Os cuento mis impresiones de la tercera temporada en la revista Moon Magazine. Fuente. |
"Parte del problema está en que Stranger Things arrancó su tercera
temporada de un modo dubitativo, con dos capítulos autocomplacientes que
nos demostraron dos cosas: primera, que los creadores estaban demasiado
enamorados de sus personajes (convertidos ya en un producto que vender y
adorar, más que en personajes con una función dramática) y, segunda, el
tono paródico se había apoderado de ella, un estilo más cercano a las
comedias de John Hughes que a la oscuridad de las obras de Stephen King que inspiraron la primera temporada.
Por suerte, a partir del tercer episodio, la serie recuperó el
sentimiento de aventura, aunque sacrificase por el camino algunos de los
toques más serios que la convirtieron en un icono del género fantástico
moderno y una de las principales cabeceras de Netflix en su estreno de
2016. ¿Qué hubiera sido de Stranger Things si sus creadores no fueran
conscientes del enorme éxito que ha cosechado la serie?"
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