Cuando The Sandman comenzó a publicarse 1989, Neil Gaiman pensaba que, como mucho, escribiría ocho números antes de que la serie concluyese debido a las escasas ventas. No fue así. La historia de Morfeo fue un éxito.
Como si de una historia épica se tratase, el cómic creado por Neil Gaiman, Sam Kieth y Mike Dringenberg surgió a partir de un justiciero de la Edad del Oro del cómic de superhéroes para reconvertirlo en parte de un gran mito del género fantástico.
En algunas ocasiones he comentado que me gustaría olvidar cómo fue la lectura de Sandman. De este modo, podría volver a leerlo de nuevo por primera vez y recordar todo lo que me aportó, cómo cambió mi vida. Sin embargo, volver a leerlo es captar nuevos significados y entender que, cuando nosotros cambiamos, la obra también.
Ver ahora la primera temporada de la serie de Sandman ha sido, por otra parte, lo más parecido que podía vivir a volver a experimentar el mundo de Morfeo y el resto de los Eternos. Y no me arrepiento de haber vuelto a la historia de Rey de los Sueños.
Mr. Sandman…
A comienzos de siglo, una orden secreta pretende atrapar a la Muerte para conseguir su poder. Por error, a quien atrapan es al hermano pequeño de Muerte, Morfeo, Rey del Sueño. Durante los siguientes años, Morfeo estará atrapado, sin su yelmo, su saco de arena y su rubí, y sintiendo cómo el mundo del Sueño es destruido en su ausencia. Más de un siglo después, Morfeo logra escapar de su prisión y emprende un viaje para reconstruir el Sueño y también a sí mismo.
La serie Sandman recoge con bastante fidelidad los dos primeros arcos del cómic de Neil Gaiman: Preludios y nocturnos, y La casa de muñecas. Es algo sorprendente, ya que no siempre obtenemos adaptaciones fieles en plataformas como Netflix. Por suerte, en esta ha estado muy vinculado Gaiman y ha demostrado que esta obra, considerada como imposible de adaptar, ha logrado ser llevada a la pequeña pantalla.
Me ha apasionado reencontrarme con Morfeo. No soy muy partidario de los atracones de series por mucho que pongan los diez capítulos de golpe en un día. Con Sandman ha sido extraño, he visto la serie en dos días y podría haber seguido con más capítulos si hubiera sido posible. Es más, hoy me estoy planteando volver a verla. En el fondo, la primera temporada de Sandman era como redescubrir una historia que adoro.
Fantasía oscura
La serie de Netflix consigue tomar todos los elementos de la fantasía oscura que han hecho del cómic uno de los más amados por los lectores. La estética oscura está siempre vigente, ya sea en el vestuario, la fotografía, los efectos especiales o la propia historia. Es más, el propio planteamiento del fotograma ha llamado la atención de muchos espectadores y sus creadores comentaban que era para lograr un efecto onírico.
Sandman no deja de ser, en el fondo, la historia de una persona que cae en una depresión e intenta reconstruirse. Morfeo, por el camino, debe entender quién es y cuál es su propósito. Y, a partir de ahí, debe emprender un gran viaje para aceptar lo que significa cambiar. A esto podemos sumar qué significa ser humano y la importancia que los sueños tienen en nuestras vidas.
Estas moralejas que estaban en el cómic siguen presentes en la serie y se agradece que no se haya cambiado nada para adaptarlo a las modas vigentes. Venimos de un año donde hemos visto cómo adaptaban fatalmente clásicos como Cowboy Bebop; por suerte, esto no ocurre en Sandman.
Dos arcos
Me sorprende que la serie haya logrado lo mismo que lograba el cómic y es desplazar en algunos instantes a Morfeo. Si bien los seis primeros episodios están muy centrados en Morfeo, a partir de ahí, empieza La casa de muñecas y se centra en el personaje de Rose Walker. Eso nos asegura que algunos de los mejores cómics, como El sueño de un millar de gatos, pueda ser adaptado en futuras temporadas.
