La maravillosa Margot Robbie se merecía todos los premios por su vulnerable y, a la vez, poderosa Tonya. Fuente. |
"America. They want someone to love, they want someone to hate".
Venga, lo sé. Yo, Tonya no es el tipo de películas que suelo comentar por el blog (eso sí, ya sabéis que siempre está bien escapar de lo "que sueles ver"), pero, como quiero empezar de nuevo a compartir, aunque sea brevemente, algunos comentarios sobre lo que voy viendo o leyendo en estas semanas de curro y pensamientos que a saber dónde me llevan, considero que Yo, Tonya es un buen punto de partida. Aviados estáis: no esperéis críticas superlargas ni extensos comentarios, son solo breves apuntes.
(Nota que no viene a cuento: mi intención es simplemente compartir un diario de mis visionados y lecturas. Las críticas largas las compartiré en páginas donde colaboro y os dejaré por aquí el enlace, por si os llama. Gracias).
Cuando estuve por Barcelona a principios del año pasado, encontré varios carteles de la película en el metro, había leído sobre qué iba y había visto algún tráiler. Yo, Tonya me llamaba. Ya fuera por el aire macarra o por ese estilo de "esto, aunque te cueste creerlo, como El lobo de Wall Street y similares, ESTÁ BASADO EN HECHOS REALES", que escupía su tráiler. Después, cuando ya era profesor, quise verla con un grupo de alumnos, pero ellos no fueron muy partidarios; así que nada, se quedó a la espera, aunque la conseguí en el black friday (oh, maldito consumismo).
Sea como sea, la amigdalitis que he padecido en estos días ha hecho que haya terminado viendo varias películas este fin de semana y una de las mejores elecciones ha sido Yo, Tonya, que me ha sorprendido gratamente por cómo retrata la biografía de una deportista rota por su madre, su marido y todas las personas que la rodean y que, incluso así, continúa levantándose.
Póster de la película Yo, Tonya. Fuente.
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El film cuenta la dura vida de Tonya Harding, una patinadora que vivió varias polémicas en los años noventa tras estar involucrada en la agresión a una rival. Sin duda, uno de los "monstruos" que odia tanto la hipócrita sociedad y que, al final, solo es un producto de las circunstancias. ¿Una víctima? Quizá. ¿Un personaje interesante? Por supuesto, y eso es un regalo para todo guionista que sepa cómo explotar el metraje a través de escenas que tratan lo delirante y triste de la realidad.
Si no la habéis visto, pensaréis: "vaya, un dramón", pero qué va, nada más lejos de la realidad. Yo, Tonya es capaz de mezclar comedia, drama y toques de falso documental como solo consigue su director, Craig Gillespie.
Sumemos a esta atípica historia sobre la "superación" de unos perdedores, el frenético montaje y unos golpes de carisma que ya querrían la mayoría de las películas que se estrenan y no nos olvidemos de las fantásticas interpretaciones de todo su reparto, destacando Margot Robbie como ese juguete roto que no duda en volver a levantarse que es Tonya Harding y Alison Janney, que interpreta a la tiránica madre de Harding. Además, Sebastian Stan y Paul Walter también lo hacen genial como otros dos cretinos.
Y ahora, toca que me rasgue las vestiduras: esta película no se llevó el Oscar el año pasado, así que permitidme pensar que los Oscars siguen siendo esas estatuillas sobrevaloradas que se dan cada doce meses para que la gente luzca palmito en una alfombra roja. No obstante, el cine es algo más que una ceremonia aburrida, un par de números musicales y chistes malos políticamente correctos. El cine es arte y tiene más que ver con personajes como el de Tonya que con otras cuestiones. Lo demás son tonterías.
P.D.: Sumen que acaba con el cover de The Passenger que hicieron Siouxsie and the Banshees. ¿Cómo no me iba a molar?
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