Regreso a la reescritura de La Historia

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Regreso a la reescritura de La Historia.
Hoy me desperté y me levanté antes de que amaneciese para escribir sobre seres que nunca más podrán volver a contemplar el amanecer. He vuelto a La Historia y aguardo que sea para terminarla definitivamente.

La idea de regresar a esa inmensa novela me había rondado en los últimos días. Mientras tecleaba microrrelatos y novelas, me documentaba sobre cementerios, veía El resplandor por enésima vez, recordaba esas clases donde redescubrí que a los chavales les encanta el terror, leía mis cómics y libros, me acordaba de las damas oscuras de Edgar Allan Poe, escuchaba mi música, pasaba la noche con algún documental del aniversario de Entrevista con el vampiro y me iba a dormir pensando en que yo debía volver a aquella larga novela que lleva esperando en un cajón demasiado tiempo (o, mejor dicho, en un ataúd).

No pude dormir o no del todo. Sueños relacionados con la escritura y estos personajes se aparecían como tinta deseando teñir de negro el papel. Hoy desperté antes de que saliera el sol, dispuesto a escribir. Más de un año después desde que concluí la reescritura de la primera parte y avancé casi hasta el final de la segunda, he ido a parar de nuevo a La Historia con la convicción de desear acabarla. Imagino que, si me leéis (o me soportáis de alguna manera), ya sabéis que, cuando hablo de La Historia, me refiero a una gigantesca novela en formato de guion que escribí entre 2007 y 2009. Más de tres mil páginas. No sé cómo lo hice, pero si tuviese un horrocrux, un fragmento de mi alma en papel, sería esta novela.

En los últimos años (2010, 2012, 2013, 2017, 2018), he reemprendido varias escrituras que han hecho que La Historia haya ido cambiando: nombres de personajes, descripciones, motivaciones, la división en varias partes (de tres a cuatro y ahora a mínimo diez novelas, seguramente)… Y he ido incluyendo nuevos detalles (muchos de ellos gracias a Elsbeth) que rozan lo obsesivo: un horario de clase para los antihéroes de este relato, nuevos seres, otras influencias, un plano con la disposición de los terrenos de la escuela... Es como si hubiera vivido esta historia, porque, en parte, así fue.

Ha sido un desafío, porque es mi homenaje a todas las obras oscuras que me han marcado: Drácula, Frankenstein, los relatos de Lovecraft o Poe, las pelis de terror clásicas de la Universal o la Hammer... Hablé de algunos de esos cambios en mi blog (hace un tiempo) y se han sumado unos cuantos cambios más (algunos, esta misma mañana). En definitiva, poco tiene ya que ver con lo que concebí en su día (aunque siempre fui más de escribir de noche, al menos en esa época, cuando era un chaval de dieciséis años), pero el espíritu pienso que es el mismo.

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Las historias necesitan sangre.
¿Por qué he acabado aquí de nuevo, ahora, y qué supone para mis otras obras? Estaba escribiendo una gigantesca novela como preparación de un regreso a La Historia en el futuro. Tenía mucho en común con La Historia; tanto que llegó el punto en que no sabía si estaba empezando una obra nueva o continuando aquella que dejé inconclusa. No importa. En estos siete meses, al escribirla, he estado probando y experimentando con varias técnicas. Este año he leído unos doscientos libros, cómics y mangas (sí, la lectura se ha convertido en mi obsesión), que me han servido como forma de ir evolucionando, aprendiendo, viviendo, comprendiendo. He decidido detener esa novela experimental para ir directamente a La Historia. La nostalgia es una daga terrible. Uno nunca sabe cuándo el puñal acabará de clavarse en uno, cuándo el tiempo se consumirá… y me complacería dejar atrás, cuando todo acabe, esta obra que lleva conmigo demasiados años.

No sé cuánto implicará esta reescritura (¿años?), pero aguardo que sea el último intento antes de llegar al fin. Lo digo y lo comparto en mis redes como compromiso de que debo acabarla y como explicación a una posible desaparición hasta que la acabe. No me gustaría detenerme hasta que esté finalizada.

¿Significa esto una publicación inminente? No lo sé. Desconozco incluso si me gustaría compartirla o me conformaría con dejarla en mi estantería. Se supone que escribo para ser leído, no para hacer pisapapeles, pero, para mí, ya me haría feliz verla concluida y entre mis libros. Ojalá saliese de las sombras, ojalá permaneciese en ellas. Nunca sabré con cuál de las dos opciones estaré más acertado.

Me interno, por tanto, otra vez en las tinieblas de la escritura y la reescritura para escribir sobre seres que nunca más podrán volver a contemplar el amanecer. He vuelto a La Historia y espero que sea para terminarla definitivamente.



2 comentarios:

  1. Interesante lo que contás.
    Yo tengo que retomar una historieta que empecé el año pasado.

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    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras.
      Espero que te vaya bien con tu historia.
      Saludos.

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