Esto puede resultar desconcertante para el espectador que no haya leído el cómic (me pregunto si la serie funciona bien para los no lectores), pero considero que es acertado a la hora de transmitir la grandeza mitológica de Gaiman.
Y es que es una adaptación, al fin y al cabo. ¡Podrían haber salido tantas cosas mala…! Me ha sorprendido con su fidelidad, arrancando directamente diálogos y momentos del cómic, y, sobre todo, captando el espíritu de la obra.
Aún así, hay cambios, la mayoría vinculados a eliminar las alusiones al Universo DC como es el caso Lyta Hall, el nuevo origen de John Dee, la aparición de Johanna Constantine… Y es comprensible, dado que en su origen Sandman era parte del Universo DC (con cameos incluso de Batman), para luego ir despegándose y contando su propia historia. Es más, me llama la atención que sí conservasen el guiño al Sandman de Jack Kirby y Joe Simon.
Dando vida al Sueño
Me alegra que la serie haya tomado bastante del cómic, pero también haya podido aportar cosas nuevas a la obra. Si la adaptación radiofónica había contado con grandes actores, la versión televisiva de Neil Gaiman, David S. Goyer y Allan Heinberg no se queda atrás.
Es más, me resulta interesante cómo muchos de estos miembros del reparto aparecen solo en un capítulo o incluso en una escena, pero sirven sus apariciones para sembrar lo que está por venir (como también lo hace la banda sonora de David Buckley, que regresa continuamente a su leitmotiv).
Tom Sturridge logra ser el Morfeo oscuro y perdido de los primeros números de Sandman para luego encarnar uno más autoritario. Aunque no caiga bien al público general (como en el cómic) y su carácter sea bastante deprimente, así debe ser para emprender la travesía que tiene por delante a lo largo de la serie. Es más, lo complejo de encarnar a Morfeo es, precisamente, limitar las expresiones lo máximo posible para transmitir su semblante.
Quizá el personaje que más cambios ha vivido es el interpretado por Vivienne Acheampong como Lucienne. La bibliotecaria del Sueño es uno de mis personajes favoritos del cómic y muchas veces, junto al cuervo Matthew, la conciencia de Morfeo. Pienso que quizá, como a Caín y Abel, le faltan más minutos, pero entiendo que son personajes que se desarrollarán en el futuro e incluso puede que más que en el cómic.
#Sandman demuestra que es posible que un sueño inalcanzable se cumpla: el de hacer que uno de los grandes cómics sea adaptado. Share on XMonstruos
Uno de los principales antagonistas es el encarnado por Boyd Holbrook, que logra crear un Corintio perturbador y carismático; como en el cómic, tiene un final algo raudo, pero juega bien su papel. El Corintio es el personaje que se rebela ante su padre y pretende crear su propio abismo al creer que los despiertos sirven a los sueños y no al revés. Es curioso cómo puede caerte bien un psicópata con dientes en vez de ojos.
Al hablar de hijos rebeldes, tenemos que hablar del epítome de este tropo, que no es otro que Lucifer. En el cómic tenía el rostro de David Bowie y en la serie el de Gwendoline Christie (Juego de Tronos), que nos puede evocar al Gabriel de Tilda Swinton en Constantine (quizá uno de los pocos aciertos de esa adaptación. Christie lo hace fantásticamente, mostrando odio, vulnerabilidad y un aire maquiavélico, y tendrá muchísimo más protagonismo en la siguiente temporada.
Tan escabroso como el Corintio y tan manipulador como Lucifer resulta David Thewlis como John Dee. Si bien creo que hay una escena cuyo cambio no me convence en la serie (aunque creo que es una semilla que dará sus frutos en futuras temporadas), el resto (con 24 horas como súmmun) con Dee es perfecto.
