilustrados de Neil Gaiman: Pelo loco, Los
lobos en pared y El día que cambié a mi papá por dos peces de colores, que
tienen lo mejor de Gaiman y McKean y que han sido reeditados recientemente.
Teatro y malicia
También he vuelto a leer teatro y
destacaría Cuatro corazones con freno y marcha atrás de Enrique Jardiel
Poncela, de la que disfruté muchísimo en una representación a finales de 2018 y
la volví a leer con mi alumnado de bachillerato. Una obra genial que trata sobre la inmortalidad, la juventud, la muerte y las consecuencias de un misterioso experimento; todo ello en clave de comedia.
¿Y
quién no quiere algo de malicia clásica entre sus lecturas? Disfruté gratamente
de El diccionario del diablo de Ambrose Bierce, donde el autor nos da sus
propias definiciones maléficas sobre ciertos términos. Genial.
Del mismo estilo en cuanto a “malicia” es Amphigorey de Edward Gorey, una serie de historias acompañadas de interesantes ilustraciones. A menudo, no pillas el juego de palabras, pero hay otros estupendos.
Y hablando de ilustraciones e historias tenebrosas: La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik y Alejandro Caruso fue una obra que se alimentó de mi sangre y tiempo durante una noche… y me sentí feliz por ello.
Del mismo estilo en cuanto a “malicia” es Amphigorey de Edward Gorey, una serie de historias acompañadas de interesantes ilustraciones. A menudo, no pillas el juego de palabras, pero hay otros estupendos.
Y hablando de ilustraciones e historias tenebrosas: La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik y Alejandro Caruso fue una obra que se alimentó de mi sangre y tiempo durante una noche… y me sentí feliz por ello.
La condesa sangrienta de Pizarnik en una hermosa edición con las ilustraciones de Caruso. Fuente. |
¡Dos sorpresas!
Sobre las sorpresas literarias de
este año, comentar dos casos: Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
y Hellraiser o el corazón condenado de Clive Barker. Sobre el libro de la
autora de La maldición de Hill House, no sabía con qué me iba a topar, pero su
comienzo me enganchó y me descubrió una historia sobre los fantasmas del
pasado, los prejuicios, el odio y la visión del mundo desde una perspectiva
única. Una sorpresa de la que me hubiera gustado escribir más, espero hacerlo en 2020.
En cuanto a Clive Barker, empecé a leer varios de sus relatos hasta llegar al más célebre por la saga de películas de la cual él dirigió la primera (Hellraiser) y se convirtió para mí en un gran clásico del terror, una obra corta e inmensamente disfrutable que, más allá del sadomasoquismo que algunos quieren ver, trata sobre el peligro del hastío vital. Y con monstruos, que es lo que le da la calidad 😛.
En cuanto a Clive Barker, empecé a leer varios de sus relatos hasta llegar al más célebre por la saga de películas de la cual él dirigió la primera (Hellraiser) y se convirtió para mí en un gran clásico del terror, una obra corta e inmensamente disfrutable que, más allá del sadomasoquismo que algunos quieren ver, trata sobre el peligro del hastío vital. Y con monstruos, que es lo que le da la calidad 😛.
Estas han sido mis lecturas
favoritas. Hay otras que me han decepcionado, algunas de autores muy populares
o que me gustan mucho, pero me quedaré con lo que me han aportado. Tengo varias a la mitad que espero terminar a principios de 2020 si todo va bien.
Si habéis leído alguno de estos libros o queréis comentar qué lectura os atrae más, vuestros comentarios son más que bien recibidos.
En conclusión, la lectura, al fin y al cabo, siempre nos regala lo imposible: más vidas que vivir. ¿A qué estás esperando para embarcarte en ese viaje?
Si habéis leído alguno de estos libros o queréis comentar qué lectura os atrae más, vuestros comentarios son más que bien recibidos.
En conclusión, la lectura, al fin y al cabo, siempre nos regala lo imposible: más vidas que vivir. ¿A qué estás esperando para embarcarte en ese viaje?
hay demasiados libros que no conozco, ¿de dónde sacas estos títulos? Me anoto varios, especialmente El Mago de Oz, para el año que viene. ¡Gracias por compartir!
ResponderEliminarPues... muchas veces confieso que los encuentro sin más en la librería o en tiendas de cómics a las que voy a pasar el rato. Sí, mi vida es así de emocionante...
EliminarEspero que disfrutes de El mago de Oz. Me sorprendió gratamente. Wicked también es una buena versión de la obra original.
Gracias a ti por compartir, mucho ánimo con las lecturas este año.