Críticas de cine: Criaturas celestiales de Peter Jackson (1994)

A mediados de los ´50, Pauline (Melanie Lynskey) es una chica diferente al resto de las niñas. Eso será así hasta que conozca a Juliet Hulme (Kate Winslet). Desde ese momento, se harán amigas y empezarán a crear su propio mundo de fantasía lejos de la aburrida realidad. Sin embargo, cuando les amenazan con separarlas, lo único que pueden hacer para evitarlo es matar a la madre de una de ellas. Y así la fantasía muere ante la realidad. Un cuento de hadas macabro basada en hechos reales.

Críticas de cine rápidas y sin pensar demasiado:

Criaturas celestiales, de Peter Jackson (1994)

“Come, bebe y sé feliz, porque mañana podrías estar muerta”-

PAULINE

Existen ciertos artistas que siempre consiguen llegarte. Sin duda, uno de mis favoritos en este sentido es el director de cine neozelandés Peter Jackson. No sólo por traumatizar mi niñez con Agárrame esos fantasmas, marcar mi adolescencia con su adaptación de El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien o mi "ya no tan adolescencia" este año con The Lovely Bones, sino ahora también con este siniestro cuento que es Criaturas celestiales.

Peter Jackson y Fran Walsh, en el guión, trazan la historia de dos amigas que se amparan de la realidad en su propio mundo, lleno de fantasía. Sin embargo, lo verdadero siempre es el que acaba con este tipo de historias y es lo que ocurre con este filme. Todo esto, convierte este relato en una siniestra historia sobre la amistad y el amor, que culmina con la locura y el drama. 

Terrorífica más aún cuando se sabe desde un principio que se basa en hechos reales, que el diario de Pauline fue la base de esta rocambolesca historia (el mismo que sirvió de prueba para incriminar a ambas en el asesinato). No obstante, el guión fue nominado a los Oscar.

De esta manera, esta fábula sobre lo fantástico y lo real, los sueños y la vida misma, se vuelve aún más curiosa para los cinéfilos cuando nos encontramos con El tercer hombre y ese “ser despreciable” que es Orson Welles, que llega a aparecer en la propia cinta como una de las fantasías. Otro cameo, más corto (y de esos a los que nos tiene acostumbrado), es la aparición de Peter Jackson en una breve secuencia.

Las jóvenes de Criaturas celestiales encuentran una escapatoria en su imaginación. Fuente.

Esta historia funciona sobre todo por las dos niñas, interpretadas por la asombrosa Kate Winslet (en su debut cinematográfico y su mejor papel junto a Clementine en ¡Olvídate de mí!) y la más que inquietante Melanie Lynskey. El viaje de ambas es el del fin de su niñez, su inocencia. Desde sus más simples diversiones, como jugar a príncipes y princesas hasta que enamoradas deciden practicar el sexo como lo practicarían sus “santos” (después de que varios la condenen por estar juntas, entre ellos un doctor que cree que se puede curar la homosexualidad. El tema del amor de las niñas es tratado de una manera delicada, sin enjuiciarlo o endiosarlo, sólo son dos chicas que se quieren). Donde muere todo realmente será con el asesinato.

¡Es el final, por tanto, un fuerte golpe, una muerte que conmocionó Nueva Zelanda. Tal vez, esa brusquedad es más que necesaria (de ahí que se corte una buena escena donde Pauline se imagina a sus padres muriendo y, más tarde, consigue partir un hueso, quedándose la parte mayor y, por tanto, como es tradición, formulando un deseo que se hará real en cuanto a su madre, pero quizás una escena demasiado explícita con el desenlace). Genial, al menos para mí, ver cómo esta muerte parte de una causa principalmente inocente: dos amigas que no quieren separarse. Además, se juega bastante con un principio con muchísimos detalles del final, con cierto suspense aunque conozcamos el final. Este comienzo y desenlace posee bastantes momentos interesantes y sólo acompañados por los gritos y la sangre, porque el primer golpe es el inicio de la película (realmente el final): dos niñas ensangrentadas pidiendo auxilio al espectador. En una sola palabra: impactante.

Imagen de la película Criaturas celestiales. Fuente.

Por cierto, que a Jackson ya se le nota su genialidad. Al director neozelandés ya se le nota su gusto por los planos detalles, los primerísimos planos y sus deseos de plasmar la imaginación en la gran pantalla. Sobre todo, esto último. En Criaturas Celestiales nos encontramos con una historia en la que se crea un universo asombroso, fascinante, nuevo y no es otro que el cuarto mundo, Borovnia, donde ambas amigas viven sus sueños y que acabará, como el barro que lo hace, viniéndose abajo. En un punto de la historia, Juliet llega a decir que cuando muera, no irá al cielo: “Y yo, yo voy a ir al cuarto mundo, que es como el cielo, pero mejor, porque no hay cristianos”, curioso que ese mundo dure menos que su vida. De tal manera, de un cuento, pasa a un asesino "bondadoso" (“el hijo” de ambas) y termina con la visión del sexo. Desde ahí, no hay lugar para Borovnia. Genial la escena (cortada del metraje final) en la que aparece la pancarta “Pecado” y sus letras estallan en un mar de sangre. La creación de estos mundos a través de efectos especiales sencillos (aquí no son lo importante) llenan de gran encanto esta visión de la locura.

La banda sonora se compone de un sonido donde la fantasía del mundo de reyes de las amigas se impone o donde aparece el gran ídolo de ambas, el tenor Mario Lanza, con partes sencillamente conmovedoras.

El pequeño defecto que notó en la cinta es que pierde fuerza en algunos momentos, como cuando se cuenta la historia de Pauline y uno de los huéspedes de su casa y donde la magia se rompe para servir sólo de consuelo de la niña cuando más sufre.

En definitiva, una joya, una notable película (un 8,5) que recibió varios premios (el León de Plata) y nominaciones, consigue tocarte el corazón y horrorizarte, una obra más que recomendable de ese gran director que es Peter Jackson.

“PAULINE (Jeena): Me estoy volviendo loca.

JULIET: Nada de eso, Jeena. Los locos son los demás”.