Dentro y fuera del Sueño
Es curioso que haya un «movimiento» de idiotas (es que no tienen ni idea) que dice que Sandman se ha estropeado por volverse woke, cuando, en realidad, Sandman siempre tuvo ideas progresistas. Hablan de que Deseo sea un personaje no binario o de que Kirby Howell-Baptiste, una actriz negra, sea Muerte cuando en el propio cómic se decía que Deseo era el epítome de la belleza masculina y femenina, y el propio Morfeo tenía una encarnación negra. Gaiman tocó muchísimos temas como el colectivo trans en el cómic original. Sandman siempre ha sido progresista y no sé ni siquiera por qué la gente que critica esto en la serie comprendió el cómic o vive de leerse resúmenes de la Wikipedia.
Me ha gustado mucho la aparición de la empática Muerte de Kirby Howell-Baptiste y espero que aprovechen a la actriz para una adaptación de Muerte: el alto coste de la vida, que fue la primera miniserie que leí de Sandman.
Por su parte, Mason Alexander Park me causa las mismas sensaciones que me causaba Deseo en el cómic y muestra el cariño que se ha puesto a la hora de trasladar a los personajes a la pequeña pantalla.
Aunque con un papel menor, me ha complacido reencontrarme con la Clara de Doctor Who: Jenna Coleman interpreta a la antepasada de John Constantine, Johanna, y a su vez una nueva versión del personaje. Y lo hace fantásticamente.
Hubiera preferido que el personaje de Gilbert (inspirado en Chesterton) apareciese algún capítulo más, ya que Stephen Fry está fantástico como siempre, pero entiendo que el reparto es bastante coral y debía haber tiempo para otros personajes: Vanessa Samunyai como Rose Walker, Patton Oswalt como Matthew, Charles Dance como Roderick Burgess…
Creación de Sandman
Los efectos especiales juegan un papel importante en la trama, no como algo abrumador que devore todo lo demás, sino como un elemento que ayuda a construir el Sueño. Era muy difícil adaptar muchas de las viñetas del cómic.
Como medios distintos, es muy difícil lograr en la pequeña pantalla lo que puede lograr un cómic en una viñeta donde no hay ningún límite de presupuesto. Pienso que han intentado ponerle todo el cariño del tebeo a la versión de Netflix.
Cuando me gusta el diseño de producción de alguna película o serie que veo, suelo preguntar a continuación por el libro de arte y eso me ha ocurrido con esta serie que, por suerte, y a diferencia de The Umbrella Academy, no siente vergüenza de sus orígenes.
Todo ello está vinculado a la trama y lo prefiero así: nunca he soportado que los efectos especiales desborden la historia. De ahí que el sexto capítulo, con aspectos más sencillos, pero que une dos de mis cómics favoritos, como es El sonido de sus alas y Hombres de fortuna, me parezca perfecto a la hora de captar los sentimientos que captaba el cómic.
Miedos reales y ficticios
Puede que en algunos momentos, la serie se quede un poco más «suave» de lo que es el cómic y la dirección podría haber realzado más algún segmento, pero considero que esta adaptación es un triunfo porque conserva el mensaje.
Sandman logra indagar en el deseo de la inmortalidad, en el infierno, en la enfermedad, en la pérdida, en la muerte, en convenciones de asesinos en serie, en el adiós a seres queridos, etc.
A través de sus diez capítulos, podemos atisbar toda esa galería de horrores y maravillas con las que Gaiman nos mostraba que puede haber más de un mundo en nuestro mundo. Por ejemplo, en el capítulo cinco, podemos sentirnos dentro de una pesadilla, para en el sexto, abrazar lo que significa la vida.
Se percibe el amor que Gaiman ha puesto en esta producción y ahora nos queda por ver cómo adapta futuros arcos como Estación de nieblas. Por supuesto, me pregunta qué tal irá con los números en solitario, como Sueño en una noche de verano. Después de ver las labores de Gaiman en Buenos presagios, no me extraña que lo consiga.
Esperanza
Durante el duelo entre Lucifer y Morfeo, el protagonista logra dar una respuesta que desmorona a la Estrella del Alba y lo hace con el corazón que representa todo Sandman: la muerte y renacimiento de los personajes.
Si bien puede que algo de la magia original se pierda, no es así con el mensaje de la obra y en los tiempos que vivimos, quizá sea más que bien recibido el mensaje de que todavía merece la pena seguir adelante.
También se agradece que la propuesta argumental y estética se distinga de la mayoría de las producciones del fantástico actual, que han caído en otros manierismos que hacen que todas parezcan lo mismo.
Son motivos por los que destacar Sandman dentro del panorama fantástico y lo mejor es la sensación de que la serie irá in crescendo.
Un último regalo
El 19 de agosto, dos semanas después de su estreno, los espectadores soñaron a la vez que existía un capítulo más de Sandman y así fue cómo apareció el inesperado capítulo once.
El sueño de un millar de gatos
Dividido en dos partes, la primera trata sobre El sueño de un millar de gatos y Calíope, dos de las historias cortas más celebradas de Sandman. Todo lector del cómic sabe que entre los arcos solía haber alguna historia corta, sin aparente conexión con el resto de la obra, que extendía el lore o desarrollaba otros elementos.
El sueño de un millar de gatos relata cómo una pequeña felina escapa de su casa en la noche para ir al cementerio. Allí se reúnen todos los gatos del vecindario porque llega una especie de gata profeta que les contará su historia sobre cómo descubrió lo que les pasó a los suyos.
Conservando el toque de Los gatos de Ulthar de H. P. Lovecraft, El sueño de un millar de gatos es una historia conmovedora y en el formato de la animación (mezclando 2D y 3D) consigue transmitir toda la desolación, tristeza, fascinación y magia de la historia original de Gaiman. Atentos, además, al reparto que incluye las voces de James McAvoy, David Tennant y Michael Sheen entre otros habituales de las adaptaciones de Gaiman.
Calíope
¿De dónde sacan los escritores sus historias? Con esta pregunta empieza este relato sobre Richard Maddoc, un novelista que sufre un bloqueo tras el éxito de su primera novela. Para escapar de esta situación, acude a un autor anciano, Erasmus Fry (interpretado por el gran Derek Jacobi). En el pasado, logró un modo de obtener grandes obras: secuestrar a la musa Calíope (Melissanthi Mahut). Fry le cederá a la musa a cambio de una petición.
Calíope, aún sin poseer la oscuridad y la dureza del cómic, extiende varios de los pasajes para desarrollar la caída en picado del escritor Richard Madoc, encarnado por un estupendo Arthur Darvill (conocido por Doctor Who).
De nuevo, un lúgubre regreso de la mejor fantasía oscura que, como su cómic original, me evoca a un Gaiman que tiene mucho en común con el Clive Barker de Libros de sangre.
Con este capítulo sorpresa de Sandman, tenemos la confirmación de que Sandman es una serie única. Ninguna otra enfoca del mismo modo temas como la creación, los sueños, la vida, la muerte… y estamos de enhorabuena.
Conclusiones
The Sandman siempre ha sido un cómic muy difícil de trasladar a otros formatos. Si bien las versiones de Audible demostraban que ya era posible, la adaptación en formato de serie ha sido otro acierto.
Ahora esperemos que se confirme pronto una segunda temporada y no caiga en el terreno de las cancelaciones al que Netflix (y parece que ahora Warner) nos tiene tan acostumbrados. Me deja más tranquilo ver todo lo que han sembrado en los primeros capítulos de cara a futuras temporadas, como puede ser la aparición de las Benévolas, Shakespeare o Daniel.
Mientras, y aunque suene a cliché, por cómo nos recuerda la importancia de nuestras vidas y nuestros sueños (¿acaso no son lo mismo?), podemos decir que sí: Sandman es un sueño hecho realidad y aguardamos seguir soñando durante mucho tiempo con ella.
Tráiler de Sandman:
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